Las tareas estratégicas y nuestro avance en su cumplimiento
Fecha: 25 de julio de 1971.
Fuente: Texto ubicado y digitalizado por el Centro de Estudios Marxistas "Sarbelio Navarrete" (CEM); puesto en internet por el Servicio Informativo Ecuménico y Popular (SIEP), febrero de 2009.
Esta edición: Marxists Internet Archive, noviembre de 2010. Al citar o reproducir el documento, aparte de marxists.org, favor de mencionar al CEM y al SIEP como las fuentes originales de la versión digital.
LAS TAREAS ESTRATEGICAS Y NUESTRO AVANCE EN SU CUMPLIMIENTO
V Pleno del CC del PCS
25 de julio de 1971
Nuestro Partido ha definido que ésta es la etapa de la Revolución Nacional-liberadora, Agraria, Democrática y Popular, la cual rebasara los marcos del capitalismo y abrirá el paso al socialismo. La tarea estratégica principal para alcanzar la victoria de esta revolución consiste en la toma del poder por sus fuerzas motrices y la instauración de un gobierno revolucionario, que aplique el Programa que corresponde a la presente etapa histórica.
Para realizar tales objetivos, las fuerzas motrices de esta revolución deben agruparse en un Frente Democrático de Liberación Nacional, bajo la hegemonía de la clase obrera y su Partido de vanguardia, lo cual constituye la condición decisiva para que la .revolución no degenere en compromisos con el imperialismo y para que después avance segura hacia el socialismo. Se entiende que el Frente Democrático de Liberación Nacional deberá tomar las formas y características que mejor se ajusten a nuestro proceso y a las peculiaridades nacionales.
Por consiguiente, es labor revolucionaria fundamental la de promover la lucha, la organización y la toma de conciencia de la clase obrera , impulsarla a ganar aliados firmes y a concertar alianzas con otros aliados que, aunque poco seguros, sean susceptibles de entrar en lucha, por sus mismos intereses, en contra del imperialismo y de la oligarquía burguesa terrateniente interna, o pueden ser neutralizados para que no refuercen a esos enemigos fundamentales de la revolución. El aliado principal y más firme de la clase obrera no puede ser otro que el campesinado y juntos deben formar “el grueso” de las fuerzas de la revolución (según la expresión vietnamita).La unidad de la propia clase obrera en torno de una política clasista revolucionaria, es por tanto, una condición necesaria y decisiva.
El Capitulo X del Proyecto de Programa Genera1 de nuestro P., al abordar el problema de la construcción del Frente Democrático de Liberación Nacional, establece: que la base de éste ha de ser “ LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA (URBANA Y RURAL) Y SU FIRME ALIANZA CON EL CAMPESINADO”... y agrega que “deberán participar las múltiples capas medias urbanas, especialmente los estudiantes, profesionales honestos, maestros, empleados, artesanos, pequeños comerciantes, etc., así como las capas de la burguesía nacional cuyo desarrollo se ve frustrado en la actual situación nacional”. (las mayúsculas son nuestras).
Estas complejas tareas de cuya realización depende la victoria de la Revolución Nacional Liberadora, Agraria, Democrática y Popular, no podrían cumplirse si no se desarrolla el Partido Comunista, el Partido Marxista-leninista de la clase obrera. Sin la actividad del Partido es imposible la toma de conciencia revolucionaria por las masas proletarias, ni la unidad dé ésta clase, ni la alianza de ellas con los campesinos y demás clases y sectores mencionados.
El cumplimiento de toda esta multifacética labor abarca un periodo fundamental de la presente etapa histórica de la revolución, el periodo de la acumulación de fuerzas, y la construcción del Partido Marxista- Leninista del proletariado, fuertemente ligado a su clase y a todo el pueblo, es por todo esto la tarea más decisiva de todas las tareas de éste periodo.
En la construcción del Frente Democrático de Liberación Nacional se resumen las tareas estratégicas del período de la acumulación de fuerzas; pero éste Frente único no puede formarse en un sólo acto, por acuerdo fácil y ‘unánime de las diferentes fuerzas sociales y sus respectivas organizaciones políticas. El trabajo por el frente único es un proceso de avances gradua1es, de ciertos retrocesos incluso; es un proceso de alianzas en torno de objetivos inmediatos y concretos y de objetivos mediatos, y es también un proceso de esfuerzos por aprovechar las contradicciones en el campo enemigo.
Nuestro Proyecto de Programa General expresa esta idea diciendo que la construcción del Frente Democrático de Liberación Nacional “.. es un proceso de acciones comunes y esfuerzos unitarios concretos y no un sólo acto definitivo.”
En el periodo de acumulación de Fuerzas deben construirse las organizaciones de masas de la clase obrera, de los campesinos, de las capas medias; debe, en otras palabras, construirse un poderoso ”ejército político de masas.” Las fuerzas motrices de la revolución no podrían actuar desorganizadas. Las masas, como sabemos bien se agrupan inicialmente en torno de sus intereses inmediatos reivindicativos, o de objetivos políticos también inmediatos, y promoviéndolas a asociarse y a luchar por tales objetivos, se las puede ir elevando, paso a paso, hacia la conciencia revolucionaria y la lucha por los objetivos revolucionarios. Esa tarea corresponde al Partido marxista-leninista de la clase obrera. Sólo la organización y la lucha de las masas por objetivos inmediatos no constituyen acumulación de fuerzas para la revolución. También el imperialismo, la oligarquía y sus sirvientes forman organizaciones de masas, gremiales o políticas, con el fin de afianzar su dominio y de impedir el avance de la revolución.
¿Cómo hemos avanzado nosotros en el cumplimiento de las tareas del periodo de acumulación de fuerzas?
Desde el V Congreso , que es donde se trazaron con más claridad las tareas estratégicas de la actual etapa de la revolución, nuestro Partido ha contribuido a construir o ha construido numerosas organizaciones de masas, principalmente sindicales, y ha promovido o ayudado a promover fuertes luchas de esas organizaciones y de amplios sectores populares, tanto en lo reivindicativo como en lo político (huelgas, campañas electorales, protestas, Etc. A la formación de organizaciones de masas en la capital y en Santa Ana ha comenzado a seguir la creación de esas organizaciones en numerosas ciudades del interior del país y en diferentes lugares del campo.
Todo esto constituye un avance no despreciable, pero no en todos los casos han redundado nuestros esfuerzos en efectiva acumulación de fuerzas para la revolución,. Es muy notorio que, por ejemplo, el sector del movimiento sindical en cuya dirección influimos, no esta en realidad orientada a las objetivos revolucionarios. Lo mismo ocurre con otras organizaciones populares (la magisterial, por ejemplo) y, en el caso del movimiento estudiantil confrontamos incluso un retroceso. La construcción de la Juventud Comunista ha sufrido un retroceso radical y un aplazamiento. La organización femenina se estancó y luego se disolvió. No debe cabernos la menor duda de que la causa más determinante de este fen6ienb se encuentra en que no hemos llevado adelante la construcción leninista de nuestro Partido, que es en rea1idad lo único que puede hacer que esos avances en la organización y en la lucha de masas se concrete también como avances en la acumulación de fuerzas para la revolución.
El V Congreso de nuestro Partido trazó orientaciones certeras en cuanto a promover y organizar a las masas en torno de sus intereses inmediatos, nos dio documentos programáticos que en lo fundamental trazaron bien la etapa en que nos encontramos, y nos señaló la orientación general de que debíamos ligar el desarrollo del Partido al proletariado industrial y agrícola. Esas fueron sus virtudes, pero también adoleció ese Congreso de una gran debilidad: no destacó la importancia decisiva que tiene la construcción del partido para la acumulación de fuerzas.
El V Congreso, en cuanto a la construcción del Partido, puso el énfasis en señalar los errores del crecimiento desordenado que habla registrado éste en los años anteriores (crecimiento ligado a la actividad del FUAR), y en las violaciones a la seguridad que ese crecimiento nos trajo; pero no valoró lo positivo que fue el que entonces se hubiera creado, después de varias decenios de clandestinismo y estrechez, una “mentalidad de crecimiento” en nuestras filas, que debía haber estimulado, depurándola de sus errores iniciales y sometiéndola a planeamiento. Así el Partido salio del Congreso a cumplir con entusiasmo las tareas de organización de los masas y de su conducción a las luchas reivindicativas y políticas, ( más a las primeras que a las segundas), pera abandonó casi por completo las correspondientes tareas de la construcción del Partido. Este fen6meno abarcó a todo el Partido, desde la Dirección a la base.
Así se explica por que; por ejemplo, carecemos de Células del Partido en casi todas las empresas o grupos de empresas donde existen sindicatos afiliados a las Federaciones cuya dirección influimos. Así se explica también el prolongado estancamiento del Partido en San Salvador y la descomposición de numerosos cuadros. Claro que hay en esto la influencia de otros factores, entre los que los de naturaleza ideológica se destacan más, pero la causa principal del fenómeno esta en el abandonó de la vital tarea de construir el Partido.
¿Cua1 es la causa o raíz de ese paso brusco del crecimiento desordenado al abandono de la labor de desarrollo del Partido? Habrá que analizar más ampliamente ésta cuestión, pero debemos decir por de pronto que una causa muy destacada consiste en la composición pequeño-burguesa de nuestro Partido y en la influencia que las concepciones pequeño-burguesas han ejercido en él durante mucho tiempo.
No obstante que ésta es la realidad que confrontamos ahora; nuestro trabajo de años ha sentado premisas que nos permitieran superar en un plazo relativamente corto ésta deficiencia esencial en el trabajo por la acumulación de fuerzas para la revolución. Existe en derredor del Partido, en los sindicatos y demás organizaciones de masas y entre el pueblo no organizado, un cinturón proporcionalmente grueso -en comparación con las dimensiones de nuestro Partido- formado por obreros industriales avanzados, por campesinos, asalariados agrícolas, maestros, estudiantes y otros sectores de las capas medias, también avanzados, .Con ayuda de algunas medidas, como las que en éste mismo Pleno han de adoptarse y otras que ya se encuentran en aplicación, podemos impulsar el desarrollo del Partido en medio de tales condiciones favorables preferentemente entre la clase obrera y extenderlo también entre las otras fuerzas motrices de la revolución.
Pensamos que un Pleno próximo del C. C. deberá dedicar atención central a este problema de la construcci6n del Partido, para elaborar no sólo medidas concretas , sino también una concepción correcta acerca de los perfiles que deben alcanzar el Partido marxista leninista del proletariado en El Salvador y las rutas principales que debe recorrer en su desarrollo.
La aplicación de las orientaciones tácticas trazadas por los Plenos del C. C . de Octubre de 1970 y Enero de 1971.
Los Plenos del C. C. de octubre y enero pasado hicieron un análisis de la situación y apreciaron las principales tendencias en desarrollo. En base de éste análisis trazaron la orientación de impulsar la unidad de los partidos políticos democráticos en torno de un Programa de cambios y del objetivo de conquistar “un gobierno de transición” teniendo como objetivo inmediato la participación unida en las elecciones de 1972. Hay que decir que el objetivo de un “gobierno de transición” fue únicamente esbozado en los acuerdos del C. C. encargando a la C. P. estudiar detenidamente esta cuestión. Más específicamente, esos plenos del C. C. nos orientaron hacia un trabajo unitario en el movimiento sindical, en torno de la lucha inmediata por un nuevo Código de Trabajo acorde con las demandas obreras, como parte del proceso hacia una Central Única de Trabajadores, cono meta mediata. La línea de unidad fue trazada también para ser aplicada en todos los frentes, con la mayor amplitud.
En lo que se refiere al trabajo de unidad en la esfera de los partidos políticos, se experimentaron progresos consistentes en el inicio de conversaciones bilaterales con el MNR. La dirección del UDN mejoró y acercó ese partido a los esfuerzos unitarios. Pero en cuanto al PDC no puede decirse que haya podido concretarse progresos prácticos con relación a nosotros, aunque si en cuanto a las acciones conjuntas en torno a objetivos inmediatos y definidos con los otros partidos. La tesis de que la alianza formal únicamente debe concertarse entre partidos legales ha venido tomando fuerza en el curso de esas acciones conjuntas, impuesta por la dirigencia del PDC, en la que parece se ha afirmado la corriente que busca la unidad pero sólo con objetivos electorales y concebida como el apoyo a ellos por parte de los demás partidos opositores, “por ser el Partido con mayor fuerza y con más posibilidad”.
En las bases del PDC ha crecido el apoyo a una línea de unidad. Eso es en gran parte el resultado de la difusión por nosotros de la línea unitaria y de los contactos directos a nivel de base en diversos municipios. El sentimiento de las bases se inclina a favor de un entendimiento unitario con nosotros y no solo con los partidos legales. Así quedó demostrado en la última Convención ordinaria de ese partido, celebrada en mayo último, en la cual se llegó a tomarse un acuerdo en tal sentido. Sin embargo, los sucesivos golpes represivos sufridos por la Juventud Democristiana y las organizaciones campesinas que le son adeptas, han venido debilitando orgánicamente esa posición y favoreciendo a la otra.
Una de las causas que ha determinado ese debilitamiento de la corriente avanzada en el PDC, permitiendo que sus dirigentes hayan venido haciendo prevalecer sus limitadas concepciones burguesas acerca de la unidad, consiste en que nuestra línea de acumulación de fuerzas se encuentra rezagada, como ya se explicó, en que nuestro Partido es débil en el seno de la clase obrera, es débil también el sector organizado de ésta y prevalece en su seno, por el mismo poco desarrollo de nuestro Partido, una orientación economista que rebaja sus posibilidades de influir en el proceso político actual. Otro de los obstáculos que dificulta el avance hacia la unidad con el PDC son los prejuicios acumulados en dicha organización en contra nuestra que han predominado a lo largo de varios años en gran parte de su membresía. Importante papel en igual sentido está jugando en este momento la ofensiva reaccionaria emprendida contra el PDC a propósito del caso Regalado Dueñas.
El trabajo por la unidad en el movimiento sindical se ha venido procesando como se previó, en torno de la lucha por un Nuevo Código de Trabajo acorde a las demandas obreras. Durante una buena parte de los meses transcurridos desde los Plenos mencionados del C.C. el trabajo unitario en el frente sindical se concentró en las negociaciones entre los dirigentes nacionales de las distintas centrales que existen. Pero en las últimas semanas se han producido acciones conjuntas y actividades unitarias por las bases en el interior del país y ha progresado el proyecto de construir una nueva Federación incluyendo a los más poderosos sindicatos que se han mantenido independientes de las centrales. En las masas sindicalizadas existe un palpable anhelo a favor de la unidad y éste quizá es el logro más trascendente que se ha logrado. Aunque estos progresos son importantes, no puede aún decirse que hayamos ganado a. nuestras mismas bases sindicales para un trabajo activo y conciente por la unidad del movimiento obrero.
El trabajo unitario permitió en la Universidad asegurar la elección de autoridades superiores de la institución de modo favorable para las fuerzas de izquierda y derrotar las maniobras reaccionarias iniciadas desde la Federación de Asociaciones de Profesionales Académicos de El Salvador (FEPRO). Una nueva organización con una base unitaria, surgió durante ese proceso electoral en la Universidad y e1 FAU hace esfuerzos por consolidarse, entre los estudiantes universitarios esta comenzando a avanzar el trabajo organizativo de los jóvenes comunistas; pero aún domina entre el estudiantado la dispersión orgánica. e ideológico y el apoliticismo, lo mismo que aún prevalece en grupos estudiantiles relativamente grandes y en ciertos nucleamientos de catedráticos y empleados, la influencia de concepciones ultraizquierdistas.
Los obstáculos ideológicos que entorpecen la aplicación de nuestra línea.
El ultraizquierdismo mantiene o gana influencia en otros sectores políticamente activos de la juventud urbana y los minúsculos grupos ultraizquierdistas, incluido el que se desprendió de nuestro Partido en marzo de 1970, hacen esfuerzos por ganar influencias entre los maestros organizados. En nuestro propio Partido no puede considerarse del todo superada esa influencia, que persiste en la medida en que nuestra propia línea no alcanza la suficiente claridad y, sobre todo, en la medida en que no realizamos contra esa corriente pequeño-burguesa una lucha ideológica seria y sistemática.
Los ultraizquierdistas combaten abiertamente nuestra línea de unidad y nuestros esfuerzos por concertar alianzas políticas encaminadas a progresar hacia la tarea estratégica de la construcción del frente democrático. Por otra parte, la corriente derechista del economisno en el movimiento sindical obstruye la toma de conciencia revolucionaria por los trabajadores organizados, lo cual bloquea la construcción del Partido y también obstaculiza el trabajo por el frente único y debilito nuestra capacidad para aprovechar en debida forma las visibles contradicciones que ahora surcan el campo enemigo.
La construcción del Partido encuentra obstácu1os, especialmente aquí, en San Salvador y algunos lugares concretos del país, en la campaña de desprestigió en su contra y la difusión del anti-partidismo como tesis, que realizan los ultraizquierdistas, para lo cual imprimen y hacen circular abundante literatura, sobre todo de origen extranjero.
No podríamos avanzar en el trabajo por el frente único, ni en la construcción de nuestro Partido, sin perfilar claramente nuestra línea, sin emprender una lucha de principios, enérgica y sistemática, contra éstas corrientes ideológicas pequeño-burguesas o burguesas. Ya está claro que la lucha contra esas corrientes forma parte integrante, esencial, de lo elaboración y la aplicación de la línea del Partido y que, por tanto, no debe seguir soslayándose. En la medida que no presentamos esa batalla, el propio Partido se ve congestionado por fenómenos de descomposición liberal y por un notorio sentimiento de insatisfacción y hasta de frustración entre los cuadros más abnegados. La lucha por elevar la disciplina y la moral partidarias, están inseparablemente unida a la lucha ideológica por la línea revolucionaria marxista leninista, contra las tendencias pequeño burguesas y burguesas. Más aún, ningún esfuerzo por elevar la moral partidaria de combate tendría éxito si no se apoya en esa lucha ideológica contra tales tendencias oportunistas o aventureras.
Esta lucha no sólo consiste en el combate contra esas tendencias fuera del Partido, sino que consiste también en un trabajo sistemático para desarrollar nuestra táctica, por hacer que la membresía domine la línea general y las decisiones de la Dirección, de modo que pueda defenderlas y aplicarlas en todas las circunstancias,. La rica experiencia latinoamericana de los últimos diez años y, en especial, las experiencias, actuales de la revolución en Chile, Perú y otros países del Continente, constituyen una preciosa fuente de inspiración y de material para realizar con éxito ésta tarea en el campo de las ideas.
No se trata, desde luego, de abrir una guerra ciega contra los grupos o personas que sustentan concepciones izquierdistas o derechistas, puesto que entre ellos hay muchos elementos honrados. El énfasis deber ponerse en la lucha de ideas, en la lucha contra concepciones y tesis. La lucha contra personas o grupos puede llegar a ser necesaria, pero en todo caso debería decidirse analizando cada situación concreta y no permitiendo que se convierta en método general. La regla general ha de ser la de que la lucha ideológica desde firmes posiciones de principios, se debe combinar con el diálogo con esas personas y grupos y con esfuerzos para concertar acciones unidas con ellos.
LA SITUACION ACTUAL
Para orientarnos bien en la compleja situación política actual de nuestro país y trazar una táctico correcta, debemos analizar sus causas profundas y su esencia, así como los aspectos más importantes de los fenómenos en desarrollo.
Las causas más profundas de ésta situación se encuentran en la crisis que sufre el imperialismo yanqui y su política reaccionaria a escala mundial y, mas ampliamente, en la crisis general del sistema capitalista. En otras parte de éste documento trazaremos el marco de la actual situación internacional dentro del Cual se mueve la situación de nuestro país.
Esta crisis general del imperialismo yanqui y del capitalismo mundial tiene su manifestación en la América Latina en una honda crisis de estructura, que en Centro Américo se expresa hoy .en lo quiebra del mercado Común Centroamericano.
La quiebra del Mercado Común expresa una honda crisis estructural
Que la quiebra del mercado común es una clara manifestación de la crisis de estructura en la región centroamericana, lo demuestra el que haya resistido todos los esfuerzos que, a lo largo de tres años (desde el Protocolo de San José vienen realizando los gobiernos para encontrarle una solución basada en medidas de ‘parches”. Esos esfuerzos no sólo han sido incapaces de alcanzar una solución, sino que han conducido a un deterioro mayor del mercado común.
El mercado común, surgió para asegurar compradores a la industria sustitutiva de importaciones, cuyo desarrollo comenzó a ser impulsado en nuestro país y en otros de lo región ( Guatemala en especial), desde los primeros años de la década de los cincuenta . Extendiendo de este modo el mercado “horizontalmente” se podio eludir la realización de los profundos cambios de estructura que son indispensables para enriquecer el mercado nacional (desarrollo del mercado “en profundidad”) , aumentando los ingresos de las grandes masas de jornaleros y campesinos, principalmente, como resultado de una reforma agraria. Quiénes emprendieron esta clase de industrialización en sus. inicios fueron precisamente grandes capitalistas agrarios, cafetaleros, señores de la tierra, para quienes no podio ser de ningún modo aceptable el camino de la reforma agraria y de ahí su interés en lo concertación de tratados bilaterales de libre comercio, primero (década. de los cincuenta) y del tratado multilateral en 1960. Los monopolios yanquis, (y en cierta medida también los japoneses, alemanes .y de otros países capitalistas), penetraron rápidamente ese proceso de industrialización y llegaron a poner el mercado común a su servicio En torno de la idea central del mercado común se configuró todo un programa de integración económica, que en realidad sólo ha marchado en los aspectos más directamente relacionados con el comercio intra-regional.
La integración y su mercado común han sido el proyecto más definido o importante para promover el crecimiento económico de los países centroamericanos. Bajo su influencia cobró fuerte incremento una industrialización dependiente, con la instalación de fábricas, en su mayoría dedicadas a los procesos finales (ensamblados, envasados, terminados, etc.), y, en consecuencia, fue modificada la composición social de los sociedades centroamericanas, en particular la sa1vadoreña. La formación de una clase obrero industrial, más o menos numerosa, la formación de capas medias urbanas y de sectores de lo burguesía industrial no vinculados o vinculados secundariamente a lo agricultura y la propiedad de lo tierra, son los resultados más sobresalientes de estos mutaciones. La composición social misma del poder se amplió con la incorporación de núcleos representativos de esos nuevos sectores de lo burguesía a los escalones del gobierno. Ciertos grupos de los capas medias, ligados como técnicos o administradores a la industria y a las instituciones a que la integración ha dado origen, se incorporaron también a las labores de gobierno. Todo ello ha influido dentro de la oficialidad del Ejército, haciendo aparecer dentro de ella nuevas corrientes políticas, al lado de las viejas tendencias semi-feudales, que aún subsisten.
Penetrando éste “modernizado” andamiaje del poder político con sus técnicos y agentes, el imperialismo ha impuesto su orientación general en todos los terrenos, incluido el militar.
El mercado común se convirtió así, de un mero instrumento para resolver necesidades económicas inmediatas planteadas por instalación de fábricas, en el núcleo de todo un esquema para empujar a Centroamérica por la vía del capitalismo bajo la dependencia del imperialismo yanqui.
Los planificadores de la Integración Centroamericana calcularon medio siglo de crecimiento y estabilidad bajo su esquema pero la vida no ha justificado tales expectativas: la supervivencia de la vieja estructura agraria y las muchas modalidades de la explotación imperialista han llevado el proyecto a un colapso. Como es natural la quiebra del mercado común ha sacado nuevamente a la superficie la necesidad de los cambios estructurales, que ahora no se limita ya a la urgencia de una reforma agraria, sino que plantea la tarea de sacudirse la hegemonía de los monopolios imperialistas y de las propias formaciones monopolistas de la gran burguesía local, en especial su dominio sobre la banca y otras instituciones financieras (seguros, etc.) en la electricidad, en el comercio de exportación e importación, en los servicios portuarios, etc.
En pocas palabras, puede decirse que el funcionamiento del mercado común ha originado una mecánica que puede expresarse así: a un mayor y más efectivo funcionamiento del mercado común corresponde un atenuamiento de la necesidad de una reforma agraria y otros cambios estructurales y a la contracción y, con mayor razón, a la quiebra del mercado común corresponde un redoblado resurgimiento de esa necesidad de cambios estructurales. Esto, que es una verdad para toda Centroamérica, lo es con especial intensidad para El Salvador.
Como se sabe, las presiones a favor de cambios en la estructura agraria proceden, por una parte, de las fuerzas populares que han demandado una Reforma Agraria profunda . Esta tesis inicialmente elaborada por nuestro Partido y enarbolada antes que nadie por nosotros y nuestros aliados más cercanos, encuentra ahora en nuestro país el amplio apoyo de variadas fuerzas sociales y políticas, que abarcan un campo que incluye desde la clase obrera organizada hasta fuertes sectores de las capas medias, como lo demostró el Primer Congreso Nacional de Reforma Agraria, en enero de 1970. Pero también se originan presiones a favor de una modificación agraria desde la política del imperialismo yanqui hacia América Latina y desde importantes sectores de la burguesía local, ligados exclusivamente o en mayor proporción a la industria que a la agricultura.
En cuanto a la burguesía industrial del país, sus presiones en el sentido indicado se han hecho sentir especialmente en ciertos momentos, cuando las ventas en Centroamérica se han enfrentado a la contracción. Tal fue por ejemplo, lo ocurrido en los meses siguientes a la guerra con Honduras, cuando se escuchó a la Cámara de Comercio e Industria pronunciarse en público. a favor de “medidas para enriquecer el mercado interno, a fin de sustentar el futuro desarrollo de la industria. En la medida en que el precio del café subió en el mercado mundial, en que se fue encontrando soluciones prácticas al problema del tráfico mercantil por el Golfo de Fonseca, en que se hizo posible la colocación de mercancías industriales salvadoreñas en el mercado hondureño, bajo el disfraz de marcas de fábricas guatemaltecas y en que se pudo realizar algunas ventas fuera, de Centroamérica, se debilitaron y cesaron las mencionadas presiones de esos sectores de la burguesía industrial. Además, entonces parecía cierta la posibilidad de normalizar el mercomún por medio de parches (negociaciones para un “modus operandi” etc.)
La tendencia del imperialismo yanqui a introducir modificaciones agrarias en la América Latina es un fenómeno que data ya de hace unos doce años y surgió oficialmente con 1a llamada Acta de Bogotá, que contiene el programa de reformismo neocolonialista patrocinado por el gobierno de Eisenhower. Debe recordarse que el “Directorio Cívico Militar, surgido del golpe cuartelario del 25 de enero de 1961 “para impedir el triunfo del comunismo” hizo suyo el programa reformista del Acta de Bogotá; compactó al Ejercito en torno de ese programa y comenzó a poner en práctica ciertas medidas bajo tal orientación: sep— timo día de descanso semanal remunerado, “alimentación mínima” y salario mínimo para los trabajadores agrícolas, etc.
La quiebra de la integración y el mercomún repercute así no sólo en el terreno económico, sino también en el político: incrementa las presiones reformistas o “desarrollistas” burguesas en toda la región; excita al imperialismo a reforzar sus exigencias en pro de más concesiones de privilegio para sus monopolios y reanima sus presiones reformistas neocoloniales, tantas veces aplazadas en nuestro país por la tenaz resistencia de la oligarquía burguesa-terrateniente; abre y agudiza las contradicciones entre las clases dominantes, provocando el reagrupamiento de la burguesía agraria y su virulenta contra ofensiva para preservarse contra las tendencias reformistas de todo tipo; todo lo cual dificulta a estos gobiernos y particularmente al gobierno salvadoreño, la solución de las tareas políticas que tiene planteadas (elecciones, en este caso).
Estas condiciones acentuadas unas o creadas otras por la quiebra del mercomún, permiten también avanzar hacia el reagrupamiento y la unidad de las fuerzas populares, extender la convicción de que son necesarios cambios profundos en las estructuras económicas y en el poder político, en nuestro país, abarcando a nuevos sectores que permanecían al margen o en posiciones conservadoras y, lo que es más importante, dan buena base para promover la lucha y la organización de las masas.
Debemos aceptar, no obstante, que la crisis política “por arriba”, es mucho más fuerte y profunda, que la lucha de masas “por abajo”, no sólo en nuestro país, sino a escala centroamericana. Puede decirse que, en nuestro país, después de la guerra contra Honduras, nos encontramos apenas en los pasos iniciales de un nuevo flujo de la lucha de masas, cuyas características anuncian que tenderá a desarrollarse y ensancharse como nunca antes.
Las contradicciones entre las clases dominantes son un rasgo sobresaliente de la situación actual
Así pues, la clara manifestación y agravamiento de los contradicciones entre las clases dominantes y su incidencia en el proceso político es otro rasgo destacado de la situación actual. En los párrafos anteriores hemos señalado cuales son las raíces que nutren estas contradicciones; procuraremos ahora analizar las características que ellas presentan y su papel en la situación de la actualidad y del futuro inmediato, en especial su incidencia sobre el proceso electoral que ya prácticamente se ha puesto en marcha.
Las contradicciones en el campo de las clases dominantes agrupan por un lado a la burguesía agraria, que se cohesiona en torno de ciertos grandes señores de la tierra (Salaverria Kreit, Wright, Menendez, Castro, etc.) para presentar batalla política y que ha coordinado todas sus organizaciones (ANAASA, Cooperativa Algodonera, Cooperativa Azucarera, Asociación Ganadera, Asociación Cafetalera, etc.), para presentar un frente común contra la posibilidad de que se legisle autorizando los sindicatos de trabajadores agrícolas y contra toda otra medida reformista que les afecte. Por otro lado, pero sin la misma cohesión, se encuentran ciertos círculos de la burguesía reformista pro-imperialista, ciertos nucleamientos de técnicos desarrollistas que laboran en las dependencias de algunos ministerios y reciben inspiración e impulsos de la política que mantiene el Departamento de Estado de los EE.UU. El gobierno de Sánchez Hernández procura servir a este último agrupamiento pero encuentra oposición dentro de sus mismas filas y en los escalones de mando del Ejército, donde la burguesía agraria cuenta con grandes y antigua influencia.
Las contradicciones en el campo de las clases dominantes se ponen de manifiesto en derredor de varios problemas recientes o actuales:
-Ley de Bancos;
-La Ley de Riego y Avenamiento;
-La actual discusión sobre el posible reconocimiento legal al derecho de sindicalización en el campo;
-La sucesión presidencial;
En todas estas cuestiones el gobierno de Sánchez Hernández ha procurado inicialmente colocarse en el punto de vista del reformismo neocolonialista yanqui, pero las presiones emprendidas por la gran burguesía, particularmente por su sector más ligado a la tierra, lo han obligado pronto a sucesivas vacilaciones, retrocesos y claudicaciones. Un fenómeno de éste género se encuentra hoy visiblemente en marcha, a propósito de la discusión sobre la sindicalización de los trabajadores agropecuarios Por seguro hay que tener que se recrudecerá la ofensiva ya iniciada por la burguesía agraria cuando se reabra en la Asamblea el debate para la aprobación de libro Segundo del Código de Trabajo, y se hará más virulenta é histérica el día que Sánchez Hernández se atreva ( si es que se atreve) a entregar a la legislatura cualquier proyecto de Ley bajo el titulo de “Reforma Agraria”, como lo anunció en su mensaje anual, el reciente primero de julio.
El mismo hecho de que la aprobación del nuevo Código de Trabajo se haya suspendido al terminar el Libro Primero, constituye una de las típicas vacilaciones y claudicaciones del gobierno de Sánchez Hernández y el hecho de que dos Comisiones de la Asamblea (la de Trabajo y la de Legislación y Puntos Constitucionales) sostengan con mayoría del PCN, dictámenes contrapuestos entre si, en relación al derecho a organizar sindicatos agropecuarios, muestra las grietas que esas contradicciones acarrean para el régimen.
La actitud del imperialismo yanqui hacia la organización en el campo se refleja en el funcionamiento del IESCA (que es una agencia oficial del gobierno de los Estados Unidos), y sus esfuerzos durante los últimos cuatro años por organizar “uniones comunales” y “cooperativas agrícolas”, instrumentos con los que busca controlar la dirección del movimiento del proletariado agrícola y de los campesinos que puede desplegarse en el caso de que se apruebe la sindicalización legal de los mismos. Los dirigentes sindicales que tradicionalmente han estado al servicio del imperialismo yanqui en nuestro país, incluido el más prominente de ellos, ahora diputado dirigente del PCN, apoyan la sindicalización para el campo, dentro, como es lógico, de limitaciones calculadas para impedir el surgimiento de poderosas organizaciones legales de jornaleros agrícolas.
A propósito del derecho individual del Trabajo (Libro Primero del Código) también se pusieron de manifiesto contradicciones dentro de la Asamblea y dentro de la bancada de diputados del PCN y tales contradicciones abarcaron a la burguesía industrial, cuyos intereses clasistas la contraponen al movimiento obrero.
La destitución del General José Alberto Medrano como Director de la Guardia Nacional y su posterior captura, el apresamiento de varios de sus destacados pandilleros, consejeros y aliados políticos, sacaron a la luz del día un nudo de conflictos en las altas esferas militares, que son indudable reflejo de las contradicciones que confrontan en su campo las clases dominantes internas y el imperialismo.
A medida que se ha venido acercando, la fecha de las elecciones presidenciales, esos conflictos se han hecho más agudos y han engendrado el fraccionamiento en las filas del PCN, incluso al más alto nivel.
Bajo fuertes presiones, fue resuelto el juicio penal contra Medrano en base de negociaciones que concluyeron con el compromiso de sacarlo libre, por un lado, y el compromiso de que él se fuera del país por el otro. La preocupación por retirar del país a éste personaje tiene su origen en el proyecto de hacerlo candidato a la Presidencia de la República que sustenta un fuerte grupo de grandes capitalistas agrarios encabezados por la familia Salaverria de Ahuachapan. La candidatura de Medrano podría dividir al PCN, al ejército y a la votación a favor del candidato oficial. Ese proyecto cuenta con simpatías, según parece, de círculos del Pentágono y la CIA, cuya línea para América Latina se confía sobre todo a la creación de gobiernos “duros”, represivos, más apoyados en los cuerpos de seguridad que en los ejércitos, según lo sostuvo Rockefeller en las recomendaciones de su informe a Nixon, después de la jira que éste le encomendó por la América Latina. Esa clase de gobierno, según la CIA y el Pentágono, puede ser la curación preventiva contra el avance de la revolución que hoy se vive en nuestro Continente, incluyendo la cura contra las corrientes militares nacionalistas que han comenzado a brotar en los ejércitos latinoamericanos. El imperialismo yanqui combina el reformismo con “la línea dura”, apoya la idea de gobiernos gorilas sin abandonar sus proyectos reformistas. No obstante, según lo ve el referido sector de la burguesía agraria este tipo de gobierno “duro” puede significar no sólo un freno para la revolución, sino también un freno para el reformismo cuyo filo se ha mantenido amenazador sobre su cabeza durante los últimos 10 años. Por eso, como lo demuestra la experiencia de estos años en América Latina (Brasil, Argentina, Venezuela), los gobiernos gorilas no superan las contradicciones entre las clases dominantes y menos la crisis de estructura sino que las agravan.
Una vez que Medrano fue puesto en libertad los ajetreos para lanzar su candidatura presidencial se han reanudado. El magnate azucarero y cafetalero Raúl Salaverria ha anunciado la creación de un nuevo partido político, al que se encomendara postular la candidatura de Medrano y, en último caso , la candidatura de otro personaje capaz de desempeñar el mismo papel.
Hay suficientes elementos de juicio para sostener que la destitución del “Chachi” Guerrero de su cargo de Ministro de Relaciones Exteriores, su expulsión de la Secretaria General del PCN y de su condición de miembro de ese partido, son hechos que están directamente conectados con intensos trabajos que éste realizaba entre los pecenistas para una formula en la que él seria candidato a la Vice-presidencia. Según se desprende de ciertas informaciones, este propósito formaba parte de un plan concertado con representantes medranistas en la ciudad de México.
Para la mejor comprensión de esta intrincada madeja de maniobras, debe tenerse en cuenta el antecedente de que el Dr. J. F. Guerrero (“Chachi’) fue durante muchos años abogado de la Cooperativa Algodonera, hasta su ingreso a las altas esferas del gobierno a raíz del golpe del 25 de enero de 1961. La Cooperativa Algodonera se encuentra desde hace más de diez años bajo la jefatura del grupo de capitalistas agrarios que encabeza el multimillonario algodonero, camaronero y aceitero Juan Wright, dueño de la rica Hacienda “La Carrera”, en Usulután. El “Chachi” siempre se mantuvo fiel a Juan Wright y su grupo. Prueba de ello es el hecho de que al ser destituido de la Cancilleria hace algunas semanas, obtuvo de inmediato su antiguo puesto de abogado en la Cooperativa algodonera con 2,500.00 C. de sueldo mensual.
El trabajo encomendado al “Chachi’ dentro del PCN condujo a ahondar el fraccionalismo. En algunos lugares importantes del país, se llegó incluso a formar directivas paralelas del PCN, que todavía funcionan. Cada una de esas directivas controla no sólo a una parte de la membresía, sino también a una parte de la ORDEN, en cuyas filas esta viva la idea de que “el General Medrano se va a rehacer de los golpes recibidos y vo1vera a brillar”, como la estrella de esa organización anti-comunista.
El grupo predominante en el gobierno ha respondido a la maniobra expulsando al ‘Chachi” y reformando la Ley Electoral, una de cuyas modificaciones consiste en adelantar para el 20 de febrero de 1972 la elecci6n de Presidente y Vice-presidente de la República. Este adelanto de fecha, más la elevación del número de firmas para inscribir un partido y otras nuevas disposiciones, tienen no sólo los objetivos generales de perjudicar a los partidos de oposición y entorpecer la inscripción del PR, si no que buscan específicamente dificultar la inscripción del nuevo Partido de los grandes burgueses agrarios.
De lo dicho puede deducirse que, si el gobierno lograra impedir la inscripción del nuevo Partido y la postulación por él de una candidatura presidencial quedarían abiertos para ese agrupamiento ultra-derechista la posibilidad del golpe militar y, quizá, la negociación, los compromisos y concesiones mutuas con el candidato que postule el PCN, como ocurrió a fines de 1961 con Julio A.
Rivera, cuando era candidato a la Presidencia y negoció con la burguesía agraria el desistimiento de la Ley de “alimentación mínima” para los jornaleros agrícolas, y de todo otro proyecto reformista, a cambio del apoyo de esos capitalistas al nuevo partido oficial que entonces se estaba organizando para sustituir al fenecido PRUD. El Directorio Cívico Militar había proyectado crear un partido oficial con una plataforma reformista y estaban avanzados los preparativos con tal fin. Los compromisos adquiridos por Rivera con la burguesía agraria hicieron abandonar también ese proyecto y no es casual que el partido oficial que finalmente se creó fuera bautizado con el nombre de “Conciliación Nacional”.
La postulación de la candidatura propia de la burguesía agraria y un fuerte crecimiento de la misma dentro de la base política del régimen, podría conducir a un “auto-golpe” por parte del equipo gobernante, para impedir la realización de las elecciones y aplazarlas para cuando mejoren sus expectativas. En cuanto a las posibilidades de que la candidatura de la burguesía agraria sea fuerte, debe tenerse en cuenta que el gobierno no cuenta con ninguna figura suficientemente destacada e influyente como para cohesionar al PCN y a los votantes que éste arrastra, mientras que esas características si las reúne Medrano. Quizás esto explique por qué persiste el rumor de que la candidatura del Dr. Reinaldo Galindo Pohl no ésta aún desechada, pese al rechazo de éste.
Por consiguiente, al examinar el posible desarrollo de las apuntadas contradicciones actuales dentro de las clases dominantes, nuestro Partido debe tener presente las varias alternativas que ellas plantean:
-Elecciones que incluyan una candidatura propia de la burguesía agraria, la candidatura del PCN y la o las candidaturas de la oposición democrática;
-Auto golpe del gobierno actual;
-Golpe militar de ultraderecha
-Concesiones mutuas y reconciliación entre los bandos contradictorios de las clases dominantes.
El rápido deterioro del prestigio del gobierno por su acción represiva contra el movimiento de masas (caso de la huelga de ANDES), puede reforzar cualquiera de las últimas tres alternativas apuntadas.
Más adelante veremos que las posibilidades golpistas abarcan también un tercer tipo de pronunciamiento militar, de inspiración nacionalista a “la peruana” “a la boliviana,” o a “la panameña”.
Al prever las apuntadas posibilidades golpistas debemos hacer un esfuerzo por deducir las características del gobierno que posiblemente se instale por ese medio.
Si se produjera un golpe patrocinado por el agrupamiento reformista, lo más seguro es que el gobierno que se instale lanzaría un programa cuya cuestión central seria una reforma agraria enmarcada en las concepciones burguesas, además de una serie de medidas orientadas a reorganizar el crédito, a un mayor control sobre el comercio de exportación de productos agrícolas (café, algodón, azúcar), de pequeñas medidas inmediatas para mejorar los salarios en el sector público y la consiguiente demagogia en torno de todo ello. Un gobierno así reclamaría quizás el nombre de “gobierno revolucionario.” Es probable, por otra parte, que un golpe de esa clase venga acompañado de medidas represivas en contra nuestra, de las organizaciones populares y de la Universidad, con el objeto de alegar una línea tercerista, bajo el postulado de “ni comunista ni derechista”. Pero también es probable que, si ésta posibilidad golpista madurara, las medidas represivas ya mencionadas, se produzcan desde antes, bajo la presidencia todavía de Sánchez Hernández, lo cual podría servir incluso para justificar su derrocamiento. En cierto modo éste puede hallarse implícito en las acciones represivas contra la manifestación de apoyo a ANDES la noche del 16 de julio cerca del Palacio Nacional y la tendencia a profundizar la represión, refrenada a ratos y a ratos activa que se nota en la actualidad.
Pero lo que debemos de tener claro acerca de esas medidas represivas combinadas con un golpe de este tipo, es que su verdadero objetivo consiste en destrozar a las organizaciones para que no pueda después desarrollarse una fuerte presión popular a favor de la radicalización del proceso, en el momento en que apliquen su limitado programa de reforma de esencia burguesa.
Es muy probable que dentro del Ejército existe en la actualidad algún núcleo de militares con ideología nacionalista y reformista hasta cierto punto avanzada. Pero en realidad la contradicción entre reformistas burgueses pro-imperialistas y reformistas pequeño burgueses nacionalistas no se ha procesado aún y está lejos de madurar, por lo que puede considerarse muy probable que los reformistas pro-imperialistas, que son ahora más fuertes que los otros, aseguren control de un eventual movimiento del tipo ya apuntado y que “absorban” temporalmente dentro de él a la corriente nacionalista pequeño burguesa. Solo después, en el curso de la aplicación del programa de reformas, es que puede producirse la diferenciación y el desarrollo consiguiente de esa contradicción, tanto más si se puede impulsar ‘desde abajo”, con las masas, una presión orientada a rebasar los limites burgueses de esas reformas.
Todo éste esquema no puede, sin embargo, tomarse como un pronóstico exacto; son apenas algunas hipótesis y la vida es siempre más rica y móvil que cualquier teoría. Pero si puede ayudarnos este esquema a prever los grandes rasgos y la tendencia de una posibilidad que está realmente planteada en nuestro país.
Una cuestión que se destaca nítidamente es que la cuestión agraria se coloca por la fuerza objetiva de la vida en el centro del proceso nacional y que, por consiguiente, ya sea que se produzca o no un movimiento golpista, reformista o netamente conservador, es deber de nuestro Partido levantar su propio Programa Agrario, difundirlo y, apoyándose en la necesidad de solución al problema agrario, esclarecer la necesidad de romper la dependencia del imperialismo yanqui, para asegurar que la solución agraria esté al servicio del desarrollo independiente de la nación y no hunda por más tiempo al país en el subdesarrollo y la dependencia.
La tesis agraria del Partido debe ser depurada de algunos aspectos erróneos que adolece y ser desarrollada en sus aspectos débiles, todo dentro de un breve plazo, pues muy pronto tendremos la necesidad de hacer claridad a las masas acerca de la diferencia entre reforma agraria burguesa y reforma agraria democrática y popular, ya sea que debamos hacerlo en las condiciones de la campaña electoral o frente a un gobierno no reformista surgido de elecciones o golpe militar.
La otra posibilidad golpista que está planteada es la proveniente del agrupamiento de la burguesía agraria. El gobierno que surgiría de ese tipo de golpe sería de franca posición derechista, con las características represivas de esa clase de gobierno surgidos de cuartelazos. No obstante, esa salida para la situación actual no haría desaparecer las contradicciones que están en proceso entre los clases dominantes, ni mucho menos superaría las contradicciones con las masas trabajadoras y del pueblo en general; y se abrirla por eso, un periodo de fuertes luchas populares y de intentos de contra-golpe militar que eventualmente podrían triunfar y hasta radicalizarse en el marco de la lucha popular.
El gobierno recrudece y extiende la represión
Otra característica de la actual situación consiste en el recrudecimiento de la actividad represiva del gobierno de Sánchez Hernández; un aspecto novedoso de la represión es su dedicatoria de la misma hacia los dirigentes juveniles de la democracia cristiana, que tiene su explicación en el propósito de bloquear .las tendencias avanzadas dentro del PDC, desprestigiarlo implicándolo en el caso Regalado y, de ser posible, bloquear también un acuerdo político de ese partido con otros partidos y fuerzas populares.
Tanto la ultraderecha como el gobierno han mostrado en los últimos meses su disposición práctica a hacer uso del terrorismo como instrumento político para abrir paso a sus planes. Así lo atestiguan el caso de Ernesto Regalado Dueñas, el caso del túnel y los frecuentes secuestros policiales.
La tendencia represiva y- terrorista tiene su origen en las animadas contradicciones actuales de las clases dominantes, en falta de cohesión en el Ejército y en sus instrumentos político-electorales, en momentos en que comienzan a enfrentarse a un nuevo periodo de ascenso de la lucha de masas, en las contradicciones internas y en el debilitamiento del imperialismo internacionalmente.
Se está iniciando un nuevo flujo de la lucha de masas en nuestro país.
Con la huelga de la construcción y con la huelga de ANDES, ambas de carácter nacional, se puede decir que ha dado comienzo un nuevo ascenso de la lucha de masas en nuestro país. Por las condiciones que rodean este ascenso , en lo internacional y lo nacional, y por las causas profundas que determinan los problemas y contradicciones principales de la situación actual, se puede afirmar que el flujo que está iniciándose tiene la posibilidad de llegar a ser más extenso y de mayores alcances que todos los flujos anteriores, quizá desde 1944.
El Marco Internacional
En la arena internacional el imperialismo yanqui se encuentra en un proceso de deterioro y defensiva, mientras los pueblos se encuentran en una gran ofensiva revolucionaria. Esta apreciación se comprueba si se hace una comparación aunque sea a grandes trazos, con la situación de ofensiva imperialista en los años de 1964 a 1968.
Durante esos años en América Latina fue derrotado el movimiento guerrillero en Venezuela, Perú y Bolivia (guerrilla del Comandante Che Guevara), fue gravemente afectado e1 movimiento guerrillero en Guatemala y Nicaragua, fue invadida la República Dominicana y atajado el movimiento popular que encabezaban los militares constitucionalistas; fue derrocado el gobierno progresista de Goulart en Brasil; el movimiento revolucionario de nuestro continente fue fraccionado por las divergencias ideológicas.
En Asia el imperialismo paso a una fase más desplegada y destructiva de su agresión contra los pueblos de Indochina, al iniciar los bombardeos sobre la República Democrática de Viet Nam, extender sus operaciones aéreas en Laos y enviar un ejército que llegó a los setecientos mil soldados norteamericanos a Viet Nam del Sur. En Indonesio fue derrocado el gobierno progresistas de Sukarno y, aplastado el Partido Comunista mediante una masacre que causó medio millón de muertos.
E Medio Oriente la ofensiva del imperialismo se hizo sentir en la invasión de Israel sobre Egipto y otros países árabes, instigados por el gobierno de los Estados Unidos, Varios gobiernos africanos progresistas, surgidos de la lucha por la independencia de las colonias, fueron derrocados por golpes militares urdidos por la CIA, como en Gana y Malí.
En Europa se estableció el gobierno militar fascista en Grecia y se intentó desmembrar a Checoslovaquia de la comunidad de países socialistas.
La situación actual es radicalmente distinta:
La derrota del imperialismo yanqui en Indochina es ya un suceso próximo y seguro. Ha sido totalmente derrotada su guerra aérea de destrucción sobre la República Democrática de Viet Nam, ha sido físicamente derrotada su agresión a Cambodia , ha sufrido un descalabro increíble su agresión a Laos, mientras en Viet Nam del Sur ya nada puede impedir la victoria del Frente de Liberación Nacional y las tropas yanquis se están retirando paulatinamente, de acuerdo al mal llamado plan de la “vietnamización de la guerra”, para evitar sufrir directamente el total y vergonzoso descalabro militar.
El imperialismo yanqui se ha visto en la necesidad de introducir un fuerte viraje a su política hacia la República Popular China, aunque no es claro aún el significado que asigno la dirección maoísta a la maniobra puesta en marcha en fecha reciente para normalizar las relaciones entre EE.UU. y ese país socialista, (próxima visita de Nixón a Pekín), no cabe duda que se trata del reconocimiento de parte del imperialismo de la derrota de una línea mantenida tercamente hacia aquel gran país, que tendrá que afectar aspectos básicos de su línea estratégica en el extremo oriente.
En los países árabes se ha consolidado una mayoritaria tendencia hacia la izquierda en sus gobiernos,.Gracias a la enorme ayuda de la URSS se han repuesto esos países de las grandes perdidos militares y económicas que les ocasionó la agresión en 1967 y cobra fuerza su exigencia de devolución de los territorios ocupados por Israel en esa oportunidad.
La cohesión de la comunidad socialista de Europa es ahora más sólida, el poderío económico y militar, lo mismo que el prestigio internacional de la Unión Soviética se han elevado mucho.
A causa de su destartalada y costosísima agresión a Viet Nam y demás pueblos de Indochina, el dólar es hoy una moneda en agudo proceso de debilitamiento ,que pasa de una convulsión a otra, en una crisis de la que ya no podrá retornar a su vieja posición hegemónica en el mundo capitalista. Las organizaciones populares norteamericanas han elevado a niveles sin precedentes su lucha contra la agresión de su gobierno en Indochina, contra la discriminación racial y la pobreza y por la democracia.
En América Latina la Revolución Cubana se ha consolidados y avanza superando complejos obstáculos en la construcción del socialismo. En Perú , a fines de 1968 surgió un gobierno militar nacionalista que ha venido radicalizando sus medidas anti-imperialistas y anti-oligárquicas y aún cuando el equipo dirigente busca una fórmula “tercerista”, de hecho ha rebasado ya en ciertos puntos los límites de un movimiento reformista burgués y asestado golpes duros, no sólo al imperialismo sino también al capitalismo en general en aquel país. En Panamá, surgió casi al mismo tiempo, otro gobierno militar nacionalista que, después de fracasar el contragolpe de derecha, a fines de 1969 contra Torrijos ha adoptado una posición anti-imperialista cada vez más definida, particularmente en lo que se refiere a exigir el retorno a la total soberanía panameña de la faja territorial conocida como Zona del Canal y el retiro de todas las fuerzas militares y bases norteamericanas de su país.
En septiembre de 1970 triunfó en Chile por vía electoral la Unidad Popular, encabezada por la alianza del Partido Comunista y el Partido Socialista. El gobierno que preside Salvador Allende se instaló en noviembre de ese mismo año y ahora apenas 8 meses después, ya ha cumplido una parte decisiva de su programa de apertura hacia el socialismo, El proceso Chileno es el más profundo de los nuevos procesos revolucionarios de la América Latina de hoy. Se trata de una revolución encabezada por el proletariado y en la cual su partido comparte el papel hegemónico con otro gran partido obrero, y marcha claramente hacia el socialismo apoyándose en la organización y la actividad conciente de millones de obreros industriales y agrícolas, de campesinos y mayoritarios sectores de las capas medias. El proceso chileno se desenvuelve dentro de peculiaridades excepcionales , como su carácter pacifico y pluripartidista, pero al mismo tiempo ha dado respuestas eficaces a interrogantes esenciales que tenia abiertas el movimiento revolucionario latinoamericano a partir de las sucesivas derrotas del periodo anterior. ¿Sobre ésta base y sobre la base de la variada experiencia del avance anti-imperialista continental, se puede reagrupar y cohesionar al fraccionado movimiento revolucionario latinoamericano, como ya ha comenzado a ocurrir?
En Bolivia, poco después del triunfo de la Unidad Popular chilena, las organizaciones populares y un sector militar hicieron fracasar una intentona derechista que buscaba instalar un gobierno totalmente entregado al imperialismo y, como resultado de ello, surgió el gobierno que encabeza el General Juan Torres que, pese a sus grandes vacilaciones y a las contradicciones internas no superadas por completo en el Ejército, ha abierto una nueva situación en aquel país, en cuyo marco se desenvuelve una creciente presión popular que exige la radicalización del proceso.