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Jorge Enea Spilimbergo

 

Lula:
Del obrerismo al frente nacional

 

 

 


Escrito: En 2002.
Primera publicaci�n: En el n�mero de diciembre de 2002 de Patria y Pueblo.
Digitalizaci�n: N�stor Miguel Gorojovsky
Fuente: Mensaje enviado el 2 de enero de 2003 a la lista de discusión en internet "Reconquista-Popular".


 

 

    El 2003 arranca con la asunci�n de Lula da Silva como presidente constitucional de la hermana rep�blica de Brasil. El hist�rico hecho confluye con otros resultados como el ascenso de Evo Morales en Bolivia, el triunfo de Lucio Guti�rrez en Ecuador y la derrota del oficialismo en Per� , a manos de un quiz�s renacido APRA. sin olvidar la inminencia de una pr�xima victoria del Frente Grande en Uruguay.

Al mismo tiempo arrecia el enfrentamiento entre el gobierno popular de Ch�vez de Venezuela y el golpismo de la peque�a burgues�a caraque�a, nostalgiosa del turismo de compras a Miami, bajo el ala petrolera de la CIA.

En seguida, la tonter�a medi�tica se lanz� a preguntar cu�l podr�a ser el Lula argentino. El ascenso de Lula refleja el crecimiento industrial de San Pablo, la emergencia de un proletariado joven y vigoroso que encontr� en el metal�rgico Lula a un cabal conductor. La comparaci�n posible es con los trabajadores argentinos de 1945.

Hoy, en contraste, la cat�strofe industrial perpetrada por la dictadura y sus sucesores civiles (de Alfons�n a Duhalde, pasando por Menem, Cavallo, De la R�a) marca otras rutas de convergencia hacia la alianza estrat�gica.

Desde las ra�z proletaria de Lula se erigi� el Partido de los Trabajadores, cuyo primer impulso obrerista marc� su fuerza y sus l�mite temporales. Tres contiendas presidenciales y tres derrotas jalonan esta marcha firme y obstinada. Alguna vez, al analizar esta prehistoria, supimos criticar tendencias "socialdem�cratas" del PT, p. ej., su oposici�n al programa nuclear, al submarino at�mico, etc., a la sombra (sospech�bamos) de un cierto pacifismo izquierdoide europeo occidental.

Pero Lula no se at� a tales esquemas y pronto comprendi� que, en ese gigante semicolonial que es Brasil, es preciso asumir la ra�z desatadora del conflicto que es el antagonismo entre el imperio y el cuerpo nacional asfixiado por la dependencia. Ello explica su laboriosa pol�tica de alianzas con sectores medios y empresariales, as� como su di�logo con un estamento militar hasta ayer mismo sometido a las lacras del anticomunismo y el conflicto con la Argentina.

Fue un camino convergente, azuzado por el avance del imperialismo yanqui sobre la portentosa reserva que significa la Amazonia (patrimonio de la humanidad. yanqui, piensa Bush), no muy distinto que la voracidad hacia la Patagonia, Ant�rtida y oc�anos meridionales.

Cambi� as� el eje de la hip�tesis de conflicto, proyect�ndose hacia la defensa de la Amazonia y descongestionando militarmente la frontera sur con Argentina, Uruguay y Paraguay. Hace un par de meses, el Estado Mayor brasile�o cancel� a nuestros pa�ses como hip�tesis de conflicto y, pasando a los hechos, traslad� sus fuertes dotaciones meridionales hacia mejores destinos.

Por estas y otras v�as estas confluencias generadas por el conflicto central con el Imperio fueron esbozando el proyecto de un frente nacional donde los trabajadores tienen una presencia vigorosa pero no cerrada ni sectaria. Caus� sorpresa en los medios acad�micos la repercusi�n del mensaje de Lula a los cuadros militares, que estos recibieron con entusiasmo casi efusivo.

Este proceso de crecimiento y maduraci�n ha sido interpretado por sectores la la izquierda "cipaya" (o todos) como una "entrega" de Lula , su anunciada "traici�n". No lo vemos as�, m�s all� de los avatares de la lucha contra el enemigo implacable.