J. J. Morales Hernández

Memorias de un guerrillero

 

 

CAPITULO VI

La muerte de Juan Manuel Rodríguez Moreno “El Clark” y el nacimiento de la Liga Comunista 23 de Septiembre, la Unión del Pueblo y el FRAP

 

 

Nuestros muertos no pueden ser nombrados en voz alta, ni abrazados por una bandera, ni siquiera aludidos por el llanto, sencillamente no han sido autorizados a existir como cadáveres y menos aún como cadáveres reverberantes. Ah pero ¿Quién podrá evitar que desde su inexpugnable clandestinidad esos muertos ilegales conspiren?[1]

Apenas estábamos discutiendo el documento que nos habían enviado a prisión, el que nos llevó el licenciado Enrique Velásquez Martín, que era nuestro abogado defensor y ayudante del titular, licenciado Alejandro Herrera Anaya, abogados que hacían defensas férreas por simpatía y por solidaridad con los guerrilleros sin cobrarnos un solo peso. Dicho documento había sido preparado por Juan Manuel Rodríguez Moreno El Clark, quien había encabezado la dirigencia del FER, de cómo debería quedar estructurada definitivamente la organización y también nos habían mandado el documento elaborado por unos maestros que venían a incorporarse al movimiento (estos eran Ignacio Salas Obregón Oseas, Ignacio Olivares Torres El Sebas, El Richard y Julio) para que lo analizáramos y lo discutiéramos todos los presos políticos. Así lo hicimos y en definitiva nos inclinamos por el documento del Clark. Pero desafortunadamente falleció en un accidente y los maestros se quedaron con la dirección de lo que finalmente sería la Liga Comunista 23 de Septiembre.

La muerte de Juan Manuel Rodríguez Moreno El Clark, fue un duro golpe al movimiento revolucionario. Nos cambió totalmente el proyecto que estábamos afinando para el futuro del FER. Su muerte ocurrió accidentalmente manipulando una bomba en el campo de entrenamiento militar localizado en un bosquecito de San Isidro Mazatepec, Jalisco, lugar que previamente él mismo había escogido para las prácticas. Y mientras unos practicaban el tiro al blanco, se encontraban con él Manuel Alí y Daniel Meza ya que los demás estaban un poco más retirados. Luego de varios intentos fallidos, los demás compañeros se reían porque no explotaba. En el cuarto o quinto intento le explotó en sus manos, muriendo instantáneamente junto con Manuel Alí a quien un pedazo del artefacto le perforó el cráneo, quedando mal herido Daniel Meza Arias. Sobrevivieron Patricio Yuen Duran, el legendario Tomás Lizárraga Tirado El Tom de Analco y José Luís Carrillo El Vaquita. Más adelante el cuerpo de El Clark será llevado por la familia a su pueblo natal, Esperanza, Sonora, (pueblo que también aportó muchos revolucionarios) donde se le sepultó. A Manuel Alí se le sepultaría en Guadalajara y Daniel Meza se recuperó de sus heridas. Con el que posteriormente caeré a prisión en la ciudad de México.

La Liga integra un buró político dirigido por Ignacio Salas Obregón Oseas, Ignacio Olivares Torres El Sebas, José Ángel García El Gordo, Rodolfo Gómez El Viejo, Manuel Gamez Julio, Emilio El Pacholo. También se forma un buró militar en el que el responsable es Pedro Orozco Guzmán Camilo.

La discusión sobre las posiciones de los lineamientos políticos fue creciendo de tono en el interior de la penitenciaria. Por un lado, Alfredo Campaña López, cabeza visible de lo que se conformó como Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FRAP). La postura de Alfredo era efectivamente caudillista. Un día a la entrada de los dormitorios de procesados le comento la noticia de que había fallecido un día antes Genaro Vázquez Rojas y él, molesto, me dijo:

—¡No sé porqué tanto alboroto por la muerte de Genaro! ¡Uno también tiene su participación y es muy importante!

Me decepcionó su comentario al ver su postura caudillista, a la cual, por otro lado, Héctor Eladio le hizo una fuerte crítica en un documento que escribió sobre el caudillismo. Y claro, tenía destinatario, iba dirigido a Alfredo Campaña. La divergencia entre ambos era más profunda y llevaba implícito todo: desde la actitud personal, lineamiento político, estrategia, etc. Héctor Eladio planteaba la guerra popular prolongada, posiciones contrarias con las de Alfredo, pero aún más fuertes fueron las divergencias con los que posteriormente dirigirían la Liga, los maestros. Con éstos sí se radicalizaron las posiciones, a tal punto que hubo peligro de una confrontación.

La guerrilla no puede ser un escape emocional o un recurso desesperado porque entonces será una organización sin base y sin vínculo social.

Había muchos grupos tratando de hacer la guerra que andaban dispersos en todo el país y cada uno con su propia táctica. Algunos, a pesar de sus buenas intenciones, andaban completamente perdidos. La estrategia que entonces se trazó fue la movilización de las masas con cualquier pretexto en todo el país y la formación de zonas guerrilleras urbanas y rurales, formar un ejército popular. La táctica consistía en hostigamiento y desgaste a las fuerzas armadas burguesas y al enemigo en general con propaganda y agitación intensa entre la población. Todo eso tenía un grueso de consideraciones: conseguir armas, distraer fuerzas burguesas de las empleadas en la ciudad en combates de calle, crear y desarrollar una conciencia de solidaridad entre el campesino pobre, el semiproletario y el proletario urbano y rural, crear una retaguardia para el movimiento urbano. Todo ello para alcanzar los objetivos históricos: la destrucción del Estado burgués, construcción del poder proletario, construcción del socialismo, etc. etc.

Todo movimiento guerrillero tiene que empezar en la construcción desde mero abajo, en base al foco guerrillero, que orgánicamente es el que empiezas a construir en esa cohesión con las masas, aunque teóricamente algunos los descalifican como al Che. No se puede imaginar la formación de un ejército revolucionario sin la guerra de guerrillas.

En realidad, en México siempre se ha dado la guerra de guerrillas, el campesino contra el cacique, contra la judicial y el ejército. Siempre están en permanente contradicción y enfrentamiento, aunque esto no puede considerarse un movimiento revolucionario, sino que es una radicalización desesperada de ciertos sectores por la miseria, por los planteamientos demagógicos. Yo participé en una que no se volverá a repetir pues las condiciones sobre las que nos hicimos no se repetirán.

Las condiciones que se necesitan para que se presente un movimiento revolucionario por si alguien se anima son tres: 

1.- La miseria en la población de la zona,

2.- Que exista una cierta movilización de masas generalizada contra el gobierno y

3.- Que pierdas el miedo, y que la quieras hacer.

Cuando menos yo pienso que, acertados o equivocados, hicimos una pequeña aportación al movimiento revolucionario aunque nunca nadie supo quiénes fueron algunos de nuestros compañeros y que aportaron su vida sin esperar el reconocimiento de nadie, simplemente lo intentaron y ya.

Aquí voy a plantear la propuesta estructural e ideológica sobre la concepción en su lineamiento político y su estrategia de cada una de las organizaciones guerrilleras.

Liga Comunista 23 de septiembre

En el mes de marzo de 1973 se formó la LC23 Sep., tomando la dirección Ignacio Salas Obregón a la muerte de Juan Manuel Rodríguez Moreno, al que se le había confiado la dirección de todo el movimiento, pero con su muerte en el interior del penal se dieron las discusiones sobre qué rumbo tomar. Con la salida de prisión de los primeros once compañeros, supe que algunos se incorporaron inmediatamente a la Liga. Es así como la Liga es la que recluta a la mayoría de los militantes del FER, principalmente: Enrique Guillermo Pérez Mora El Tenebras y José Natividad Villela Vargas.

El planteamiento sobre la forma de estructurar esta organización lo hace principalmente el más capaz ideológicamente de todos, Ignacio Salas Obregón Oseas, con su manifiesto sobre las “Cuestiones Fundamentales del Movimiento Revolucionario”. Este documento era el resultado de la asimilación lo más completa posible de la herencia teórica y práctica de los militantes revolucionarios caídos en la lucha, pero principalmente de sus dirigentes más destacados: Arturo Gámiz, Oscar González, Genaro Vázquez, Raúl Ramos Zavala y Diego Lucero Martínez. A través de este manifiesto se plantean en primer lugar: las condiciones objetivas en las que se desarrollará la lucha, planteando también el conjunto de consideraciones de orden programático que puedan ser la base para la precisión de los objetivos, tareas, estrategia y táctica del proletariado en México para el actual periodo, el cual somete a la consideración de las corrientes revolucionarias y a los militantes revolucionarios en particular bajo un análisis marxista.

En concreto, lo que Ignacio Salas Obregón Oseas planteó:

Primero: La constitución del proletariado como clase.

Segundo: El derrocamiento de la dominación burguesa y Tercero: La conquista del poder político por el proletariado.

En el marco de la sociedad burguesa el proletariado no puede liberarse de la explotación, sino únicamente mediante el derrocamiento del estado burgués y la destrucción de las relaciones burguesas de producción.

Oseas planteaba no sólo la lucha sobre intereses inmediatos (Económicos), sino el carácter irreconciliable entre sus intereses (Políticos). Por ejemplo, la demanda de unos trabajadores que se van a la huelga por mejoras económicas, es valida, siempre y cuando el objetivo no termine con esa migaja que te pueden dar y sin perder de vista que no puede haber conciliación con tu explotador o dueño de los medios de producción, tiene que continuar como lucha política, hasta que el Estado proletario sea el dueño de los medios de producción. Era una lucha a muerte contra la oligarquía financiara que se apoderó del Estado y lo convirtió en su administrador. Ya que la huelga política aparece como preludio de la insurrección armada.

Incluso también planteaba, al igual que Engels, que lo del sufragio efectivo y no reelección es el instrumento de dominación de la burguesía (El proletariado por comodidad sedentaria y por no luchar, mantiene la falsa esperanza sexenal de que con su voto puede cambiar su situación paupérrima).

De igual forma el otro compañero que tenía una perfecta visión por su elevada preparación ideológica fue Ignacio Olivares Torres El Sebas, al igual que Fernando Salinas El Richard, El Pacholo y Camilo quienes se convirtieron en los máximos dirigentes ideológicos de la Liga.

Pero para las acciones armadas siempre se comisionaba a algunos elementos del FER o Vikingos, y les decían, “ustedes tienen la experiencia”. Siempre en todas las acciones, nunca faltó la presencia de un Feroz, como les decían ellos a los del FER.

A pesar de que la LC23deS, debido a su integración originaria y de tener en cierta medida sus objetivos a corto plazo y debido al carácter democrático que rodeó su fundación, (además contar con más elementos para la planeación de una base sustancial en la lucha contra el Estado), tuvieron que enfrentarse con el hecho de que no pasarían más de seis meses de que esta organización fuera golpeada. El ejército, al mando del coronel Francisco García Castello con elementos de la quinceava zona militar rodea la casa de Fernando Salinas El Richard, quien estaba a cargo de la Liga en Guadalajara. En esta casa de seguridad en la colonia Belisario Domínguez es donde se había fundado la Liga y ese día, 29 de agosto de 1973, ahí se encontraba también Efraín González Cuevas El Borre. Ambos de procedencia del FER, y ahí son ejecutados. Supimos que llegó un camión de la comisión federal de electricidad, cortó la luz a la finca que se encontraba en la pura esquina de la calle fraternidad y se apostó un pelotón del ejército enfrente de la finca, por la calle fraternidad que tiene una puerta de salida y por el otro costado tiene la otra salida, donde también se apostó otro pelotón del ejército. No tenían escapatoria, sólo dos guerrilleros contra tantos militares, imposible. Les lanzaron gases lacrimógenos y en un intento por escapar El Richard y El Borre decidieron salir por la puerta de la calle fraternidad al mismo tiempo, disparando ambos sus armas y en el intercambio de balazos El Richard queda inclinado de rodillas herido en la pura puerta, tratando de activar una granada que traía en la mano, faltándole las fuerzas para quitarle la espoleta y lo rematan con ráfagas de ametralladora. Efraín que casi logra escapar yendo a una distancia como de cincuenta metros de la casa, se para y gira para dispararles, viendo que su compañero había caído abatido, seguramente que pretendía hacerles algunas bajas por la muerte del compañero que quedó pasos atrás y cae abatido también.

A la muerte del Richard queda de responsable de la Liga en Guadalajara José Ignacio Olivares torres El Sebas. El diez de octubre de 1973 es secuestrado el empresario Fernando Aranguren Castiello por la Liga.

Aranguren fue sometido y secuestrado con el objeto de recuperar la libertad de algunos compañeros presos y el gobierno con una intransigencia, casi deseando que el resultado fuera trágico (estoy casi seguro que a eso apostaba el gobierno), contestaba que no pactaba con criminales y no se llegó a ninguna negociación en la que se pedían la liberación de cincuenta y un presos políticos y dos y medio millones de pesos de rescate. Se dio una gran discusión al interior de la Liga, ¿Qué hacer? Algunos pedían que se liberara y otros que se ejecutara. Finalmente, el 18 de octubre apareció el cadáver de Aranguren. La prensa señaló como el autor material de la ejecución a Pedro Orozco Guzmán Camilo, uno de los miembros militares más importantes de la Liga, responsable del buró militar, y señalaban a José Ignacio Olivares Torres como el que había tomado la decisión de que se le ejecutara. Posteriormente Pedro Orozco Guzmán fue asesinado el 24 de diciembre de 1973. Fue torturado de una manera sanguinaria, cae herido al llegar al domicilio de Manuel Cambre 1825 por la colonia Santa Teresita. Al llegar a esta casa ya lo estaban esperando. Había policías enfrente, arriba en las azoteas, había policía por todos lados, y cae herido, las heridas no eran de muerte y es trasladado a las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en la calle Francia de la Colonia Moderna y comienza la tortura de forma salvaje y supervisando que no se fuera a morir (el doctor Machain padre) para torturarlo el mayor tiempo posible hasta que finalmente falleció en las mazmorras de la DFS.

 


Pedro Orozco Guzmán Camilo, responsable del buró militar de la Liga,
cae herido y es detenido el 24 de diciembre de 1973, asesinándolo a base del método de la tortura en la DFS, de la calle Francia en Guadalajara.

Al recrudecerse la confrontación se sufrieron los estragos de ambos lados, por un lado la Dirección Federal de Seguridad asesinando a los guerrilleros de manera selectiva, mientras que los grupos guerrilleros aumentaban también el nivel de la respuesta, ajusticiando policías para la recuperación de armas, como la del día 27 de junio de 1973 en donde se asaltaron varios puestos de policías quitándoles pistolas, rifles M-1 y uniformes. Y el 28 de junio de ese mismo año a dos puestos policiacos también les quitaron sus armas y sus radiotransmisores. Y el día 29 de junio del mismo año a cinco policías en el puesto enfrente del panteón de Mezquitan en Guadalajara, en tanto que el día 5 de junio de 1974 en un asalto nocturno a una caseta de policía en Guadalajara y donde mataron a los seis policías, todas estas acciones fueron ejecutadas por la Liga, mientras que la Unión del Pueblo arremetía a bombazos puntos neurálgicos del sistema, mientras que el FRAP el trece de agosto de 1974 secuestra al cónsul norteamericano Leonhardy.

Organigrama de la estructura de la Liga

La estructura que a continuación se muestra fue planteada por Ignacio Salas Obregón Oseas, según la Dirección Federal de Seguridad después de su detención.

 

Organigrama con los datos de la Liga Comunista 23 de Septiembre. La confección del documento marcó el inicio de la estrategia de aniquilamiento del grupo armado. La mayoría de los jóvenes que aparecen en ese listado -y quienes abrazaron la lucha armada después- fue muerta o desaparecida.

 

Crítica al documento “Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario”, por Leopoldo Angulo Luken El General.

Una de las críticas más serias y dignas de tomar en cuenta hacía los planteamientos de los fundadores de la Liga fue la que les hizo Leopoldo Angulo Luken, quien de alguna manera tenía la autoridad moral para hacerla, pues se había ganado el respeto en la brega revolucionaria. Persona con una gran madurez ideológica, era el mayor de todos, ya que había nacido en Sinaloa en 1939, siendo hijo adoptivo de Mexicali y también uno de los que sobrevivió más tiempo en el movimiento hasta su desaparición en la detención que sufrió en 1981, permaneciendo desaparecido hasta la fecha.

La crítica la centró sobre el documento “Cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario”, en el cual Oseas basó la estructura organizativa de la Liga. De éste emanó la teoría general para la acción armada e ideológica, así como los contenidos transmitidos posteriormente en los periódicos Madera. Asimismo, las consignas tuvieron este origen, que a la vez llevaba implícita la declaración de guerra al estado burgués.

Estos documentos, más que emplear el método marxista para llevar a cabo un análisis de las condiciones objetivas y subjetivas prevalecientes en nuestra realidad nacional, estaban centradas casi exclusivamente en analizar la teoría marxista.

Ignacio Salas Obregón Oseas fue muy categórico al plantear el papel que desempeñan las Universidades como aparatos de control ideológico y como productoras de fuerza de trabajo calificada, retomando el concepto de Universidad-fabrica. Bajo esta idea se considera al estudiante como un obrero aristocratizado. Los maestros lo planteaban de la siguiente manera: “Creemos que el estudiante pasa por una fase de subsumción formal, es un obrero potencial, no produce salario, no produce plusvalía, y se prepara para ejercer la dirección técnica y despótica por parte del capital, es la mercancía producida por el maestro, pasando de la subsumción formal a la subsumción real, siendo sólo mano de obra calificada. Algunos quieren independizarse, poner su consultorio, su despacho o en última instancia ocupar el puesto de director técnico y despótico”.

El obrero se desdobla en dos: el aristocratizado y el no aristocratizado, uno era el formal y el otro el real. Ya no sabíamos si ir a la escuela o no, porque se nos acusaba de ser pequeños burgueses si queríamos estudiar. Algunos definitivamente decidimos abandonar la universidad e incorporarnos a la lucha armada. Nosotros, los que habíamos iniciado el movimiento revolucionario, no teníamos otra opción, y además nos agradaba. Yo, en lo personal, era fiel al Che y a mis principios Guevaristas.

Al considerar a las universidades como fabricas, los estudiantes eran simples mercancías, lo que llevó a la radicalización, naciendo la consigna de abandonarlas y destruirlas.

Argumentaban que la universidad–fábrica poseía varios filtros con el objeto de hacer un reajuste en la producción de la fuerza de trabajo reduciéndola, impidiendo la entrada a la fábrica universitaria a la mayor cantidad de obreros potenciales mediante el examen de admisión y alargando a tres años la fase de preparatoria.

El choque entre la Liga y Lucio

La Liga y los maestros le tenían un odio visceral a Lucio Cabañas. Le decían “pelón”, “militarista”, por las diferentes formas en que Lucio planteaba su teoría, su lineamiento político y su táctica de guerra.

La Liga planteaba la lucha inmediata. Plantearon el ataque más no la retirada. Y según Sun Tzu éste “es un error de muerte”. Todo mundo nos teníamos que ir a la clandestinidad y el que se negaba a participar por esta vía era acusado de pequeño-burgués, de claudicante o traidor, y algunos señalamientos mucho más graves, el de ser policía. Esto significaba la ejecución por la misma organización.

Veamos hasta dónde llegó el radicalismo. En una marcha del día primero de mayo, la Liga planteó ir a ella a repartir propaganda en donde se invitaba a los obreros a participar en la lucha armada. En esta acción participaron todos, absolutamente todos los miembros de la Liga, sin importar jerarquías y poniendo en riesgo toda la estructura y el futuro del movimiento en una sola acción. Imagínense el grado de riesgo: repartiendo propaganda a Ignacio Salas Obregón Oseas, Ignacio Olivares Torres El Sebas Enrique Pérez Mora, Tomás Lizarraga, Pedro Orozco Guzmán Camilo, Wenceslao, El Eric, Alberto Ramírez Flores El Pacholo o Emilio etc. Esto más que una acción inteligente parecía un suicidio. De ese tamaño eran las ganas de hacer la revolución. Esta posición era la que se confrontaba con las demás organizaciones revolucionarias, algunas de las cuales habían nacido del mismo seno del FER. El que no pensara así, estaba equivocado.

La Liga estableció limites ideológicos a todas las demás organizaciones: a algunas las consideraba militaristas, a otras organizaciones pequeño-burguesas, como a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FRAP), la Unión del Pueblo (UP), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Esta conceptualización lleva a la Liga a rechazar alianzas con estas organizaciones y actuar de manera separada. Como se sentían los mesías de la revolución, en 1973 la Liga mandó una comisión a entrevistarse con Lucio Cabañas a la sierra de Guerrero. Se dio un choque ideológico, lo que estuvo a punto de provocarle una división al interior del Partido de los Pobres. Lucio los expulsó y por poco los fusila. Únicamente a uno de ellos le reconoció su calidad revolucionaria, diciéndole que si se quería quedar, podía quedarse. Éste fue Carlos Cevallos Loya El Zanca, guerrillero de Mexicali, Baja California. Posteriormente aparecerá asesinado junto con otros tres compañeros aquí en Guadalajara en un carro Datsun, al día siguiente de que fuera asesinado Tomás Lizárraga Tirado El Tom de Analco. El Tom era un compañero que se había convertido en una leyenda por su astucia y acciones temerarias. Recordando una de las acciones que más revuelo causaron del Tom fue cuando Ignacio Salas Obregón Oseas le dijo:

—Te vas a ir como responsable a Oaxaca a levantar el movimiento guerrillero

—¿Y qué armas me voy a llevar?— le preguntó Tom.

A lo que Oseas le dijo, señalándole unas armas viejas:

—Pues allí están esas pistolas.

Tom, al verlas, respondió sorprendido:

—¿Cómo, no hay armas largas?

—No, le contestó Salas Obregón.

Al escuchar esto, Tomás se retiró sin hacer comentario alguno. Ese día cuatro de marzo de 1974, por el rumbo de la plaza de la bandera, Tom enfrentó y terminó abatiendo a dos soldados del veintiún regimiento de caballería, les quitó los rifles y regresó con Oseas, diciéndole:

—Pues ya tenemos dos rifles Fal.

Otra acción, para darnos una idea de su capacidad militar, fue cuando estaba de responsable en Sinaloa. En una ocasión, bajando de la sierra junto con otro compañero, en los llanos que rodean a la ciudad de El Fuerte, Sinaloa. Mientras el compañero se mantuvo oculto detrás de unos matorrales, Tomás pidió raite a un camión, sin darse cuenta que venía lleno de militares. Cuando Tomás se percató de esto, les hizo la seña de que siempre no. Pero ya era demasiado tarde. Le marcaron el alto. Tomás inmediatamente respondió disparándoles a los que iban en la cabina, dejándolos por muertos. Les había descargado los quince tiros de su pistola. Los soldados que iban en la caja del camión los persiguieron en esos llanos casi sin monte, sin lograr atraparlos. El otro compañero no combatió porque, como medida de seguridad, estaba retirado de él.

Es innegable que la Liga desarrolló una actividad de propaganda, agitación y organización en el seno del movimiento obrero, aunque su origen nace principalmente en el sector estudiantil. Sólo que la política oportunista en el seno de la Liga no permitió desarrollar a los cuadros potenciales que habían despuntado y que podrían haber sido cuadros de dirección, encomendándoles solamente tareas prácticas, como correos, servicios, infraestructura, expropiaciones, o incluso hacerla de ejecutores de otros compañeros acusados de cualquier cosa.

Siempre se trató de esconder el atraso y las desviaciones frente al movimiento. La táctica se hizo incorrecta como resultado del atraso, pero resultaba que no era tanto por dicho atraso, sino que correspondía a una posición pequeño-burguesa no proletaria. Aunque ellos entendían o calificaban como postura pequeño-burguesa al compañero que no se incorporaba de tiempo completo a la lucha clandestina. Consideraban pacifista pequeño-burgués al que afirmaba no estar preparado aún para integrarse de tiempo completo a la clandestinidad. Aquí se violaba un principio marxita-leninista: el del militante que puede actuar en la legalidad hasta que ésta se agote al detectarlo la policía. En ese momento, era obligado su paso a la clandestinidad. Pero el FER tenía más cuadros activos y en formación en la legalidad, en las escuelas, en las fábricas, en los barrios. Esa era la base del FER. Y había un proyecto, el del Clark, que era el de hacer crecer paulatina y cualitativamente esa base mediante la teoría y la práctica. Para ello se tenía pensado crear escuelas de formación política y campos para práctica militar, no solamente de carácter local, sino también en otros estados, en donde había organizaciones con las cuales ya se tenía relación. Precisamente, el Clark muere en uno de esos campos. Sin embargo, eso quedó en proyecto por su temprana muerte. Deja un vacío en la dirección del FER. Y la historia tomó otro rumbo.

Cuando un proceso revolucionario se acelera, se frena, se aborta, se distorsiona, y termina destruyéndose

En el seno de los partidos obreros burgueses (Partido Comunista, Partido Popular Socialista) había una dispersión teórica-política que tenía que ver con la dominación de la política pequeño burguesa en estos organismos y el atraso teórico de los militantes revolucionarios. Al mismo tiempo que la Liga declaraba la guerra a las organizaciones pequeño-burguesas legalistas, al interior de ella se radicalizaron las posiciones, siempre tratando de hacerse aparecer como la organización más grande y con gran influencia política a nivel nacional. Pero al interior del movimiento frenaron la lucha ideológica. Esto respondía a un interés oportunista: tener un gran aparato para difundir su política y respondía por lo tanto a la necesidad de la pequeña burguesía de anteponer sus intereses al proletariado. Y no se trata de que el proletariado no requiera de una organización sólida y amplia, sólo que ésta se construirá no precisamente con el abandono de la lucha ideológica, sino fortaleciendo ésta y combatiendo el amorfismo.

Hacer el reconocimiento implícito de las desviaciones debería ser resultado del avance mismo del movimiento, dejando a la vez atrás las consignas y directrices producto de esa desviación. La lucha que se daba en el seno de la Liga era en realidad fratricida. Ese reconocimiento no se da pues como superación de los “errores” y desviaciones anteriores sino para ponerse a tono. Ejemplo: “Hemos tenido que reconocer abiertamente que el oportunismo ha comenzado a madurar”. Este tipo de discusiones se daban al interior mismo de la organización, haciéndose acusaciones mutuas de oportunismo, de desviaciones militaristas, o pequeño-burguesas. Se inflaban los informes o se escondían datos, o en la mayoría de los casos no se elaboraban ni uno ni otro, haciendo todo eso un bulto de datos que se fue convirtiendo en cliché al grado de producir ideología en vez de teoría, práctica amorfa y oportunista en las tareas de educación política, organización y actividad militar, en lugar de práctica revolucionaria de vanguardia.

Había organizaciones “democráticas”, como el Partido Comunista, las Juventudes Comunistas y otras organizaciones de izquierda institucional, cuya actuación estaba sujeta a la autorización de la burguesía, y por lo mismo no abandonaban el marco legal. Reclutaban a militantes de dudosa calidad moral, se ponían a disposición de la lucha que ellos consideraban revolucionaria. En esa confusión cayó atrapada una parte del FER, así como un numeroso destacamento del proletariado atrasado, políticamente inexperto y fácil relativamente de dominar por la política pequeño-burguesa. Algunos con bastantes prejuicios pequeño burgueses y otros con intereses más oscuros que luchaban por arrancarle a la burguesía las migajas. Otros que creyeron sinceramente que esas organizaciones luchaban por el socialismo.

Ciertamente el sectarismo fue, y aún es, una característica peculiar del movimiento guerrillero, tanto en lo teórico como en lo práctico. Lo que distingue a los revolucionarios de los reformistas es su clara concepción marxista de la realidad y una actitud consecuente para cada situación particular. Este sectarismo fue el que llevó al absurdo la lucha contra el reformismo, al condenar a toda organización o corriente que discrepara de los dogmas, “o aún si los mismos dogmas los llegara a formular de distinta manera” había que combatirlo como a un enemigo al que había que abatir no sólo teóricamente, sino con la “critica de las armas”, y no porque hubieran llevado a cabo acciones contrarrevolucionarias.

Precisamente han sido los revisionistas los que para combatir una corriente ideológica consecuentemente revolucionaria han recurrido al asesinato, la represión, la denuncia, etc. Los marxistas sabemos distinguir claramente la lucha de las ideas de la lucha contrarrevolucionaria. Al interior de la Liga se dio una implacable lucha ideológica a nivel de dirección, planteando que solamente con esta lucha podía distinguirse claramente a los revolucionarios consecuentes de los revisionistas. Lenin consideraba la necesidad de un decidido combate ideológico y político contra el revisionismo, que ideológicamente representa para el proletariado el principal obstáculo para la formación de una clara conciencia de clase.

Por ello, la necesidad de combatir la corriente sectaria que levantaba obstáculos entorpeciendo así la amplia y seria polémica necesaria entre los revolucionarios e incluso entre las distintas fuerzas y organizaciones revolucionarias para evidenciar al oportunismo de las principales organizaciones de izquierda.

La Liga no aceptaba en absoluto la lucha democrática. Por el contrario, la ACNR y el Partido de los pobres si reconocían la necesidad de las luchas democráticas de los estudiantes, obreros etc. pero solamente como etapa previa a la guerrilla y como una manera de contar con un mayor número de simpatizantes y activistas guerrilleros. Si la Liga no aceptaba la lucha democrática y sólo la vía armada, contradecía el postulado marxista que “acepta todas las formas de lucha siempre y cuando correspondan a la situación concreta de que se trate”. En este sentido se pueden aplicar situaciones no inmediatamente revolucionarias y si como una política de acumulación de fuerzas siempre y cuando no entorpezca la actividad revolucionaria de las masas explotadas. En estas condiciones la táctica que mejor le correspondía a tal situación debía ser la táctica insurreccional, pero ya aquí se hizo precisamente necesario combatir las desviaciones que ocasionaba este importante viraje de la táctica revolucionaria. También la revolución cubana rompió con la táctica reformista que consiste en hacer depender la lucha revolucionaria del apoyo de la burguesía nacionalista que es el papel que han desempeñado todos los partidos comunistas de América Latina y en estas condiciones ya no era un atractivo para la pequeña burguesía, que ya para entonces buscaba una rápida salida.

No es posible no hablar de la necesidad de la violencia y no hacer uso de ella en las situaciones que así se requieren, siempre y cuando se haga en función del desarrollo del movimiento popular revolucionario y no de una organización. Por ello destacamos incondicionalmente a la clase obrera como combatiente de vanguardia por la democracia y no una parte de la burguesía. Además, destacamos también la absoluta necesidad de llevar adelante una implacable lucha ideológica en contra de todas las ideas y concepciones no fincadas en un profundo análisis de la realidad.

Otras corrientes de la guerrilla levantaban la bandera de la lucha ideológica contra el revisionismo (aunque solamente contra el de derecha).

Debido a las diferentes formaciones ideológicas provenientes de todas corrientes, aunque todas parten del marxismo, como los maoístas, trotskistas, stalinistas, guevaristas, de todas estas corrientes se forma el movimiento guerrillero mexicano. Era lógica la división. Esto lo tenía que resolver la practica (“los hechos nos unen las palabras nos separan”, decía el Movimiento de Liberación Nacional MLN-tupamaros). La práctica había hecho posible que los revolucionarios de esos países se agruparan, por lo regular en una sola organización que, de esta manera, guardaba sus propias tradiciones. Aquí en México, por el contrario, el sectarismo de la concepción foquista contaba de antemano con el sectarismo de los distintos grupos stalinistas, maoístas, trotskistas, guevaristas, etc., lo cual había condicionado la formación de distintas organizaciones guerrilleras que se consideraban, cada una de ellas, así mismas, la verdadera vanguardia revolucionaria, aunque todos los grupos adoptaron al marxismo como su ideología se entendía que los golpes y fracasos se debían a una evidente estreches de miras y a la falta de una concepción científica al elaborar su propia política.

El dogmatismo y el sectarismo predominaron en el movimiento guerrillero, y la lucha ideológica no fue tal sino que se trató de imponer, sin ninguna discusión, a todo el movimiento revolucionario los dogmas del sectarismo.

La lucha armada, considerada como forma fundamental de lucha por el foquismo, fue también el medio fundamental de la “lucha ideológica”, lo que incluso llegó a enfrentamientos armados entre las organizaciones guerrilleras. El único compañero que había aglutinado todas las organizaciones dispersas fue el revolucionario Raúl Ramos Zavala que a raíz de su asesinato se vino la dispersión.

Sin embargo, a pesar de todos los grandes errores cometidos, ha sido el movimiento guerrillero de América Latina el que logró un camino distinto al del reformismo.

Estas discusiones se daban al interior de la propia Liga y quien no estaba de acuerdo corría el riesgo de ser ejecutado.

La unión del pueblo

A Héctor Eladio, que fue mi compañero en prisión, lo vi como desarrolló su conducta muy proletaria. Por cierto, platicamos varias veces sobre la unidad a la cual él se oponía y hacía un recuento diciendo:

—¿Como hacemos alianzas con el FRAP con la postura caudillista y sectaria de Alfredo Campaña(su dirigente)?

El proceso de unidad se ve obstaculizado por el bajo nivel teórico marxista-leninista e incluso el desconocimiento a nivel de dirección de esa teoría. Acusaba a la LC23Sep de pequeño burguesa con prácticas de aventurerismo, diciéndome:

—No Chuy, tenemos que esperar al tiempo, no se pueden hacer alianzas nomás por hacerlas, son los filtros naturales que se dan en todo proceso revolucionario.

Entendí perfectamente bien lo que me estaba diciendo: el caudillismo, como estilo de trabajo político, no conduce más que al fracaso y a la anarquía de los grupos que se encuentran detrás de los “caudillos”. Cuando la dirección por cualquier circunstancia llega a faltar o es incapaz de llevar el trabajo por el camino correcto, las masas pierden la iniciativa y se confunden fácilmente por las nuevas situaciones que se presentan, dando origen a una coyuntura provocada por nuestra falta de visión y de organización revolucionarias. Por eso la actitud ante la vida de los militantes es muy importante y esa era una de las bases sobre las cuales se sostenía la constitución política de la UP. La Liga comunista preparó solamente su forma de ataque, pero no articuló el repliegue y es por ello que las fuerzas revolucionarias congregadas en la naciente Liga fueron aniquiladas fácilmente por el enemigo e inclusive tenía facilidad para infiltrarlas.

Parece ser que Eladio tenía razón porque a la hora que se vino la represión del gobierno estatal y federal en contra de los nacientes grupos solamente sobrevivió la UP, que daría lugar posteriormente al PROCUP y más tarde al EPR.

El lineamiento político que planteaba la Unión del Pueblo era la guerra popular prolongada y señalaba el foquismo como una ruta equivocada para la implantación del socialismo ya que consideraban al foquismo como incapaz de irradiar a las masas el espíritu revolucionario sin haber realizado un trabajo previo de organización política, por lo que se cayó en el militarismo, consistente en la falsa idea de que las acciones militares por si mismas son capaces de generar conciencia.

La Unión del Pueblo con la estrategia de la guerra popular prolongada planteaba como vía fundamental de la revolución: La lucha armada revolucionaria y en torno a ella todas las formas de lucha. Es popular por la incorporación de las masas a la guerra, donde cada ciudadano es un combatiente, cada hogar una trinchera de combate y cada pueblo es un cuartel y el carácter prolongado de la guerra popular lo determinan las condiciones históricas en que se desarrolla el proceso revolucionario, siendo tres factores los que especifican el carácter prolongado de la guerra: La inferioridad estratégica de fuerzas con respecto al enemigo; el periodo que conlleva a la construcción de las fuerzas revolucionarias y la situación geopolítica de México con respecto al imperialismo norteamericano y esta abarca tres etapas: Defensiva estratégica, equilibrio de fuerzas y ofensiva estratégica. La primera expresa la debilidad relativa de las fuerzas del PROCUP-PDLP entre otras organizaciones y la superioridad de las fuerzas del Estado, contemplando una estrategia defensiva y una táctica ofensiva; la segunda considera el establecimiento de un equilibrio de fuerzas, manteniendo la táctica ofensiva y la tercera sería la ruptura del equilibrio a favor de las fuerzas proletarias, la superioridad de las fuerzas populares de la nueva revolución y consecuentemente, la aplicación de una estrategia y táctica ofensiva hasta la toma del poder político y la instauración de la dictadura del proletariado.

De acuerdo con Lucio Cabañas Barrientos, máximo comandante del partido de los pobres, dentro de la estrategia de la guerra popular prolongada se consideraba la aplicación de diferentes formas de guerra, como son la guerra de guerrillas, guerra de movimientos y guerra de posiciones.

El concepto de revolución es un proceso generalmente violento por medio del cual una clase (o un bloque de clases) toma el poder político, derrota a la otra clase (o alianza de clases) que controlaba hasta ese momento el Estado e instaura un sistema de gobierno que abre cause al desarrollo de las nuevas fuerza productivas, y que inicia la transformación de las instituciones jurídicas, políticas, religiosas, etc., y de las formas ideológicas que le corresponden.

Por otro lado, es importante destacar la identidad, la similitud de carácter social. La procedencia del mismo extracto social era importante para los que serían los miembros que militarían en la organización, pero lo más importante era la actitud en la vida diaria, o sea la conducta proletaria.

De la Unión del Pueblo nace el PROCUP (Partido Revolucionario Obrero Clandestino de la Unión del Pueblo) y sufre también los embates recibiendo una baja muy lamentable cuando en 1978 asesinan a su líder en Jalisco, Héctor Eladio Hernández Castillo, quien cae abatido el diez de noviembre en un lugar conocido como la Mezquitera por la carretera a Morelia. Viniendo de la Ciudad de México a Guadalajara en su valiant, junto con Joel Estrada, compañero guerrillero que también cae abatido en el enfrentamiento con el ejército mexicano.

Ya antes la Unión del Pueblo había sufrido una baja importante de otro de sus fundadores llamado Luís Jorge Meléndrez Luevano, también, al igual que Héctor, militante del Frente Estudiantil Revolucionario, y que había sido mi compañero en la Escuela Preparatoria Número 2 e incluso del mismo salón. Este compañero muere por accidente el día 27 de enero de 1974, en un curso de enseñanza a los del FRAP de cómo preparar los explosivos. En un exceso de confianza por la prisa que llevaba, cometió el error en las medidas de seguridad para manejar estos artefactos tan peligrosos y le explotó en sus manos. Los compañeros llevaron su cuerpo al crucero de la carretera libre a Zapotlanejo y Tonalá, causando mucha molestia a la dirección de la UP, ya que la policía se dio cuenta de su fallecimiento. Este error se consideraba grave porque lo pudieron haber enterrado ellos mismos en el lugar del accidente y así la policía no se enteraría de su deceso. En posteriores detenciones que hubiera, como medida de seguridad para tus demás compañeros y la propia organización, puedes culpar a tu compañero fallecido de todo lo que la policía te pregunte y así tienes una buena cobertura, te salvas de momento de una buena golpiza y no entregas a nadie.

Héctor había escrito un documento en diciembre de 1972 que se llama Contra el caudillismo (en clara alusión a Alfredo Campaña López, o sea el FRAP). Alfredo Campaña, al caer a prisión fue victima de una total desmoralización producto de su vida parasitaria. Inmerso en la ociosidad, sin preocuparse por el trabajo o el estudio, se gastaba el dinero que su organización había expropiado y que él había escondido, caía en crisis, en la desesperación y angustia por querer dejar la prisión. Y peor su hermano Carlos, que todo el día se quedaba acostado en su celda alisándose la barba y el cabello. Pusieron un restauran en el interior de la penitenciaría que se llamaba El atraco y nunca jamás fueron solidarios con el resto de los compañeros presos políticos, ni siquiera de invitarle a algún compañero una comida.

El secuestro del cónsul estadounidense Leonhardy fue con toda la intención de liberar únicamente a los hermanos Alfredo y Carlos Campaña López y al Ing. Garnica, agregando en la lista del canje un sin número de presos de diferentes organizaciones para que la policía no supiera qué organización había ejecutado esta operación. Esta conducta caudillista se siguió reflejando en Cuba, donde tuvieron problemas con los demás compañeros precisamente por su actitud poco revolucionaria, lo que queda plasmado en toda su realidad en el libro que escribió Garnica: “Presos en la isla de la libertad”. Seguro pensaban que iban a ser recibidos como héroes. Con esta postura pequeño-burguesa no se llega a ningún lado. ¡No pensaron que el gobierno cubano estaba enterado de cual era la conducta de cada uno de los guerrilleros que llegaron asilados a la isla en el canje por el secuestro del cónsul norteamericano!.

Héctor Eladio insistía mucho también en que la organización debía ser conforme a un lineamiento que implicara la elección de los elementos que constituirían una organización sólida. Si esta exigencia no se cumplía, las posibilidades del movimiento serían muy limitadas y anticipaba el advenimiento de una lucha estéril si no se cuidaba este aspecto. Este método de integración propició el desarrollo hermético de la organización, y a la vez, esto permitió la posibilidad de que sobreviviera en la clandestinidad relativamente sin fuertes golpes hasta el asestado en 1978. Por el contrario, la LC23sep lo que buscaba era que se incorporaran a la Liga una gran cantidad de compañeros que primero estuvieran dispuestos a combatir y después adquirir la formación político-ideológica. Este método de reclutamiento le causo serios problemas al darle muchas facilidades a la policía para que los infiltraran.

 

Como organización la UP determinó llevar a cabo:

1.- La lucha armada como vía fundamental para hacer la revolución, conviniéndose en que la respuesta violenta era la única posible para derrotar al enemigo, rechazando la actitud pasiva frente a la represión

2.- El estudio sistemático del marxismo-leninismo como necesidad y comprensión adquirida por la convivencia con los obreros, lo que define la necesidad de un grupo de organización revolucionaria y de ideología proletaria.

3.- La necesidad de organizar al pueblo.

Ya en su maduración y transformación estructural y organizativa, la Unión del Pueblo-PROCUP plantea como estructura la compartimentación para desarrollar las tareas y la conformación del partido mediante el siguiente esquema:

 

1.- El núcleo de militantes.

El núcleo de militantes es la primera expresión orgánica de la unidad de voluntades, capacidades y recursos de cada uno de sus miembros. Es la organización de base del partido y está formado por dos a cinco elementos con su responsable que es designado por el partido, que reconocen y coadyuvan al desarrollo de las tareas de lineamiento político.

 

2.- Comandos de resistencia popular.

El comando de resistencia popular es la organización de partido que tiene la responsabilidad de cumplir las tareas de hostigamiento político-militar y de resistir, ideológica y militarmente al enemigo. Los comandos de la resistencia popular están integrados de dos a cinco elementos provenientes de los diversos sectores sociales y no necesariamente son profesionales de la revolución.

3.-Comité de construcción revolucionaria.

Este comité es la organización inmediata superior al comando de resistencia popular. Este comité se forma con militantes profesionales de la revolución considerando así a las personas que se funden en su vida personal y política a la lucha revolucionaria.

4.- Comité Local de construcción revolucionaria.

Es la organización inmediata superior al comité de construcción revolucionaria que coordina y dirige a un conjunto de comités y cuenta con la estructura e infraestructura capaz de dar solución a las necesidades políticas de la guerra.

5.- Comité general de construcción revolucionaria.

Es la instancia inmediata superior al comité local de construcción revolucionaria, su jurisdicción abarca una región geográfica, económica o política del país.

6.- Comité central.

Es el órgano de dirección central ejecutivo del partido; su función es el análisis y la elaboración de las alternativas generales.

7.- Buró político.

Es la instancia superior partidista designada por el comité central y es la dirección política e ideológica del partido. Toda la estructura partidista está dentro de las masas estructurándolas y dirigiéndolas.

Existen además de las estructuras del partido los siguientes elementos de organización:

-Comités de seguridad.

-Tribunal Revolucionario del Pueblo.

Toda esta estructura anteriormente señalada nacía de un principio leninista de organización: La estructura piramidal con un factor muy importante que tiene como objeto primordial la movilización social, la supeditación de la minoría a la mayoría, de los organismos inferiores a los superiores y la participación democrática en la discusión y no la imposición de la directriz.

A esta organización se le vincula con una visión más terrorista que guerrillera por la característica que tenía de que todo lo que se relacionaba con explosiones se adjudicaban la autoría, en cambió el FRAP se caracterizaba solamente por el secuestro en su cerrada organización sin preocuparse por ampliar su campo de acción y al parecer sin un claro objetivo político aunque aparentemente si lo fuera, parece que se preocuparon más por la recuperación económica que hacer un trabajo político de formación de cuadros.

Por otro lado la Liga se le identificaba con la ejecución de policías y las expropiaciones. Ellos jamás pusieron una bomba o hicieron algún secuestro que no tuviera un objetivo político. La Unión del Pueblo les señalaba el error de hacer expropiaciones de más, diciendo que las organizaciones no pueden ni deben crear sus propias necesidades y promulgaban con el ejemplo. En la Unión del Pueblo (UP) había mucha austeridad hasta para la comida, y la conducta era demasiado proletaria, con una disciplina muy rígida. Recuerdo perfectamente bien a Héctor mientras estuvimos en prisión, con sus botas (de las que usan los obreros para trabajar) bien lustradas, su pantalón y chamarra de mezclilla, en fin, su conducta fue ejemplar. En cambio, en la calle observabas a una gran mayoría de compañeros que militaban en la Liga con una disciplina más relajada.

Lo que también le criticaban mucho a la UP las demás organizaciones revolucionarias, e incluso personas que no eran militantes de ninguna organización, era la práctica de las bombas por los resultados obtenidos, ya que por la simple rotura de unos vidrios la respuesta era una represión brutal y daba como resultado detenciones, torturas o muerte, aunque ellos argumentaban en su favor que, aún con limitaciones y errores, su estrategia y línea política era la guerra popular prolongada y que lo de la colocación de las bombas era solamente una de las formas de manifestarse en la etapa de hostigamiento, que en ese momento las condiciones así lo requerían, que la propaganda armada era parte de la estrategia, y que por eso siempre se procuraba tener mucho cuidado de no causar daño a ninguna persona inocente. Incluso, algunos compañeros que por su indisciplina no fueron cuidadosos pagaron las consecuencias. No se puede, y no se debe confundir el terrorismo con la lucha revolucionaria. Hay un abismo de diferencia.

Comienza la competencia entre las organizaciones guerrilleras por ver cual organización hace la acción más espectacular y ponerse por esa acción, según cada una de ellas, a “la vanguardia revolucionaria”.

Fue un periodo de aprendizaje, de basarse en los propios esfuerzos, de construir los primeros movimientos de masas, de desarrollar la autodefensa, de preparación y de acción político-militar; una práctica que no era resultado de una concepción acabada, de ésta y del marxismo-leninismo surgieron nuestras premisas.

Los golpes que estaban recibiendo las organizaciones guerrilleras eran cada vez más selectivos y se llegó a un punto de no retorno. En un momento dado llegó a comentarle un compañero a David Jiménez Sarmiento El Chano (que se había quedado como dirigente nacional de la Liga a la aprehensión y desaparición del máximo dirigente y fundador Ignacio Salas Obregón Oseas) que si mejor se rendían para así poder salvar la vida, pero Sarmiento le contestó: “No, compañero, mejor pelea a morir, de todos modos te van a matar”. Como comentaba Héctor Eladio: la Liga planteó la táctica ofensiva pero no la retirada (de acuerdo a la teoría estratégica de Sun Tzu en su libro El arte de la guerra). Se había planteado mal la lucha en todos sus frentes ante un enemigo tan poderoso. No habíamos tomado en cuenta las experiencias del fracaso de otras organizaciones guerrilleras y como quedaban acéfalas esas organizaciones en diferentes partes del país, pues numerosos compañeros caían asesinados por la represión o caían a la cárcel.

Uno de estos grupos seriamente afectados fue el FER en Guadalajara, hasta tal punto que fue prácticamente destruido, ya que casi siempre los que eran mandados a las misiones más peligrosas eran los militantes del FER por ser ellos, como decían los maestros, “los que tenían la experiencia por haberse forjado en la práctica de la lucha callejera”. Lo mismo les ocurría en otras partes del país a los diferentes grupos, lo que traía como consecuencia el debilitamiento revolucionario en general.

Nosotros consideramos que se estuvo a la ofensiva hasta la muerte de Ignacio Salas Obregón Oseas, máximo dirigente y fundador de la Liga Comunista 23 de Septiembre, asimismo hasta la muerte de Héctor Eladio Hernández Castillo, máximo dirigente en Jalisco de la Unión del Pueblo, y el asesinato del fundador y máximo dirigente del Partido de los Pobres, Lucio Cabañas Barrientos, el día 2 de diciembre de 1975 en la sierra de Guerrero. De aquí en adelante se pasó a la defensiva, asestándole golpes al enemigo pero no planificados y menos estratégicos, sino desesperados, como meros actos de sobrevivencia.

Mi salida de la prisión de Oblatos en Jalisco

Los primeros once compañeros que habían caído presos por lo del FER salieron libres, menos yo por tener varios procesos pendientes. Así lo resolvió el Magistrado Carlos González Duran, a quien esta resolución le costó su expulsión de la Universidad de Guadalajara, donde era profesor en la facultad de Derecho y en la de Filosofía. Muchos años después lo volví a ver en la presentación de un libro, y en su intervención dijo: ¡El tiempo me dio la razón cuando aquella vez les otorgué la libertad a los compañeros revolucionarios del FER! ¡Más que la presentación de un libro, parecía una asamblea de barrio vikinga!, pues habíamos convergido toda la vieja militancia, los sobrevivientes. Que alegría me dio escucharlo. Pero volviendo a mi encarcelamiento, debo decir que la gallarda defensa que hizo de mí el Lic. Alejandro Herrera Anaya es invaluable, lo que también le costó que algunas veces lo secuestraran y lo torturaran, pero nunca dio marcha atrás. Defendió sin distinción a todos los compañeros, fueran de la organización que fuera, él no discutía cuestiones ideológicas, simplemente él cumplía con el papel que le tocó desarrollar: la defensa legal o jurídica, aunque algunos compañeros querían hacer su defensa política.

En el mes de junio de 1973 salí libre. ¡Qué raro se siente el volver a ver la calle! Flotas. Todo aquello que antes pasaba desapercibido a tus ojos ahora lo ves con mayor claridad. Te sientes más fortalecido ideológicamente y más comprometido con la lucha. Me recibió mi esposa, esa compañera de valor incalculable y mi hijo, que era el primero de los cuatro que tuvimos. Nos fuimos a la casa de mis suegros. Llegaron mis hermanos, mi padre, mis amigos y mis compañeros, todo era alegría, abrazos y nos fuimos a un cuarto a platicar con los que ya militaban en diferentes organizaciones. Ahí estaba la Unión del Pueblo, los de la Liga Comunista 23 de Septiembre y ahí vi que la división era insalvable, pues comenzaron las mismas discusiones que ya anteriormente habíamos tenido dentro de la prisión. Se empezaron a despedir los amigos y me fui en una camioneta en la que habían llegado Enrique Guillermo Pérez Mora El Tenebras y Tomás Lizarraga Tirado El Tom de Analco. Fuimos a visitar a los viejos compañeros de los barrios a los que El Tenebras les decía: “Miren, ya está aquí Chuy El Momia”. Estoy de acuerdo que era gran regocijo volver a ver a los viejos amigos, pero los tiempos habían cambiado. Ahora se requería discreción, pero todavía seguíamos cometiendo los mismos errores: en lugar de ocultar mi reincorporación a la lucha para que no lo supiera la policía, dejaba que todo mundo me mirara y esto claro que iba a llegar a sus oídos.

Me comentaban Enrique y Tomás muy entusiasmados de toda la actividad que se estaba desarrollando en esos días ya como grupo guerrillero, convertidos en LC23deS. También me comentaban en detalle lo que consideraban que había sido un éxito rotundo en la repartición de propaganda el primero de mayo y cómo todos lo militantes de la Liga volantearon entre los trabajadores con las consignas y el llamado de la organización a la insurrección armada y de cómo escaparon ante el intento de la policía de detenerlos. Yo los veía muy contentos y claro yo también estaba contagiado. Era una lucha de verdad. Me platicaron también como estaba compartimentada la organización y de cómo algunos compañeros que anteriormente jugaban un papel secundario ahora eran dirigentes de primer nivel. De algunos me sorprendía, pues yo sabía que no tenían los meritos suficientes. Me llevaron a la casa. Por esos días vivía en la casa de mis suegros con mi esposa y mi hijo.

—Descansa unos días— me dijo Enrique—. Disfruta a tu familia, porque luego no sabes cuando los vuelvas a ver, vengo mañana por ti para seguir charlando.

Al día siguiente llegó por mí en una camioneta, Me comentaron que se la habían traído de Ciudad Universitaria en el Distrito Federal. A la postre parece ser que era la que participaría en el fallido intento de secuestrar a Eugenio Garza Sada. En ella andábamos nada más deambulando por la ciudad, porque después de una encarcelación parece como si no la hubieras conocido nunca. Me decía Enrique: “Yo sentí lo mismo que tu estás sintiendo ahorita”.

Llegué a la casa, nos despedimos. Al día siguiente pasó por mí como a las once de la mañana, el solo. Fuimos a una casa por Belisario Domínguez. Ahí estaban ya algunos compañeros y al poco rato llegó el doctor Ramiro Vázquez, al que habíamos conocido en prisión y que sentía una gran identidad ideológica hacía el movimiento, lo que lo hacía solidarizarse. Comenzamos la plática y lo que me hacía un poco chocar con ellos, sobre todo con Enrique y los otros dos compañeros, era mi postura radical, lo que Enrique me criticaba, señalándome de militarista. Pero era mi formación natural y a lo mejor me faltaba más preparación. Cortamos la platica ya muy tarde, diciéndome que me iba a entrevistar con Fernando Salinas El Richard, que era quien estaba al frente de la Liga en Jalisco, pero que él era muy corajudo y que no fuera yo a discutir con él. Seguro temía nos confrontáramos. Yo no me sentía muy conforme de que ahora unos extraños nos impusieran la disciplina, después de haber sido nosotros los que habíamos dado forma a una gran estructura. ¡Y ahora me pedían que no discutiera! Me sentí contrariado, pensando en lo que habíamos caído después de haber sido Vikingos y FER. Pero también tenía una lógica, pues no tuvimos la capacidad de mantener la unidad y de presentar un proyecto político-militar, por lo que nos vimos rebasados por los llamados maestros: Ignacio Salas Obregón Oseas e Ignacio Olivares Torres El Sebas. Por eso a los militantes Vikingos-FER nos dejaban exclusivamente las acciones militares, y como responsable militar a Pedro Orozco Guzmán Camilo.

Enrique y yo nos fuimos al cine, cada uno con su respectiva pistola.

Le dije:

—¿Te acuerdas, Enrique, cuando jugábamos competencias tu, El Compa y yo, y nos parábamos en el puro centro de la ciudad, en Juárez y 16 de Septiembre, haber quien era él más conocido?

—Si, hombre ¿no quieres jugar ahora competencias?— me respondió, burlón.

Los dos nos reímos de las ocurrencias. Y ahora en la clandestinidad, no queríamos que nos reconocieran. La película creo que ni siquiera la vimos. Seguimos platicando.

—Oye Chuy— observó—, creo que va a ser mejor que te vayas unos días de Guadalajara y te salgas de tu casa, porque acabas de salir libre y de seguro la policía va a ir por ti. Por que tenemos pensado hacer en estos días un triple secuestro para liberar a los compañeros que se encuentran presos

Yo le dije:

—Bueno, está bien, me voy a ir a México

Me dio dinero para el pasaje, pues el sabía que yo no traía ningún cinco.

Le sugerí:

—Oye, Enrique, ¿no quieres que les diga a los de la UP que pongan unas bombas que sirvan de distracción a la policía para que tengan éxito?

—No, Chuy, no lo necesitamos. Tenemos bastante capacidad militar. Mejor vete ya, ándale, y luego de que pase esta operación te regresas, para que te reincorpores de tiempo completo.

Nos dimos un abrazo y nos despedimos.

Claro que mi intención iba en el sentido de acabar con la división entre las organizaciones. El trabajo conjunto podía ser un buen principio de entendimiento.

 

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[1] Mario Benedetti, "Cotidianas", Los Héroes, México, Siglo Veintiuno, Pág. 26.