Edición impresa: José Díaz, Tres años de lucha,
Editions de la Librairie du Globe,
París 1970.
Versión digital: Koba, para http://bolchetvo.blogspot.com.
Transcripción/HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, nov.
2009.
Formato alternativo: PDF por cortesía de http://bolchetvo.blogspot.com.
Quiero, con toda cordialidad, llamar la atención en nombre vuestro y del proletariado al Gobierno, al cual tenemos que pedir medidas justas sobre algunas cuestiones, porque el pacto marcha con una lentitud que asombra. Hay en él un punto que habla de las responsabilidades. ¿Qué se espera para poner en práctica este punto del pacto? ¿Quiénes son los responsables? No es necesario dar muchos nombres, pues es algo demasiado claro para todos. ¿Quién gobernaba en el momento que perdieron la vida los cinco mil trabajadores de Asturias? ¿Quién estaba en el Gobierno cuando se aplicaron aquellos martirios incalificables, de que no se encuentra precedente más que repasando un poco la historia de la Inquisición? ¿Quién mandó fusilar al sargento Vázquez, a Argüelles y a los que dieron su vida en defensa del proletariado, para que no triunfara el fascismo en España? La cosa es clara. El responsable de la represión, aparte de los que la ejecutaron materialmente, fue el gobierno Lerroux-Gil Robles.
Nosotros no pedimos venganza, no queremos venganza; pedimos sólo, en nombre del pueblo, justicia; queremos que las celdas que han sido desalojadas por nuestros hermanos sean ocupadas rápidamente por el gobierno Gil Robles-Lerroux... (Gran ovación.)
Es preciso mantener el Bloque Popular, continuar todavía con todas las fuerzas unidas; es la táctica de la CEDA y de toda la reacción la de dividir al Bloque Popular y enfrentar al Gobierno con la clase proletaria, a fin de que al Gobierno se vayan sumando poco a poco todos los elementos reaccionarios, y en estos momentos, en que aún las fuerzas proletarias no tienen una verdadera organización, sería un peligro que no continuaran las Alianzas Obreras y Campesinas para que exista esa fuerza en todos los rincones de España, y que se llevara a cabo esa división, porque la unión es necesaria para cuando llegue el momento, que llegará, impedir que la táctica de la CEDA pueda separar a los elementos componentes del Bloque Popular. Y ya veis cómo la CEDA hace la pamema de retirarse del Parlamento. ¿Y sabéis por qué se retira? Pues lo hace porque está en relación con los conspiradores, con los que conspiran en los cuarteles, en los que todavía hay muchos enemigos de la República y del pueblo; porque conspira con los mandos de la Guardia civil, entre los que todavía hay muchos conjurados; porque conspira en los casinos y en las casas de los señoritos, y en todos esos sitios hay muchas armas y muchos elementos que será necesario eliminar y cortar rápidamente, antes de que sea tarde.
Nosotros queremos, en bien de la República, en bien del Estado, un verdadero ejército, un ejército del pueblo; nosotros no vamos en contra del Ejército, sino que queremos un Ejército limpio de reaccionarios y fascistas.
¿Cómo es posible decir que algo fundamental ha cambiado en España, cuando las tierras siguen en manos de los terratenientes, mientras en muchos pueblos de España los campesinos siguen comiendo hierva? Una medida democrática de la revolución española es no solamente el asentamiento -aun cuando todos consideramos que esto es un pasito de avance-, sino el terminar con la situación semifeudal de España y que los grandes terratenientes dejen de serlo y se haga el reparto entre los obreros agrícolas, para que los campesinos puedan cultivar las tierras e ir acabando con la crisis agraria. Y para conseguir esto no basta con que se reparta la tierra, sino que es preciso que el Estado de a los campesinos medios para cultivarla y no en condiciones de explotación, como hasta aquí se realiza por los bancos y por los usureros, sino dando todas las facilidades o sea haciendo algo parecido a lo que se hizo en la Revolución francesa hace más de un siglo.
Es preciso que el Gobierno se dé perfecta cuenta de que hay que hacer una transformación a fondo; es preciso que no queden terratenientes semifeudales en España, pues estoy seguro que si de aquí a tres meses no se da solución al problema de la tierra, los obreros agrícolas la tomarán por su cuenta y la defenderán como únicamente pueden hacerlo: con las armas en la mano. (Gran ovación.)
Y si para estas medidas de transformación se dice que no hay dinero, habrá que ver dónde se encuentra. Nosotros no queremos atacar los sentimientos religiosos de nadie, pero decimos: La Iglesia, con el gran predominio económico-político de que goza en España, como corresponde a la situación semifeudal que ocupa, tiene grandes riquezas, y esas riquezas han sido arrancadas del pueblo, y como el pueblo tiene hambre, pide esas riquezas. Por lo tanto, la subvención del Estado a la Iglesia debe desaparecer inmediatamente; si son diecinueve o veinte millones de pesetas las que el Estado entrega a la Iglesia, esa cantidad debe dedicarse a obras, que son muy necesarias en España, para que los parados tengan pan y trabajo; pero, además, es necesario expropiar esa riqueza de la Iglesia por ser dinero sacado del pueblo, y si esos reaccionarios son tan amantes de dar pan a los necesitados, todas esas riquezas, esas acciones de empresas y entidades anónimas, todos esos millones, manejados tan turbiamente, deben pasar inmediatamente al pueblo, para que éste pueda trabajar y pueda comer, porque así lo merece el triunfo del 16 de febrero, y porque además el que quiera religión, el que guste de escuchar un sermón o confesarse que lo haga; pero que lo pague, y yo tengo la seguridad que el que no tiene para comer no va a dar nada para escuchar un sermón... (Gran ovación.) Y esto no es tampoco una medida comunista, pues estoy seguro que en este mitin hay muchos republicanos que tienen este punto en el programa de su partido.
Es necesario crear nuestros órganos, y para ello están las Alianzas, las Alianzas Obreras y Campesinas, porque hay que considerar que el campesino está siendo explotado por el terrateniente, y es preciso que salga de la miseria, y por ello los campesinos deben estar en la Alianza Obrera, que por algo la llamamos Alianza Obrera y Campesina, pues es indudable que los campesinos son la verdadera fuerza de masas de la revolución española. Deben constituirse Alianzas Obreras y Campesinas en Cartagena, en Murcia, en cada pueblo de la provincia.
Y vamos con la última cuestión. Vosotros habéis visto desfilar las Milicias. ¿Qué misión tienen las Milicias en estos momentos? ¿Qué deben ser las Milicias? ¿Deben ser, por una parte, milicias socialistas, por otra milicias comunistas y por otra milicias anarquistas? ¡No! Deben ser una sola Milicia: la Milicia del proletariado y de los campesinos en España, la Milicia que defienda las conquistas del proletariado y las conquistas de los campesinos, la Milicia que esté en condiciones, cuando llegue el momento, que llegará, en que se tome la tierra para que pueda ser defendida contra las fuerzas que pueda mandar un Gobierno reaccionario, porque nosotros entendemos que la tierra es de quien la trabaja, y esa Milicia de miles y miles de obreros y campesinos tendrá la misión de hacer frente al que quiera quitar la tierra a los campesinos y al que quiera arrancar las conquistas del proletariado, que con tanto esfuerzo ha logrado alcanzar... Y nosotros esperamos que en el próximo mitin de Cartagena no habrá ya un desfile de cuarenta o cincuenta jóvenes enrolados en las Milicias con camisas rojas y con camisas azules, sino miles y miles de jóvenes con camisas de un solo color, para que tengamos el embrión del Ejército del pueblo, que lo ha de defender contra sus explotadores.
Así es que termino diciendo que es preciso mantener todavía el Bloque Popular, y no perdáis de vista que las Alianzas Obreras, dentro del Bloque, son la fuerza dirigente para que los revolucionarios consecuentes con esto velen por el proletariado, que es el que sufre y el que tiene más conciencia de su propia situación.
Y en estas condiciones yo os digo: unifiquemos las fuerzas del proletariado, no desdeñemos la fuerza de la pequeña burguesía, sino atraedla hacia nosotros. Todavía tenemos, un largo camino que recorrer juntos. Unificaos en forma tal, que no haya nadie capaz de romper el Bloque; la reacción está viva, pero si conseguimos esta unificación, estad seguros que la reacción se romperá los dientes contra el bloque tan formidable que representa la unificación del proletariado.
Así es que ¡viva el Frente Único de los trabajadores!, ¡viva el Bloque Popular! y ¡viva el Partido Comunista de España! (Gran ovación.)