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Schafik Jorge Handal

Partido Comunista y guerra revolucionaria

 

 

III.

FACTORES DE BLOQUEO QUE IMPIDIERON AL PCS DAR EL SALTO A LA LUCHA ARMADA

 

1. LA LUCHA ARMADA: UN SALTO EN EL VAC�O

Aqu�lla fue una jornada muy importante. En el curso de esa jornada, o d�as despu�s, la Comisi�n Pol�tica, haciendo un balance, consider� que los acontecimientos confirmaban sus previsiones y orientaciones respecto al agotamiento para las masas de la v�a electoral y adopt� la decisi�n de ir hacia la lucha armada. Este rumbo se plante� en un documento aprobado por la Comisi�n Pol�tica que, sin embargo, conten�a tambi�n vacilaciones. Hab�a all� unos cuantos �peros� comprometidos con la inercia, en cuya base estaba lo que podr�amos llamar un problema sicol�gico. Era como saltar en el vac�o. �Hacia d�nde �bamos a saltar? �C�mo �bamos a proseguir?

Lo que ten�amos planteado era pasar a formas superiores de lucha, ir a la lucha armada, pero no ya en el marco de acontecimientos breves, no dentro de un esquema insurreccional inmediatista. No s� si me explico... Se abr�a todo un per�odo de lucha armada para el cual no nos sent�amos suficientemente preparados. Una gran proporci�n de nuestro trabajo era abierto y ten�amos muchos cuadros expuestos a la represi�n asesina; de ah� las vacilaciones, la sensaci�n de salto en el vac�o, la interrogante de c�mo proseguir.

Inicialmente la idea que tuvimos fue seguir con acciones armadas. Esa fue la primera decisi�n que se tom�. Ya ten�amos cierta capacidad de acci�n armada demostrada en la calle y pensamos que deb�amos pasar a realizar acciones m�s importantes. Decidimos destruir un puente grande, el que est� sobre el r�o Jiboa en la carretera de San Salvador a Zacatecoluca. Esta acci�n empez� a ser preparada, la gente estaba muy entusiasmada, me refiero a los compa�eros de la Comisi�n Militar, pero luego dimos la contraorden.

��Y por qu� se dio esa contraorden?

�Por considerar que deb�amos prepararnos mejor, que hab�a que hacer una reorganizaci�n profunda de la vida del Partido y, en cierta medida tambi�n porque pensamos que eso podr�a llevarnos a una l�nea aventurera de acciones separadas de las masas. Se abri� as� un espacio para que la inercia y las dudas se enraizaran. Esto fue lo que estuvo en el fondo de la falta de avance real en el terreno de la lucha armada durante el per�odo que va desde comienzos de marzo de l977 a finales de 1978, cuando se reabre la discusi�n en el curso de la preparaci�n del VII Congreso del Partido.

�Ese movimiento de masas en ascenso que se produce inmediatamente despu�s del fraude de 1977, �por qu� se detiene?, �a trav�s de la represi�n?.

�Las cosas ocurrieron de la siguiente manera: cuando el ej�rcito decide por fin invadir el 28 de febrero la Plaza Libertad, realiza all� una masacre. Hace numerosas capturas y despliega la represi�n en los d�as posteriores. El ataque a la multitud en la plaza ocurri� en la madrugada y, pocas horas despu�s, ya en la ma�ana, grupos numerosos de trabajadores, de gente del pueblo en general, deambulaban en las calles del centro de San Salvador, buscando orientaci�n, dispuestos a actuar combativamente aunque la ciudad estaba militarizada. Compa�eros de la Juventud Comunista y, en algunos casos, del Partido, siguiendo la l�nea que se hab�a trazado, decidieron orientar a la gente a realizar acciones de violencia. Estas se desataron durante todo ese d�a y el d�a siguiente, enfrent�ndose a las balaceras que les lanzaban los soldados y polic�as.

As�, por ejemplo, las masas asaltaron las oficinas y talleres de la Prensa Gr�fica, el peri�dico que hab�a mantenido una posici�n m�s reaccionaria y casi las destruyeron. Asimismo, en las calles fueron quemados muchos autom�viles del gobierno y se hicieron barricadas de fuego con ellos.

Todas estas acciones fueron dirigidas por nuestros compa�eros.

Despu�s de esos dos d�as, vino un radical decaimiento de la presencia combativa de las masas en la calle. Fue entonces que tomamos la decisi�n aquella de volar el puente y seguir adelante con las acciones armadas que buscaban dar un nuevo impulso a las masas e ir de nuevo a la huelga general y la acci�n insurreccional. Al momento de ser asaltada la Plaza Libertad por el ej�rcito, est�bamos preparando el segundo intento de huelga general. La plaza era de hecho el punto de concentraci�n de los huelguistas y de all� sal�an los activistas nuestros, junto con los nuevos que se iban incorporando, a cumplir misiones organizativas de la huelga a cualquier parte de la ciudad o del interior del pa�s. Pero la masacre contra los ocupantes de la plaza desorganiz� esos preparativos m�s profundamente de lo que pens�bamos y no fue posible recuperar el nivel de movilizaci�n alcanzado anteriormente. Pens�bamos en aquel momento que las acciones armadas iban a llamar la atenci�n de las masas, a estimularlas y mostrarles el camino, pero nos entr� la duda, un poco motivada por el repliegue de las masas de las calles y la imposibilidad de realizar la segunda huelga, y se dio la contraorden a que me refer� antes.

��Las vacilaciones se dan en la direcci�n del Partido?

�S�, en la direcci�n del Partido, incluido yo. Decidimos tomar el camino de �prepararnos mejor�, como te dije antes. La experiencia demostr� despu�s que, para algunos de nosotros, esto significaba una cosa y para otros otra distinta.

 

2. LA INERCIA DE LOS VIEJOS TIEMPOS.

Poco a poco, en el curso de los meses siguientes, se fue entronizando m�s la continuidad de la inercia de los viejos tiempos, que el trabajo por preparar un plan serio de acciones armadas, hasta llegar a un momento en que aquella situaci�n casi provoc� una crisis. En la Juventud Comunista y en parte de la base del Partido hab�a descontento. Surg�an interrogantes y argumentos: ��Por qu� se ha detenido el impulso hacia el viraje?� �Nosotros estamos tratando de organizar los GAR, pero �stos no se consolidan ni desarrollan sin acci�n�. �Reunirse una y otra vez con la gente para darles s�lo teor�a no es lo que se necesita, ni lo que quieren los nuevos compa�eros que se organizan�.

En realidad, de todas aquellas misiones que los GAR deb�an cumplir, de las que antes te habl�, s�lo hab�an quedado en pie la educaci�n pol�tica y la instrucci�n elemental para la acci�n armada, pero sin llevar a la pr�ctica combativa los conocimientos adquiridos. Mucha gente que estuvo organizada con nosotros se fue hacia las otras organizaciones revolucionarias las cuales, con mucho acierto, s� multiplicaron sus acciones: incrementaron las peque�as acciones armadas en la ciudad y el campo, lo mismo que la propaganda armada, desplegaron la autodefensa armada durante las manifestaciones y las huelgas. Inventada por las masas, surgi� la modalidad de realizar huelgas con captura de los ejecutivos de las empresas para anular el m�todo de los cuerpos represivos de asaltar y masacrar a los huelguistas; de este modo, los trabajadores impon�an, adem�s, la negociaci�n del conflicto dentro del edificio tomado por ellos.

Todo esto pertenece al per�odo posterior al agotamiento del proceso electoral y del intento insurreccional que nosotros realizamos.

��Y esta actitud vacilante los hizo perder militancia?

�S�, perdimos tambi�n militantes, aunque no muchos. Perdimos, sobre todo, gran parte de los simpatizantes que agrupamos en los GAR.

As� se desenvolvi� ese per�odo en el Partido. Por un lado, persist�a la tendencia conservadora a ver las cosas con ritmo lento, es decir, la tendencia organicista que planteaba que hab�a que formar m�s GAR, que ten�amos pocos, que no pod�amos lanzar m�s actividades, porque �stos hab�an disminuido. Esta tendencia no ve�a que la raz�n por la que hab�an disminuido era justamente la falta de acci�n. Por otro lado, pugnaba por abrirse paso la tendencia a dinamizar el viraje, que proven�a de la Juventud Comunista y de una buena parte de la base del Partido.

Esto es lo que determin� que se abriera la discusi�n y se hiciera la revisi�n de nuestra conducta en la aplicaci�n del viraje acordado en marzo de l977. Esta discusi�n en el seno de la Comisi�n Pol�tica condujo a su propia autocr�tica, lo que a su vez se tradujo en marcha real hacia el viraje, durante el proceso de preparaci�n del VII Congreso del Partido. Todo lo dem�s t� lo conoces.[7]

�Me dec�as que se hab�a eliminado del Partido a los cuadros con desviaciones burocr�ticas antes de la reuni�n del congreso...

�S�...

��Por qu� se eliminaron?

�Eso ocurri� particularmente en el frente sindical y era un problema que ven�a desenvolvi�ndose desde finales de los a�os sesenta. La desviaci�n burocr�tica fue uno de los problemas que m�s influy� en agudizar las contradicciones que condujeron al fraccionamiento del Partido en 1970.

El abandono, en marzo de 1970, de las filas del Partido por parte de la entonces fracci�n de izquierda encabezada por Carpio[8], trajo cierta consolidaci�n temporal de los cuadros dirigentes principales del frente sindical, que eran portadores del burocratismo y el economicismo; cuadros que hab�an ca�do en la corrupci�n, en el aprovechamiento de su posici�n para recibir prebendas personales. Te voy a exponer algunos ejemplos.

Despu�s de realizar una huelga con �xito, estos excompa�eros induc�an a la masa a darles un premio. Y como ellos ten�an prestigio como dirigentes que saben negociar los conflictos laborales, aparec�an en las asambleas algunas voces, concertadas previamente, proponiendo que los miembros del sindicato dieran una cuota extraordinaria para el compa�ero tal, �cuya gran capacidad y experiencia nos ayud� a triunfar y miren c�mo viste mal, no tiene el m�nimo de condiciones de vida, es justo que lo ayudemos y reconozcamos su labor, etc., etc.�

Otro ejemplo: en el enfrentamiento de la patronal con el movimiento sindical, aqu�lla aplicaba, como m�todo, el despido de los dirigentes sindicales que se destacaban, lo cual seg�n la ley estaba castigado con el pago de una indemnizaci�n muy alta �me refiero al asunto del fuero sindical�. Estos cuadros nuestros induc�an a los despedidos a no defender el fuero para recibir el dinero, eran montos importantes, y quedarse con �l. En el mejor de los casos le daban algo al sindicato. Todo eso se hac�a alegando que ese dinero �servir�a al movimiento sindical�.

Todo ello sin hablar de la malversaci�n directa de los fondos de las cajas de los sindicatos. Eso fue creando corrupci�n, borracheras... Fue originando entendimientos sobre la base de �mordidas� y aguardiente con los funcionarios del Ministerio del Trabajo, especialmente con los encargados legalmente de controlar la contabilidad de los sindicatos.

Estos dirigentes estaban muy aferrados a la legalidad y al economicismo. Se opon�an a todo lo que significara elevar la combatividad de los trabajadores, lo mismo que a toda acci�n de hecho, no legal. No hac�an una oposici�n abierta a las orientaciones del Partido, sino sorda y taimada. Hubo un tiempo en que casi toda la comisi�n sindical del Partido estuvo formada por esa gente.

Esta situaci�n hizo crisis en l97l, durante la segunda gran huelga de los maestros. Los maestros ten�an un gran prestigio y alrededor de su huelga se organiz� un apoyo de masas en gran escala en todo el pa�s. Pero este grupo de bur�cratas empez� a sostener que los obreros no deb�an hacer huelgas de solidaridad con los maestros, argumentando que hab�an transcurrido tres a�os desde su primera huelga, que hab�a sido apoyada por los obreros con una huelga general de solidaridad e incluso con la vida de dos de sus dirigentes y que, desde entonces, se hab�an dado muchas huelgas obreras, pero los maestros no se hab�an solidarizado con los obreros.

Es decir, un planteamiento sin principios y completamente despolitizado. Es cierto que los maestros no se sent�an todav�a incorporados como parte de las masas trabajadoras, no se desprend�an a�n de su mentalidad de capa media, ten�an a�n la pretensi�n de que eran �algo distinto�, algo aparte. Por ejemplo, ellos luchaban por tener su propio Seguro Social, separado del Instituto del Seguro Social general. Pero �sas eran las reivindicaciones que los mov�an y �sas fueron las banderas que, en definitiva, terminaron consolidando su organizaci�n y llev�ndolos a hacer una experiencia esclarecedora y concientizadora.

Nuestros principales cuadros sindicales de entonces tomaban ese pretexto y dec�an: �estos son se�oritos de la peque�a burgues�a, no quieren apoyar a la clase obrera�. As�, con pr�dicas obreristas, aparentemente muy �proletarias�, lo que hac�an era frenar la lucha.

Desde luego, que ellos no asum�an ante la Comisi�n Pol�tica esos argumentos como propios. Nos dec�an que eran opiniones de los trabajadores, de las bases sindicales.

La Comisi�n Pol�tica suspendi�, pero no disolvi� el funcionamiento de la comisi�n sindical. Debimos haberla reorganizado totalmente. La suspendimos y fuimos nosotros mismos, los miembros de la Comisi�n Pol�tica, a las asambleas de los sindicatos a organizar los paros. Y los trabaj adores apoyaron nuestros planteamientos.

Sin calar todav�a en el fondo de lo que estaba pasando, llamamos de nuevo a los miembros de la comisi�n sindical y les dijimos: �Ven, �estaban equivocados! Los obreros s� est�n dispuestos a movilizarse�. Ellos aparentaron comprender la lecci�n y volvimos a poner en sus manos la conducci�n de nuestro trabajo sindical.

La comisi�n sindical empez� a funcionar nuevamente, pero esta vez reforzada por 2 miembros de la Comisi�n Pol�tica �uno de origen obrero, pero que no era dirigente sindical, Rafael Agui�ada Carranza, y otro, obrero tambi�n, de seud�nimo Rodrigo que proven�a del movimiento sindical�, con la misi�n de reorientar y elevar la calidad de nuestro trabajo en ese frente.

A Rodrigo lo absorbi� el medio. Rafael, en cambio, dio una gran batalla ideol�gica. �Y mira c�mo las masas responden bien cuando se les plantean las cosas claramente! Vino el congreso anual de una de las federaciones m�s combativas del movimiento sindical salvadore�o, en el que se deb�a elegir su nueva directiva. Hab�amos decidido que ning�n miembro de nuestra Comisi�n Pol�tica deb�a aspirar a ocupar cargo en esa directiva, pero desafiando esa decisi�n, esa gente corrompida lanz� la candidatura de uno de ellos para Secretario General. La Comisi�n Pol�tica decidi� oponerle la candidatura de Rafael Agui�ada. Y �cu�l fue el resultado? Los trabaj adores le dieron la espalda a aquellos dirigentes oportunistas, a pesar de que algunos de ellos llevaban 20 a�os trabajando en los sindicatos, y eligieron al �reci�n llegado� como Secretario General. Fue un enfrentamiento ideol�gico p�blico y en�rgico. El dirigente oportunista obtuvo dos votos, s�lo dos delegaciones votaron por �l. El resto eligi� a Rafael Agui�ada, quien se destac� como dirigente, por su capacidad, su honestidad, su combatividad y sus esfuerzos por unificar al movimiento sindical. Eso fue lo que le cost� la vida.

��Eso fue en qu� a�o?

�En l971, cuando hizo crisis la conducci�n sindical partidaria, durante la huelga de los maestros. En l971 se realizaron las primeras expulsiones de las filas del Partido de los elementos oportunistas y continuaron en los a�os siguientes. El 26 de septiembre de l975 fue asesinado Rafael Agui�ada Carranza, quien en ese momento, adem�s de ser nuestro principal dirigente sindical, era tambi�n diputado elegido por la UNO.

Hubo dos de aquellos elementos oportunistas que se hicieron una autocr�tica, siguieron en el Partido y m�s adelante nos causaron da�o tambi�n. Casi invariablemente toda la gente de ese grupo se pas� al campo enemigo, algunos abiertamente.

3. ARGUMENTOS CONTRA LA LUCHA ARMADA DE CUADROS SINDICALES Y POL�TICOS.

��Cu�l era la situaci�n de la comisi�n sindical en relaci�n con los nuevos requerimientos que planteaba la lucha en 1977?

�Era una comisi�n sindical nueva. Te dec�a que de la anterior comisi�n hab�an quedado s�lo dos. En esta nueva comisi�n el problema era el conservadurismo en cuanto a las formas de lucha y el enfoque economicista que no fue superado a fondo. Es que en realidad, el medio sindical genera mentalidad economicista y reformista. Se necesita un esfuerzo constante de lucha ideol�gica y formaci�n te�rica hacia los cuadros sindicales para asegurar su calidad revolucionaria.

De una parte de estos cuadros del movimiento sindical, de una parte �no de todos� surg�an reclamos y cr�ticas contra los compa�eros de la juventud que estaban m�s lanzados. Los acusaban de �izquierdismo�, de �aventurerismo�. Pero eso no logr� tener eco importante en la direcci�n.

��Ellos argumentaban que eso pon�a en peligro la libertad sindical...?

�No, no, la libertad sindical propiamente no, sino que eso nos aislaba a los comunistas, que nos separaba de las masas, que las masas lo que quieren y entienden son las reivindicaciones econ�micas y no los planteamientos pol�ticos, ni las acciones violentas. Otro argumento que utilizaban, de tipo �obrerista�, era el de que aquellas modalidades de lucha de los j�venes comunistas eran propias m�s bien de los estudiantes, de la peque�a burgues�a, que no eran procedimientos propios de la clase obrera, etc., etc. En realidad, no eran s�lo estudiantes los militantes y cuadros de la JC que impulsaban de hecho el viraje, sino tambi�n hab�a militancia obrera y entre sus dirigentes, se destacaban cuadros obreros. Pero los que hac�an estos planteamientos no eran todos, sino algunos dirigentes sindicales y no los lanzaban de frente porque, a esas alturas, tales argumentos no ten�an gran impacto en la direcci�n.

Numerosos militantes y cuadros del Partido y los compa�eros de la Juventud Comunista trataban de dinamizar, de revolucionar el pensamiento y la acci�n de los trabajadores, promov�an y apoyaban sus manifestaciones de violencia revolucionaria, organizaban los GAR. Los cuadros conservadores se quejaban, no se opon�an abiertamente a la l�nea del viraje, pero alegaban �interferencias de los j�venes en su trabajo�, �falta de disciplina�, etc. Aunque, en realidad, detr�s de estas cr�ticas lo que exist�a era una posici�n ideol�gica.

Claro, cuando la discusi�n se profundiz�, el pensamiento de muchos compa�eros se reacondicion�, entendieron que realmente estaban equivocados y muchos reaccionaron bien. Otros se mantuvieron en sus posiciones. Aun hoy, no han terminado de limpiarse los remanentes de conservadurismo y economicismo.

Pero, te repito, en aquel momento no es que formaran una fracci�n para oponerse a las directrices que se estaban tomando, ni es que llegaran tampoco a oponerse en el congreso, cuando toda esta discusi�n culmin�, porque antes del congreso se hizo una discusi�n bastante larga, profunda y sistem�tica en todo el Partido.

Adem�s, entre nuestros dirigentes sindicales hab�a tambi�n un buen sector en posiciones revolucionarias.

��Y qu� pas� con el sector que trabajaba en el frente electoral?

�All� tambi�n se manifest� este mismo tipo de posiciones, criticando determinadas acciones de los j�venes. Te voy a dar un ejemplo. Vino el golpe de estado el l5 de octubre de l979 y la incorporaci�n de los Partidos democr�tico-progresistas y de nosotros en la Junta surgida del mismo. Pero la represi�n continu� ejerci�ndose contra el movimiento popular, incluso se increment�. Era el inicio de una nueva situaci�n revolucionaria en r�pido proceso de maduraci�n. Las masas de nuevo se lanzaban a las calles a desafiar la represi�n, cada manifestaci�n terminaba en enfrentamiento con las fuerzas represivas dejando muertos y heridos, los que �al d�a siguiente� eran enterrados con nuevas manifestaciones combativas, que de nuevo eran reprimidas. En ese marco la Juventud Comunista organiz�, por instrucci�n de la direcci�n del Partido, acciones de calle contra la represi�n, incluyendo la toma de una de las plazas principales frente al Teatro Nacional, la Plaza Moraz�n. All� se situaron nuestros j�venes, montaron tiendas de campa�a y convirtieron aquello en un centro de agitaci�n permanente, demandando el cese de la represi�n, el esclarecimiento de los desaparecimientos, de los cr�menes de la dictadura, etc. Entonces surgi� entre algunos de nuestros dirigentes y cuadros del frente pol�tico electoral el rechazo y la exigencia de que deb�an desmontarse esas tiendas agitativas.

Otro ejemplo fue el de algunas tomas de empresas por los huelguistas, con retenci�n de los due�os o gerentes, en que participaban los j�venes y los cuadros sindicales m�s avanzados. Estas acciones ocasionaban la protesta de los cuadros conservadores. Claro, en la direcci�n esas protestas y exigencias fueron rechazadas.

En la misma incorporaci�n a esa Junta de Gobierno[9] existi� una expresi�n de esos remanentes. Fue un hecho que pudo significar retroceso y la conversi�n del Partido en una pieza del engranaje de la dominaci�n imperialista y de la sanguinaria dictadura militar reaccionaria.

Los mismos remanentes se manifestaron tambi�n en las vacilaciones de algunos compa�eros para romper ese curso y salirnos del gobierno de la Junta. Como ya te dije, la represi�n continu� y se hizo m�s sangrienta despu�s del golpe de estado del 15 de octubre y con ello se agudiz� el enfrentamiento de los sectores democr�ticos incorporados a la Junta con los jefes militares y la situaci�n se volvi� insostenible. Si nos qued�bamos en el gobierno, le har�amos el juego a los fascistas y al imperialismo y llegar�amos a enfrentarnos con el movimiento popular, traicionando la causa revolucionaria de los trabajadores y de todo el pueblo.

El rumbo que tom� entonces la direcci�n fue el de enarbolar, con las masas en la calle, una plataforma en la que en primer lugar figuraba el cese de la represi�n, el esclarecimiento de los cr�menes, el castigo de los asesinos, la cuesti�n de los desaparecidos. Planteamos que de continuar la represi�n nosotros abandonar�amos la Junta. Y as� lo hicimos. No se trataba s�lo de salirnos nosotros, como para lavarnos las manos y quedar tranquilos, sino que se traz� la l�nea de contribuir a que se retiraran tambi�n todas las otras fuerzas democr�ticas comprometidas en aquel gobierno. En la ejecuci�n de esta l�nea, que trazamos claramente, tambi�n hubo ciertas vacilaciones de parte de algunos cuadros. Pero la situaci�n se agrav� tanto que no dej� espacio para discusiones ni vacilaciones y, en definitiva, la decisi�n de retirarnos del gobierno se cumpli� un�nimemente.

En aquel mismo momento (diciembre de 1979), ten�a lugar el primer acuerdo unificador de las fuerzas revolucionarias que agrup� a tres organizaciones: FPL, RN y PCS y dio origen a la formaci�n de la Coordinadora Pol�tico Militar. Fue este el primer paso del proceso unitario que culminar�a durante l980, con la unificaci�n de las cinco organizaciones existentes y la fundaci�n del FMLN.[10]

 

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[7] Ver Marta Harnecker, Un Partido que supo ponerse a la altura de la historia, entrevista a Schafik Jorge Handal.

[8] Ese grupo de compa�eros no fueron expulsados del Partido. Ellos mismos renunciaron a su condici�n de miembros del mismo y salieron a formar otra organizaci�n, las FPL.

[9] Se refiere a la Junta de Gobierno presidida por el coronel Majano.

[10] Las otras dos organizaciones son el ERP y el PRTC.