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Redacción: Coyoac�n, M�xico
4 de abril de 1939. Es la primera de las charlas que sostuvo C. L. R James (quien
se iba a dedicar especialmente dentro del SWP de EE. UU. al trabajo pol�tico
entre los afroamericanos) con Trotsky entre el 4 y el 11 de abril de 1939 para
lo que viaj� especialmente a M�xico.
Traducci�n:
Traducci�n al castellano, desde las Œuvres tomo 21 (Institut Leon Trotsky,
Francia), por Gabriela Liszt.
Fuente: "Autodeterminación
negra en los EE.UU. (Rescates: Leon Trotsky", en La Izquierda Diario,
14
de junio 2020.
Esta Edici�n: Marxists Internet Archive, 15 junio 2020,
cortesía de Gabriela Liszt y La Izquierda Diario. Las notas al pie
son de La Izquierda Diario.
Coyoac�n, M�xico 4 de abril de 1939
TROTSKY: El camarada George[1] propone que discutamos la cuesti�n negra en tres partes, la primera dedicada a la cuesti�n program�tica de la autodeterminaci�n.
GEORGE (James): Las propuestas b�sicas para la cuesti�n de los negros ya se han distribuido y aqu� solo es necesario abordar la cuesti�n de la autodeterminaci�n. Nadie niega el derecho de los negros a la autodeterminaci�n. La pregunta es si deber�amos defenderlo. En �frica y en las Indias Occidentales[2] defendemos la autodeterminaci�n porque la gran mayor�a de la gente la reivindica. En �frica, las grandes masas del pueblo consideran la autodeterminaci�n como una restauraci�n de su independencia. En las Indias Occidentales, donde tenemos una poblaci�n de origen similar a la de los negros en Estados Unidos, se desarroll� un sentimiento nacional. Los negros son mayor�a all�. Ya se escucha, entre las m�s avanzadas, la idea de una naci�n de las Indias Occidentales, y es muy posible que, incluso suponiendo que a los negros se les ofrecieran derechos plenos como ciudadanos del Imperio Brit�nico, ellos se opondr�an y desear�an ser absolutamente libres e independientes... Es progresivo. Es un paso en la direcci�n correcta. Debilitamos al enemigo. Pone a los trabajadores en posici�n de progresar a grandes pasos al socialismo.
En Estados Unidos la situaci�n es diferente. El negro aspira desesperadamente aconvertirse en ciudadano estadounidense. �l dice: ’He estado aqu� desde el principio; hice todo el trabajo desde los primeros d�as. Los jud�os, polacos, italianos, suecos y otros vienen aqu� y tienen todos los privilegios. Dices que algunos de los alemanes son esp�as. Nunca ser� un esp�a. No tengo para qui�n espiar. Y, sin embargo, me excluyen del ej�rcito y de los derechos de ciudadan�a’.
En Polonia y Catalu�a existe una tradici�n de lengua, literatura e historia que se suma a la opresi�n econ�mica y pol�tica y ayuda a soldar a la poblaci�n alrededor de esta reivindicaci�n progresista de autodeterminaci�n. En Estados Unidos no es as�. Veamos ciertos eventos hist�ricos del desarrollo de los negros en Norteam�rica.
Garvey[3] plante� el lema "Regreso a �frica", pero los negros que lo siguieron no cre�an en su mayor parte que realmente iban a regresar a �frica. Sabemos que aquellos que lo segu�an en las Indias Occidentales no ten�an la menor intenci�n de regresar a �frica, pero estaban contentos de seguir un liderazgo militante. Y est� el caso de una mujer negra que fue empujada por una mujer blanca en un autob�s y le dijo: “Espera que Marcus[4] llegue al poder y ustedes ser�n tratados como lo merecen”. Obviamente ella no estaba pensando en �frica.
Existi� esta concentraci�n en los problemas de los negros simplemente porque los trabajadores blancos en 1919 no se hab�an desarrollado. No hab�a una organizaci�n pol�tica con alguna importancia que llamara a los negros y a los blancos a unirse. Los negros acababan de regresar de la guerra: militantes y sin recibir ninguna oferta de ayuda; por eso se concentraron en sus propios asuntos.
Habr�a que mencionar adem�s que, cuando en Chicago tuvo lugar un disturbio racista, fue provocado deliberadamente por los patrones. Un tiempo antes de que estallara, los obreros de las conservas de viandas, blancos y negros, hab�an hecho huelga y desfilado en el barrio negro de Chicago donde la poblaci�n negra aclam� a los blancos de la misma manera que ellos hab�an aplaudido a los negros. Para los capitalistas esto era un fen�meno muy peligroso y se propusieron crear fricciones raciales. En una etapa posterior, autom�viles con personas blancas en su interior, arremet�an en el barrio negro disparando a todo lo que ve�an. La prensa capitalista jugaba a las diferencias y tuvo la iniciativa en los disturbios con el objetivo de dividir a la poblaci�n y llevar a los negros a replegarse sobre s� mismos.
Durante el per�odo de crisis hubo un renacimiento de estos movimientos nacionalistas. Hubo un movimiento por el estado n�mero 49 y fuimos testigos del desarrollo del movimiento alrededor de Liberia[5]. Estos movimientos tuvieron una importancia real al menos hasta 1934.
Luego, en 1936, lleg� la organizaci�n del CIO. John L. Lewis nombr� un departamento especial para los negros. El New Deal hizo avanzar a los negros. Negros y blancos combatieron juntos en varios conflictos. Estos movimientos nacionalistas tendieron a desaparecer en la medida en que los negros vieron la oportunidad de luchar con los trabajadores organizados y ganar algo.
El peligro, si defend�amos y difund�amos una pol�tica de autodeterminaci�n, era que ser�a la forma m�s segura de dividir y confundir a los trabajadores del Sur. Los trabajadores blancos tienen siglos de prejuicios que superar, pero hoy muchos de ellos trabajan con los negros en el sindicato de aparceros del Sur[6], y con el aumento de la lucha, existe la posibilidad de que puedan superar estos prejuicios ancestrales. Pero que exijamos que los negros tengan su propio estado es pedirle demasiado a los trabajadores blancos, especialmente cuando los mismos negros no levantan esta reivindicaci�n. Las consignas de “abolici�n de las deudas”, “confiscaci�n de las grandes propiedades”, etc., son perfectamente suficientes para llevarlos a luchar juntos y, sobre la base de la lucha econ�mica, llevar una lucha juntos por la abolici�n de la discriminaci�n social.
Por lo tanto, propongo concretamente: (1) Estamos a favor del derecho a la autodeterminaci�n. (2) Si surgiera alguna demanda entre los negros por el derecho a la autodeterminaci�n, deber�amos apoyarla. (3) No nos apartamos de nuestro camino para hacer conocer esta consigna y levantar una barrera innecesaria entre nosotros y el socialismo. (4) Hay que estudiar estos movimientos: el dirigido por Garvey, el movimiento por el estado 49, el movimiento centrado en Liberia. Descubrir qu� grupos de la poblaci�n los apoyan y, sobre esta base, estudiar en qu� medida existe entre los negros esta reivindicaci�n de la autodeterminaci�n.
HUDSON[7]: Me parece que el problema se puede dividir en varias fases diferentes: sobre la cuesti�n de la autodeterminaci�n, creo que est� claro que mientras que estamos a favor de la autodeterminaci�n, incluso hasta la independencia, esto no significa necesariamente que estamos por la independencia. Estamos por que, en ciertos casos, en ciertos lugares, tengan el derecho de decidir por s� mismos si ser�n independientes o no, o qu� arreglos especiales del gobierno deben hacerse con el resto del pa�s.
Sobre la cuesti�n de que la autodeterminaci�n sea necesariamente reaccionaria, creo que es ir demasiado lejos. La autodeterminaci�n para varias naciones y grupos no se opone a un futuro mundo socialista. Creo que el tema fue tratado en una controversia entre Lenin y Piatakov[8] desde el punto de vista de Rusia: la autodeterminaci�n de los diversos pueblos de Rusia cuando todav�a est�bamos construyendo un pa�s unificado. No hay necesariamente una contradicci�n entre los dos. La sociedad socialista no se construir� sobre pueblos sometidos, sino por un pueblo libre. El car�cter reaccionario o progresivo de la autodeterminaci�n est� determinado por la pregunta de si hace o no avanzar la revoluci�n social. Ese es el criterio.
Sobre lo que se dijo, que no deber�amos defender algo si las masas no lo desean, eso no es correcto. No defendemos las cosas solo porque las masas las desean. La cuesti�n fundamental del socialismo entrar�a en esa categor�a. En los Estados Unidos, solo un peque�o porcentaje de la poblaci�n quiere el socialismo, pero a�n as� lo defendemos. Puede que quieran la guerra, pero nos oponemos. Las preguntas que tenemos que resolver son las siguientes: �ayudar� en la destrucci�n del imperialismo estadounidense? Si surge tal movimiento, �lo querr� la poblaci�n a medida que se desarrolle la situaci�n?
Creo que estos movimientos nacionalistas de los que han hablado existieron durante a�os y que en cada caso la lucha fue llevada a cabo por un pu�ado de personas, pero en el momento de la crisis social, las masas se unieron a tales movimientos. Lo mismo puede suceder con relaci�n a la autodeterminaci�n de los negros.
Me parece que el llamado “cintur�n negro”[9], es la fracci�n superexplotada de la econom�a estadounidense. Tiene todas las caracter�sticas de una parte sometida de un imperio. Tiene toda la pobreza extrema y la desigualdad pol�tica. Tiene la misma estructura financiera: Wall Street explota los elementos peque�oburgueses y, a su vez, los trabajadores pobres. Representa simplemente un campo de inversi�n y una fuente de ganancias. Tiene las caracter�sticas de parte de un imperio colonial. As� mismo es esencialmente un asunto regional, ya que los blancos tambi�n se vieron obligados a experimentar un sentimiento muy sensible contra el capital financiero.
Tambi�n ser�a interesante estudiar el posible desarrollo futuro de la cuesti�n negra. Vimos que cuando los negros fueron tra�dos al Sur, se quedaron all� por muchas d�cadas. Cuando lleg� la guerra, muchos emigraron al Norte y all� formaron parte del proletariado. Esa tendencia ya no puede funcionar. El capitalismo ya no se expande como antes. De hecho, durante la depresi�n, muchos de ellos volvieron a las granjas. Es posible que en lugar de una tendencia a emigrar, ahora haya una tendencia para que los negros se queden en el Sur.
Y hay otros factores: la cuesti�n de las cosechadoras de algod�n, significa que miles de trabajadores ser�n despedidos.
Para volver a la cuesti�n de la autodeterminaci�n. Existe la posibilidad de que, en medio de la crisis social, la radicalizaci�n experimente una doble fase: junto con la lucha por la igualdad econ�mica y social, podemos encontrar la demanda del control de su propio estado. Incluso en Rusia, cuando los bolcheviques llegaron al poder, el pueblo polaco no estaba satisfecho con que esto significara para ellos el fin de la opresi�n. Reivindicaban el derecho a controlar a su manera su propio destino. Este desarrollo es posible en el Sur.
Los otros temas son importantes, pero no creo que sean fundamentales: que una naci�n debe tener su propio idioma, cultura y tradici�n. Hasta cierto punto, han desarrollado una cultura propia. En cualquier biblioteca p�blica se pueden encontrar libros (ficci�n, antolog�as, etc.) que expresan un nuevo sentimiento racial.
Ahora, desde el punto de vista de los Estados Unidos, la retirada del “cintur�n negro” significa el debilitamiento del imperialismo estadounidense de un gran campo de inversi�n. Es un golpe a favor de la clase trabajadora estadounidense.
Me parece que la autodeterminaci�n no se opone a la lucha por la igualdad social, pol�tica y econ�mica. En el Norte, esta lucha es inmediata y la necesidad es aguda. En el Norte, la consigna por la igualdad econ�mica y pol�tica es una consigna de agitaci�n, una cuesti�n inmediata. Desde el punto de vista pr�ctico, nadie sugiere que planteemos la consigna de la autodeterminaci�n como agitaci�n, sino como una consigna program�tica que puede volverse para la agitaci�n en el futuro.
Hay otro factor que podr�a llamarse psicol�gico. Si los negros piensan que este es un intento de segregarlos, entonces ser�a mejor no lanzar esta consigna hasta que est�n convencidos que no es el caso.
TROTSKY: No entiendo muy bien si el camarada James propone eliminar la consigna de autodeterminaci�n para los negros de nuestro programa o si es que no decimos que estamos listos para hacer todo lo posible por la autodeterminaci�n de los negros si ellos lo desean. Si la eliminamos o no es un problema que concierne al partido en su conjunto. Estamos listos para ayudarlos si lo desean. Como partido no podemos permanecer absolutamente neutrales en esto. No podemos decir que ser�a reaccionario. No es reaccionario. No podemos decirles que establezcan un estado porque eso debilitar� al imperialismo y por lo tanto ser�a bueno para nosotros, los trabajadores blancos. Eso ser�a contra el internacionalismo mismo. No podemos decirles: “Qu�dense aqu�, incluso al precio del progreso econ�mico”. Podemos decir: “Es su decisi�n. Si ustedes desean tomar una parte del pa�s, est� bien, pero no queremos decidir en su lugar”.
Creo que las diferencias entre las Indias Occidentales, Catalu�a, Polonia y la situaci�n de los negros en los Estados Unidos no son tan decisivas. Rosa Luxemburgo estaba en contra de la autodeterminaci�n de Polonia. Ella pensaba que era reaccionario y fant�stico, tan fant�stico como exigir el derecho a volar. Esto demuestra que ella no pose�a la imaginaci�n hist�rica necesaria en este caso. Los terratenientes y representantes de la clase dominante polaca tambi�n se opusieron a la autodeterminaci�n por sus propios motivos.
El camarada James us� tres verbos: “apoyar”, “defender” e “inyectar” la idea de autodeterminaci�n. No propongo que el partido defienda, no propongo que inyecte, sino solo que proclame nuestro deber de apoyar la lucha por la autodeterminaci�n si los negros mismos lo quieren. No se trata de nuestros camaradas negros. Se trata de 13 o 14 millones de negros. No tienen muy claro lo que desean ahora y debemos darles un cr�dito para el futuro. Ellos decidir�n entonces.
Lo que dijo sobre el movimiento Garvey es interesante, pero demuestra que debemos ser cautelosos y amplios y no basarnos en el status quo. La mujer negra que le dijo a la mujer blanca: “Espera que Marcus llegue al poder y ustedes ser�n tratados como lo merecen”, simplemente expresaba su deseo de un Estado propio. Los negros estadounidenses se reunieron bajo la bandera del movimiento “Regreso a �frica” porque les parec�a una realizaci�n posible de su deseo de un hogar propio. �En realidad no quer�an ir a �frica? Era la expresi�n de un deseo m�stico de un hogar en el que estuvieran libres del dominio de los blancos, en el que ellos mismos pudieran controlar su propio destino. Tambi�n era un deseo de autodeterminaci�n. Alguna vez fue expresado por algunos en forma religiosa y ahora toma la forma de un sue�o de un estado independiente. Aqu� en los Estados Unidos, los blancos son tan poderosos, tan crueles y ricos que los pobres aparceros negros no se atreven a decir, ni siquiera a s� mismos, que quieren tomar para s� una parte de su pa�s. Garvey hablaba con fervor, todo era hermoso y todo ser�a maravilloso. Cualquier psicoanalista dir� que el verdadero contenido de este sue�o era el deseo de tener su propia casa. No es un argumento a favor de inyectar la idea. Es solo un argumento que permite prever la posibilidad de dar a sus sue�os una forma m�s realista.
Si Jap�n invade los Estados Unidos y los negros son llamados a luchar, pueden llegar a sentirse amenazados primero por un lado y luego por el otro, y finalmente despiertos pueden decir: “No tenemos nada que ver con ninguno de ustedes. Tendremos nuestro propio Estado”.
Pero el Estado negro podr�a entrar en una federaci�n. Si los negros estadounidenses lograran crear su propio Estado, estoy seguro que despu�s de unos a�os de satisfacci�n y orgullo por su independencia, sentir�an la necesidad de ingresar en una federaci�n. Incluso si Catalu�a, que es una provincia muy industrializada y altamente desarrollada, hubiera realizado su independencia, solo habr�a sido un paso hacia una federaci�n. [...]
Hay otra alternativa al �xito revolucionario. Es posible que el fascismo llegue al poder con su delirio racial y su opresi�n, y la reacci�n de los negros ser� hacia la independencia racial. El fascismo en los Estados Unidos se dirigir� contra los jud�os y los negros, pero particularmente contra los negros, y de la manera m�s terrible. Se crear� una condici�n “privilegiada” para los trabajadores blancos estadounidenses sobre las espaldas de los negros. Los negros han hecho todo lo posible para convertirse en una parte integral de los Estados Unidos, tanto psicol�gica como pol�ticamente. Debemos prever que su reacci�n demostrar� su potencia durante la revoluci�n. Entrar�n con gran desconfianza hacia los blancos. Debemos permanecer neutrales en este tema y mantener la puerta abierta a todas las posibilidades al tiempo que prometemos todo nuestro apoyo para que puedan crear su propio Estado independiente.
Hasta donde tengo conocimiento, me parece que la actitud del PC de hacer de esto una consigna imperativa era falsa. Era como si los blancos le estuvieran diciendo a los negros: “Debes constituir tu propio gueto”. Es una falta de tacto y es falsa, y solo puede causar rechazo a los negros. Solo pueden interpretarlo como la voluntad de los blancos de separarse de ellos. Nuestros camaradas negros, por supuesto, tienen el derecho de participar m�s �ntimamente en tales desarrollos. Nuestros camaradas negros pueden decir: “La Cuarta Internacional dice que si deseamos ser independientes, nos ayudar� de todas las formas posibles, pero que la elecci�n es nuestra. Sin embargo, yo, como miembro negro de la Cuarta, sostengo que debemos permanecer en el mismo Estado que los blancos, etc". Pueden formar parte de la formaci�n de una ideolog�a pol�tica y racial de los negros.
JAMES: Estoy muy contento de haber tenido esta discusi�n, porque estoy totalmente de acuerdo con usted. Me parece que esta es la idea que en Estados Unidos debemos defender como lo hizo el PC. Creo que usted piensa que hay una mayor posibilidad de que los negros quieran la autodeterminaci�n de lo que creo que es probable. Pero tenemos un acuerdo del cien por ciento con la idea que usted plantea de que deber�amos ser neutrales en este desarrollo.
TROTSKY: Es la palabra “reaccionario” lo que me molest�.
JAMES: Perm�tanme citar el documento: "Si ellos quisieran la autodeterminaci�n, entonces, por m�s reaccionario que pueda ser en todos los dem�s aspectos, depender� del partido revolucionario lanzar esta consigna”. Considero que la idea de la separaci�n es un paso atr�s cuando se trata de una sociedad socialista. Si los trabajadores blancos se acercan al negro, �l no querr� autodeterminaci�n.
TROTSKY: Es demasiado abstracto, porque la realizaci�n de esta consigna solo se puede alcanzar cuando los 13 o 14 millones de negros sientan que la dominaci�n de los blancos ha terminado. Luchar por la posibilidad de realizar un Estado independiente es una se�al de un serio despertar moral y pol�tico. Ser�a un tremendo paso revolucionario. Este ascenso tendr�a inmediatamente las mejores consecuencias econ�micas.
HUDSON: Creo que podr�a hacerse una analog�a con relaci�n a las colectividades y la distribuci�n de grandes propiedades. Se puede considerar que la divisi�n de grandes propiedades en peque�as parcelas es reaccionaria, pero esto no es necesariamente as�. La cuesti�n es saber si los campesinos quieren explotar estas �reas de forma colectiva o individual. Aconsejamos a los campesinos, pero no los forzamos, depende de ellos. Algunos dir�an que la divisi�n de las grandes propiedades en peque�as parcelas ser�a econ�micamente reaccionaria, pero eso no es as�.
TROTSKY: Esta fue tambi�n la posici�n de Rosa Luxemburgo. Sostuvo que la autodeterminaci�n ser�a tan reaccionaria como la ruptura de las grandes propiedades.
HUDSON: La cuesti�n de la autodeterminaci�n tambi�n est� ligada a la cuesti�n de la tierra y debe considerarse no solo en sus manifestaciones pol�ticas, sino tambi�n econ�micas.
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NOTAS AL PIE
[1] George era el seud�nimo de C. R. L. James (tambi�n ser� J. R. Johnson). C.L.R. James (1901-1989) naci� en Trinidad (entonces colonia brit�nica). Viaj� a Gran Breta�a como periodista deportivo, escribi� diversos libros y se uni� al Marxist Group en la ILP donde fue un gran orador y organizador de la lucha de los africanos contra la guerra de Etiop�a. Se opuso a la salida de los trotskistas de la ILP pero fue excluido de ella. En 1938 escribi� su obra m�s importante Los jacobinos negros, sobre la revoluci�n en Hait�. Viaj� a los Estados Unidos invitado por James Cannon con la perspectiva de ocuparse del trabajo entre los negros estadounidenses. All� vivir� entre 1938 y 1953. Dej� el SWP junto con Max Shachtman, formando el WP. Dentro del WP, James form� la Tendencia Johhnson-Forest (seud�nimo de Raya Dunayevskaya) que volvi� a unirse con el SWP en 1947. En 1955 volvi� a romper con el SWP. En el texto ser� James en adelante.
[2] Se refiere a las Bahamas, Antillas Mayores y Menores e islas del Caribe Sur.
[3] Marcus Garvey (1887-1940), nacido en Jamaica, impresor y luego periodista, lleg� a los EE. UU. en 1917. Fund� la Asociaci�n Universal por el Progreso del Negro, "el �nico movimiento de masas negro que ha existido en Norteam�rica", seg�n Daniel Gu�rin, quien tambi�n describe a Garvey como "mitad profeta, mitad charlat�n" en �Ad�nde va el pueblo estadounidense?.
[4] Se refiere a Garvey.
[5] El movimiento nacional para el establecimiento del Estado n�mero 49 propon�a la creaci�n de un Estado negro en una regi�n escasamente poblada de los Estados Unidos donde los negros ser�an invitados a residir. No tuvo gran importancia. Por iniciativa de la Sociedad Norteamericana de Colonizaci�n fundada en 1817, alrededor de veinte mil esclavos negros liberados fueron transportados a �frica desde 1822, dando a luz a Liberia, donde fueron la capa dominante. La idea de "Liberia" como un pa�s de los negros fue adoptada en los a�os treinta, sin mucho eco.
[6] La Uni�n de Aparceros hab�a atra�do a muchos activistas, en particular al seguidor de Muste que se convirti� en trotskista, el negro Ernst Rice McKinney
[7] Nathaniel Carlos Hudson (1908-2003) era economista. Despu�s de completar sus estudios en 1929, Nathaniel se uni� activamente a la lucha sindical y se uni� al trotskismo. Colabor� con el The Northwest Organizer del Local 544 en Minneapolis y en el Socialist Appeal donde firmaba como Carl O’Shea
[8] Iuri Piatakov (1890-1937) Viejo bolchevique, firm� las "Tesis sobre el derecho a la autodeterminaci�n" con Bujarin y E. Bosch en 1915. All� caracterizaron este derecho como ut�pico, perjudicial y "generador de ilusiones", se opusieron a la orientaci�n de Lenin sobre la cuesti�n nacional.
[9] Se refiere a las zonas del sur de Estados Unidos donde hist�ricamente predomin� la eslavitud, aunque desde el punto de vista de la geograf�a f�sica constituye un �rea en Alabama y Mississippi