Cap�tulo tercero: EL COMITE REGIONAL ACTUA parte 13 de 16
Mi interlocutor callaba, pensaba en qu� decir, es posible que resumiera mentalmente todo lo que sab�a. Algo as� como dentro de un minuto contest�:
— Camarada Fi�dorov, me parece que no tendr�a que hacerme estas preguntas. Todo lo que s� es a trav�s de otros camaradas. En los guerrilleros todo est� a la vista, mientras que en la clandestinidad las cosas son de otra manera. S� que tenemos una m�quina de escribir, a lo mejor dos. Tambi�n s� que tenemos una radio, porque yo mismo he ido a pegar los pasquines con informaciones frescas del Bur� Sovi�tico de Informaci�n. Tambi�n estoy enterado de que tenemos un grupo de sabotaje, y en el trayecto Nezhin — Kiev no hace mucho explot� un tren. Estoy pr�cticamente convencido de que es obra de nuestros chicos. Pero no puedo informarle de eso oficialmente. Yo respondo de mis actos, �no es cierto? Mire, por ejemplo, Shura Lopotetski, de nuestro grupo, una vez le pregunt� d�nde se hab�a metido tres d�as enteros. Y �l me contest� que a la siguiente vez que le hiciera una pregunta as�, se lo dir�a a Y�kov Petr�vich. "�Pero, como es la primera vez, toma! —y me dio en la oreja. �Qu� le iba a decir yo?, ten�a raz�n. �Qu� le parece, camarada Fi�dorov?
— O sea que si te hago otra pregunta, �me vas a dar en la oreja?
— No, que va, camarada Fi�dorov, porque es usted el secretario del Comit� Regional del Partido...
All� acab� mi conversaci�n con el muchacho que acompa�aba a Z�sserman. No me enter� mucho por �l de la organizaci�n de Nezhin, pero pronto llegar�a al destacamento regional. All� Z�sserman me contar�a con m�s detalle. Sin embargo, aunque sea por los datos dispersos que recib�, me dio la impresi�n de que en Nezhin en la direcci�n de la organizaci�n clandestina del komsomol hab�a gente seria y activa. Y el propio Y�kov Batiuk, al parecer, era una persona fuera de serie.
En la reuni�n general del destacamento de Ichnia le� la carta de Z�sserman y cont� algo de Batiuk. Esto produjo una gran impresi�n. A alguno de los jefes del destacamento no les fue muy agradable escuchar el que "el ciego Yasha Batiuk y sus komsomoles trabajan m�s y con mayor audacia que la direcci�n de aqu�".
* * *
La situaci�n que exist�a entonces en el destacamento de Ichnia se explicaba porque, tanto en este destacamento como en otros muchos, los hombres estaban a�n buscando el camino acertado.
No eran solamente Z�sserman ni su camarada de Nezhin los que se sent�an nerviosos. Hab�a en el destacamento un soldado del Ej�rcito Rojo, evadido de un campo de prisioneros; se llamaba, no recuerdo ahora si era su nombre o un apodo, G�lod*. Era un muchacho muy bullanguero, impaciente y audaz.
— �Qu� hacemos aqu� perdiendo el tiempo en hacer instrucci�n, cuadrarse y comer gachas? —gritaba—. �De morir, morir con m�sica! �Ya que nos decimos guerrilleros, debemos pelear y armar trifulca!
Perten�c�a a lo que pudi�ramos llamar el grupo m�s extremo, constituido por unos muchachos que ansiaban una vida "libre". Se imaginaban la vida guerrillera exenta de preocupaciones, siempre la aventura y el asalto, y despu�s �viva la alegr�a! Estaban enterados de que Dneprovski y yo hab�amos asistido a la reuni�n de los st�rostas. Por esa raz�n G�lod pensaba que yo era partidario de esa tendencia insensata. Vino a mi para quejarse del jefe y del comisario.
— No hacemos m�s que instrucci�n...
Hab�a otro grupo de tendencia opuesta, partidario de esperar,' de reunir fuerzas, prepararse, estudiar con atenci�n al enemigo y despu�s, en la medida de lo posible, atacarlo. El grupo partidario de este punto de vista no estaba encabezado por nadie, pero era numeroso. El mando, Sichov y el comisario Gorbati no estaban ni con unos ni con otros y hac�an equilibrios entre los dos extremos. En esos roces internos, discusiones y m�tines gast�base much�simo tiempo.
El mando no ten�a un plan de acci�n determinado. Nadie pod�a contestar a preguntas como �stas: �D�nde y cu�ndo atacar? �Cu�l era el punto m�s d�bil del enemigo? �En qu� aldea contaban los guerrilleros con el m�ximo apoyo? El enlace con los campesinos estaba organizado; en casi todas las localidades hab�a gente de confianza, pero el papel de esta gente era pasivo. Recib�an al enlace del destacamento, le daban de comer y le ofrec�an una cama. Todo lo m�s, le contaban cu�ndo hab�an pasado los alemanes. Pero no hac�an ning�n trabajo de agitaci�n ni propaganda: ni siquiera se ocupaban de explorar debidamente los alrededores.
El mando del destacamento de Ichnia no comprend�a tampoco que su grupo guerrillero de distrito era una parte del gran ej�rcito clandestino; que era preciso organizar un enlace cotidiano con los destacamentos vecinos, con el Estado Mayor Regional, que era necesario concertar los planes de com�n acuerdo.
El destacamento, por cierto, s�lo llevaba dos meses constituido y algo ten�a en su haber: hab�a liquidado tres puestos enemigos, ejecutado a varios traidores y minado la carretera. El destacamento hab�a prestado ayuda a seis soldados rojos fugitivos del cautiverio, que se incorporaron a la guerrilla. El propio hecho de su existencia ten�a importancia. Al mando no le faltaba raz�n cuando dec�a que se precisaba bastante tiempo para organizar el destacamento.
A pesar de todo, el destacamento de Ichnia parec�a m�s bien un refugio, y en el mejor de los casos, un grupo de gente que se limitaba a defenderse del enemigo. Era evidente que el mando hab�a prolongado demasiado el per�odo organizativo. Ya era hora de corregir esta situaci�n. En el destacamento hab�a muchos que lo comprend�an as� y esperaban de nosotros, en particular de m� como dirigente, medidas decisivas. Nuestra presencia anim� mucho a la gente: sintieron que el destacamento no estaba solo.
Al otro d�a, se ley� la siguiente orden ante los guerrilleros formados.
Orden
DEL ESTADO MAYOR REGIONAL
DE DIRECCION DEL MOVIMIENTO GUERRILLERO
DE LA REGION DE CHERNIGOV
(bosque de Ombishi)
9 de noviembre de 1941El Estado Mayor Regional del movimiento guerrillero se�ala que el mando del destacamento de Ichnia —jefe del destacamento camarada P.P. Sichov, comisario camarada V.D. Gorbati, secretario del Comit� de Distrito del Partido Comunista (bolchevique) de Ucrania camarada Popk�— ha realizado un buen trabajo de organizaci�n, creando un s�lido armaz�n del destacamento guerrillero para llevar a cabo efectivas acciones militares contra los invasores germano-fascistas. Pero la direcci�n del destacamento guerrillero no ha utilizado todav�a estas posibilidades, no ha desplegado un amplio trabajo de partido y pol�tico entre la poblaci�n, no ha procurado atraer al destacamento guerrillero a los mejores hombres ni ha organizado un buen servicio de exploraci�n; el destacamento no sostiene una amplia lucha implacable contra los invasores germano-fascistas, no ha tomado la iniciativa en sus manos en la lucha contra los invasores, no ha respondido al terror, desencadenado por los fascistas y sus agentes, con el terror rojo y potentes golpes contra los invasores alemanes que han asesinado ya en el distrito de Ichnia a decenas de personas inocentes: al delegado pol�tico camarada Yaroshenko en la aldea de Buromka, a un koljosiano en la aldea de R�zhnovka y a un soldado del Ej�rcito Rojo en la aldea de Zaudaika.
El Estado Mayor Regional del movimiento guerrillero o r d e n a al mando del destacamento guerrillero de Ichnia:
Inutilizar inmediatamente el ferrocarril de K�ev — Bajmach, volar el puente ferroviario entre Kruti y Pliski, provocar continuos descarrilamientos de los trenes alemanes, destruir autos, dep�sitos de armas, municiones, exterminar a los alemanes y a sus agentes. Exterminar a los destacamentos alemanes acantonados en lchnia, Par�fievka, Kruti.
Destruir los registros donde figuran los comunistas. Suprimir al st�rosta de la aldea de Zaudaika y a los nacionalistas ucranianos. Celebrar, en el t�rmino de diez d�as, reuniones con los comunistas guerrilleros, planteando las tareas de lucha contra los invasores alemanes.
Desplegar, inmediatamente y con toda amplitud, el trabajo de reclutamiento de los mejores hombres para el destacamento guerrillero.
Organizar un servicio de exploraci�n sistem�tico y profundo y el enlace con cada aldea del distrito y con los distritos vecinos, para lo cual conviene tener en el destacamento a dos mujeres-enlaces y utilizar para ello tambi�n, si es posible, a un muchacho y a un viejo. Disponer en cada aldea de dos o tres personas para el trabajo de reconocimiento y enlace, para saber cada d�a y cada hora lo que ocurre en las aldeas y en el distrito. Cada guerrillero es ejecutor de las directivas del Partido y del Gobierno, por consiguiente debe realizar un trabajo pol�tico de masas entre la poblaci�n; el guerrillero debe preocuparse por los intereses materiales de los trabajadores, debe defenderles y ayudarles en este aspecto.
Para asegurar el cumplimiento de todas estas medidas, el destacamento debe desfilar sistem�ticamente, en orden de combate, por las aldeas del distrito y, en caso necesario, por otros distritos, realizando al mismo tiempo todas las tareas que tiene encomendadas: liquidaci�n de todos los elementos hostiles, destrucci�n de las bases del enemigo, puentes, trenes, autos, etc., trabajo pol�tico de masas entre la poblaci�n, ayuda material a los trabajadores. para que �stos la perciban pr�cticamente, etc.
La regla fundamental del trabajo del guerrillero debe ser el cumplimiento de las misiones de combate simult�neamente con el trabajo de educaci�n pol�tica entre la poblaci�n: elevaci�n del nivel ideol�gico y pol�tico de los guerrilleros, estrecho enlace y amplia ayuda a la poblaci�n y lucha implacable en todas partes contra los invasores alemanes.
Del cumplimiento de dicha orden informar al Estado Mayor Regional de direcci�n del movimiento guerrillero de la regi�n de Chern�gov.
El Jefe del Estado Mayor Regional de
direcci�n del movimiento guerrillero de
la regi�n de Chern�gov
Fiodor OrlovGrisha, el guarda, nos trajo una noticia: la secretaria de Guz se hab�a escapado. El mismo la hab�a visto, incluso hab�a hablado con ella. Al principio no quisimos ni escucharle. �Vaya una cosa importante! �Una muchacha empolvada y metidita en carnes hab�a abandonado al suplente del burgomaestre! �A nosotros qu� nos importaba? Pero la historia result� ser digna de atenci�n. La muchacha no se hab�a ido, se hab�a fugado. Hab�a sido v�ctima de un chantaje. Grisha no se enter� bien, si era su padre quien hab�a sido comunista y funcionario responsable de los Soviets o si ella misma, antes de la guerra, hab�a sido una komsomol activa. Las vecinas que hab�an recogido a la muchacha llamaron a Grisha. Ella, hecha un mar de l�grimas, hablaba mucho y confusamente, ocultando, sin duda, bastantes cosas. Sus l�grimas eran sinceras: as�, por lo menos, le pareci� a Grisha. Guz hab�a sido maestro en la escuela donde la muchacha estudiara. Cuando llegaron los alemanes, Guz la llam� y le propuso trabajar en el ayuntamiento. La muchacha intent� negarse, entonces �l la amenaz� con delatarla, y la muchacha, asustada, acept�. Al ver cu�n viles eran los alemanes y sus secuaces, su temor se convirti� en p�nico. Adem�s, result� que Guz la "amaba".
— No puedo, no puedo, prefiero ahogarme que seguir all� con ellos. Escondedme de ellos, por favor, escondedme.
La muchacha quer�a comunicar a los guerrilleros que Guz pasar�a a la ma�ana siguiente por el camino de Priputni — lchnia.
— Matadle, detenedle —dec�a la muchacha—. Yo misma lo har�a, pero soy d�bil. Vosotros no me cre�is, lo s�: soy una malvada, una traidora. Pero ya ver�is c�mo no miento. Comprobadlo y juzgadme despu�s, haced conmigo lo que quer�is, ahorcadme, fusiladme...
Aquello pod�a ser una provocaci�n; los alemanes pod�an haber enviado intencionadamente a la joven. Me puse a recordar su conducta durante la reuni�n de los st�rostas en la escuela. Record� que la muchacha dibujaba algo y que adem�s, al principio de la reuni�n, cuando Guz hablaba con nosotros sobre "temas generales", cont�ndonos c�mo ser�a Ucrania bajo la protecci�n alemana, la joven le hab�a preguntado:
— �C�mo se organizar� la instrucci�n superior de las mujeres?
Guz se volvi� hacia ella todo rojo y babeante, vociferando:
— �Bastante lata hab�is dado ya! �Qu� instrucci�n femenina ni qu� ocho cuartos! �El marido, los chicos y la cocina! Terminar�is la escuela primaria y, adem�s, clases culinarias y de costura.
La secretaria se esforz� entonces por sonre�r, pero no fue una sonrisa, sino una mueca tan lastimera y servil que produc�a asco mirarla. �Y un ser como aqu�l se hab�a rebelado?
Preguntamos a Grisha:
— �Por qu� no la has tra�do? Aqu� ver�amos de qu� p�jaro se trata.
— Ella ten�a miedo de venir y era arriesgado traerla por la fuerza, pod�a gritar...
Examinamos los "pro" y los "contra" y decidimos, aun con el riesgo de que fuera una provocaci�n, montar vigilancia en el camino y ocultar en el bosque vecino a un grupo bien armado.
A la ma�ana siguiente el teniente Glat, el soldado G�lod y tres guerrilleros con sus autom�ticos se tiraron cuatro horas seguidas tumbados en la tierra helada al borde del camino. Guz no pas�, pero tampoco apareci� ning�n destacamento alem�n.
El final de esta historia lo supe mucho m�s tarde. Entonces est�bamos furiosos con Grisha, le insult�bamos: "�Papanatas, te lo crees todo! " A Grisha se le critic� con dureza, pero injustamente.
Cuando Guz descubri� la fuga de su secretaria, organiz� su captura en todas las aldeas vecinas, y por este motivo permaneci� unos d�as m�s en el distrito... Pero la gente que hab�a decidido ayudar a la muchacha era m�s fuerte y leal que los miserables ayudantes de Guz. La muchacha logr� ocultarse. Un mes m�s tarde lleg� primero al destacamento de lchnia, y despu�s al regional. Guz no escap� a la venganza popular... Pero esto pertenece a la historia posterior.
Nuestro grupo del Comit� Regional permaneci� en el destacamento tres d�as. Descansamos, nos pusimos ropa limpia, y, por fin, obtuve unas botas y pude despedirme de mis zapatones de un mismo pie. Las ca�as de las botas eran tan estrechas que no entraban bien en la pantorrilla y los pantalones hechos en L�sovie Sor�chintsi colgaban encima de ellas. Me afeit� la barba, pero me dej� el bigote. Cuando Nadia Beli�vskaia me vio, observ� con desagrado que parec�a un kulak. Pero �ste era un disfraz c�modo. Ten�amos que recorrer cien kil�metros m�s hasta llegar al dispositivo del destacamento regional.
Se unieron a nuestro grupo Step�n Max�movich Sh�plik, poeta guerrillero, y el joven guerrillero Vasia Poiarko. Dos combatientes armados con autom�ticos deb�an guiamos hasta el r�o Diesn�.
*G�lod: hambre en ruso. (N. del Trad.)
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