Escrito: julio de 1896.
Primera vez publicado: Vive la lutte.
Traduccion: Carlos Igor Guerrero. Con el permiso de quien aparece aqui.
Fuente de esta edicion: Marxists Internet Archive
Transcripcion/Html: Rodrigo Cisterna, 22 de febrero de 2017
Mi querida Cezaryna
Tu carta me ha entristecido profundamente y he vacilado mucho antes de escribirte, pues yo sé por experiencia que en semejantes casos las explicaciones y el silencio son igualmente dañinos: donde un amigo es susceptible de sospechar que una pequeña o nula explicación no arregla las cosas. Si se elige el silencio el amigo piensa que tiene la razón, que no se tiene nada que respondérsele.
Con el corazón acongojado, prefiero, sin embargo, escribirte, pues yo te estimo mucho para que tus peores sospechas, no alteren mi respeto y deseo sincero de sacarte del error.
Nuestra última carta ha sido producto del concurso de tres circunstancias: 1) tus últimos malentendidos con Adolf, 2) el pasaje de mi carta sobre los "excesos" y las "historias" de Guttmayer, 3) nuestra carta común con Anna y Grozowsky.
En cuanto al primer punto, yo creo sobre todo después de tu última carta: en los asuntos que se tratan aquí, la conducta de Adolf hacia ti no ha sido irreprochable. Las dos sabemos que este adorable mozo de considerables atenciones, a veces falta groseramente de tacto. Por tanto, como tú misma lo dices, no le atribuyes importancia alguna a esta debilidad, que jamás ha llegado a arruinar tus relaciones armoniosas. Por cierto, no es lo mismo si tu estimas que la conducta de Adolf ha sido dictada por no sé qué arreglo con nosotros. Querida mía, ¿acaso te permites formular tal sospecha? Tu sabes que eso es absurdo: en el caso donde la evidencia es flagrante, que Adolf ha completamente desconsiderado nuestra opinión en cuanto él envió de la resolución y que nosotros, en la total ignorancia de las querellas entre ustedes, como tú, nosotros esperamos que todo esto s e arreglara sin que el nombre del partido sea revelado, en este momento tu llegas a la conclusión siguiente: Adolf en contacto secreto con nosotros y por encima de ti, habría elaborado y enviado la resolución. ¿Has comprendido lo absurdo que es esto? Por tanto, mi carta a él dirigida y que Adolf te ha mostrado ha debido probarte que nosotros no teníamos ninguna idea de lo que estaba pasando entre ustedes dos. Ni tu ni Adolf nos ha n escrito una sola palabra. Nosotros estamos persuadidos que todo pasará en el más total acuerdo y solo la noticia que Adolf nos ha comunicado después de la resolución nos ha golpeado como un mazazo. ¿Piensas de verdad que yo sé lo que ocultan tanto la una como el otro, y tanto más si ustedes se muestran mutuamente las cartas? Pero justamente después que el mal entendido con Adolf se ha actualizado, el me escribe: "Yo he tenido la intención de escribir a Londres inmediatamente, pero como no deseaba emprender nada sin haber discutido con Cezaryna, yo iré a casa de ella, etc." ¿no estábamos en posición de pensar que todo se arreglaría entre ustedes, y que ya se habían reconciliado? Así las cosas, después de esto recibimos tu última carta. De verdad ¡me apena verdaderamente repensarlo! Yo constato que tu supones que nuestra consideración, basada en la conducta de Adolf, están en contradicción flagrante con los hechos y que no es como dicen los alemanes como el viento.
2 el origen de mi aserción a propósito de Guttmayer es la siguiente: con mucha prisa (¡el 26!) yo he agregado a la carta concernida él envió de la resolución de Londres, una indicación de que tú y Guttmayer debían firmarla por la Asociación, y Adolf por la Sprawa. Nosotros nos la hemos ingeniado para hacer todas las combinaciones posibles para las firmas, pensando que sería más oportuno que Adolf en tanto delegado eventual de Londres no firme sino cualquier otro debía firmar, nosotros pensamos poner mi nombre para que se asocie mi artículo de la Neue Zeit a la resolución. Nosotros no hemos renunciado a esta idea que, a causa de tu firma, para que no figuren dos buenas mujeres como signatarias. La eventualidad que tú no firmaras no se nos ha ocurrido. Es así como de último minuto, antes de enviar la carta (Grozowsky esperaba ya con el gorro en la cabeza para correr a la estación) una idea me vino de golpe: y si Guttmayer ¿ si por alguna razón, terca y súbitamente rechazaba firmarla, estropeando así todas las combinaciones? te preguntaras ¿no había otro apersona para remplazarlo ni tiempo para consultarnos' fue pues todo por azar que tal incidente no impidió el envió de la resolución que yo había agregado a toda prisa: "Si Guttmayer inventaba historias, tomese a Gutt" y como tú podrás constatar, estoy bien fundada en cuanto a mi expresión sobre Guttmayer.
1. Adolf, su mujer y tú me lo describieron de París como un hombre muy estrecho, limitado y al mismo tiempo muy presuntuoso y testarudo. De parte de un personaje como él se puede esperar toda suerte de historias.
2. la prueba es que hacia la formación de nuestra asociación, ha intentado ya ejercer una presión indecente: 'Si la declaración contiene la palabra 'constitución' él se saldría de la Asociación" probando así la pizarrería de su espíritu político y su falta de disciplina revolucionaria. El muy bien podría decir: "si la palabra 'car' se encuentra en la resolución, yo no la firmo". No se podría correr el riesgo y se debía tener prevista una solución alternativa. Ten en cuenta también el hecho de que aparta de tus opiniones poco halagueñas y esa historia de la fundación de nuestra Asociación, no sabemos absolutamente nada de él., y consecuentemente se puede esperar toda suerte de excesos de su parte. Por otra parte tú convendrás que nosotros no teníamos el derecho de correr el riego que al último minuto la resolución no hubieras sido enviada únicamente porque Guttmayer es susceptible de no gustarle tal o cual expresión. Por todas estas consideraciones, era necesario prever todas estas posibilidades.
Pero otra cuestión se plantea: ¿Qué es lo que vas hacer con todo esto? ¿Por qué pones en plural cuando escribes: 'en tanto nosotros tergiversamos, ustedes firman la resolución a nuestras espaldas'? ¿Por qué te identificas con Guttmayer? No se quizás lo estimas a tal punto que tomas a cuenta propia observaciones a sus propósitos. Pero no se puede esperar a que yo lo haga también. Escribes en tus consideraciones que tú y Guttmayer son todo un hecho diferente para nosotros, y así nuestra aprensión le corresponde únicamente a él y no para Ti. Si nosotros teníamos recelos de que no firmarías, [si nous avions crait que vous ne signarez pas non plus,] no habríamos previsto a alguien para remplazarte,…? Habíamos escrito que dos personas deberían firmar, así pues con Guttmayer no sería suficiente, por tanto no había ningún señalamiento en nuestra carta, sobre lo que habría que hacer en el caso en que tu rechazaras firmar, he aquí una prueba. Como acabo de escribirte, nosotros estábamos pensando mucho en que yo no figurara bajo la resolución. En piensas tú: ¿si nuestras aprehensiones en tanto tal te tenían poco concernida, no habríamos aprovechado para colocar al menos m i nombre? Tu vez por tanto que esta eventualidad no nos aflorado, como Adolf efectivamente no ha puesto mi nombre, que finalmente, cuando nosotros hemos apreciado que ni tu ni otra persona habían firmado, nosotros hemos tenido buen cara.-
Tú ves ahora como el término "historias" no concernía más que a Guttmayer y de ninguna manera a ti, en consecuencia no tiene el menor derecho de hablar en plural y de sentirte ofendida. En cuanto a Guttmayer nosotros no solamente tenemos el derecho de ser circunspectos sino también el deber de soñar una avance en la solución de auxilio. Yo constato que con estas consideraciones igualmente tu supones que no solamente son totalmente desprovisto de fundamentos. Sino que además están en flagrante contradicción con los hechos mencionados arriba.
En fin tercer punto, la carta común. Si tú sabes cuánto Anna y Grozowsky están asqueados por esta historia de 'ojos tiernos' ¡En tu carta! Figúrate que Anna acababa de llegar de Lugano, ella ignoraba todos los incidentes y existencia misma de la resolución (ella no pertenece a nuestra organización) ella simplemente ha visitado la casa de Grozowsky mientras yo estaba escribiéndote. Dame. Yo voy a escribirle algunas palabras dijo ella, y Grozowsky entonces agregó, Yo también tengo algunas cosa que decirle. Damela. Pero tuvo que detenerse a la mita pues no lo he dejado concluir, temerosa de llegar tarde a la local de correo postal. Espero qué tu comprenda ahora que no había ninguna necesidad de hacer "ternuritas", como acabo de explicarte, en efecto, tenemos la conciencia limpia, sobre todo, en la medida en que tu última carta dejas entender que tú has comprendido el sentido del incidente con Adolf. Eso es todo.
Tu Rosa
Y por otra parte esto me pone muy triste.
Te voy a enviar hoy la Neue Zeit.