Nicola di Bartolomeo

 

El heroísmo y la tragedia del proletariado español

 

 


Escrita: En julio de 1936; firmado con el seudónimo "Fosco"[1].
Publicado por vez primero: Bolletino d'Informazione -editado por los Bolcheviques-Leninistas Italianos adheridos a la IV Internacional- París, 1 de agosto 1936.
Traducción al castellano: Traducción y notas a pie de página de A. Guillamón.
Edicción dígital en castellano: La Bataille Socialiste.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 2010.


 

Barcelona, 26 de julio de 1936.

A los camaradas bolcheviques de París.

El heroísmo y la tragedia del proletariado español.

Queridos camaradas: Os escribo esta breve información sobre el Comité Internacional de Refugiados Antifascistas[2], que se ha transformado en una organización armada, del que yo mismo soy el delegado general, y sobre la insurrección armada de los trabajadores españoles. La contraofensiva armada con la decisión de la huelga general de la clase obrera contra el complot militar-fascista ha sido realmente grande y enérgica. En pocas horas todo un pueblo se ha levantado en armas para defenderse contra la amenaza contrarrevolucionaria. En el momento en que os escribo, no sólo continúa el armamento de la clase trabajadora, sino que se ha pasado a la formación de las milicias obreras, a las que los partidos oportunistas, comunista y socialista, intentan dar sólo un carácter antifascista[3]. La lucha armada comenzó el pasado domingo. Ya circulaban rumores sobre el complot militar-fascista, y ha sido el asesinato del jefe fascista Sotelo[4] lo que ha precipitado los acontecimientos. La responsabilidad del gobierno Azaña y de los partidos del frente popular son enormes. A pesar de la complicidad del gobierno de frente popular y el freno de la política contrarrevolucionaria de los partidos socialista y comunista, etc., el proletariado español ha demostrado tener una aguda conciencia revolucionaria. El heroísmo de estos trabajadores al pasar al contraataque, al construir barricadas, blindados, y al batirse en las filas de la milicia proletaria, es verdaderamente formidable. El heroísmo, el valor y su conciencia revolucionaria son los elementos esenciales, que deben servir para constituir el partido que nos falta y que es necesario para asegurar la victoria de la revolución. A falta de un partido capaz de tomar la dirección de la revolución, a pesar de una situación favorable excepcional, el momento actual para los trabajadores es trágico. La situación puede caracterizarse como revolucionaria y de dualidad de poderes. Con un partido revolucionario, la consigna de un gobierno socialista-comunista de experiencia kerenskista sería capaz de preparar la agitación con vistas a la otra consigna: la tierra para los campesinos, control obrero en la industria, banca, etc., de una constituyente revolucionaria, sobre la base de las consignas que estarían al día, esto es: todo el poder a las alianzas obreras, para transformarlas en soviets, e instauración de la dictadura del proletariado[5].

Sólo de este modo se resolverían los problemas de la revolución democrática, para pasar luego a la revolución socialista española en la perspectiva de la revolución internacional.

La lucha por el reparto de la tierra ya ha empezado, así como la ocupación de algunas fábricas; y es cierto que a la vuelta al trabajo (que será la próxima semana) se realizará el control obrero sobre la industria. Ya se ha aprobado la ley de la semana de 40 horas, con un aumento del salario del 15 por ciento. La lucha por la conquista del poder es una cuestión de vida o muerte, pero dado que falta el factor principal: el partido, es aún una cuestión pendiente[6]. Por esta razón creo que la salida de un periódico bolcheviqueleninista, bajo la dirección de la IV Internacional, y con la colaboración del camarada Trotsky, sería un factor fundamental para dar al movimiento revolucionario una fisonomía que le falta. Por el contrario los partidos de la segunda y tercera Internacionales trabajan por una segunda edición del frente popular que en la actual situación significaría la lucha armada contra los trabajadores, por cuenta de la burguesía. Por otra parte, la política de los anarquistas, que representan una fuerza armada importante, dada su política que es una verdadera gimnasia revolucionaria, puede provocar un conflicto armado entre las organizaciones obreras. La situación es interesantísima. Pero en cuanto a las perspectivas de la marcha y el ritmo de la revolución se asiste a la mayor confusión. El mismo hecho de que los partidos socialista y comunista preparen aún un compromiso con la burguesía, a pesar de que la clase obrera está armada, prueba que estos partidos no sólo no tienen un proyecto revolucionario, sino que intentan salvar al capitalismo español de los golpes del proletariado [...].

Nuestro grupo b.l. en Barcelona[7] se bate en primera línea por los principios del marxismo revolucionario internacionalista, bajo la bandera de la IV Internacional. Nuestro trabajo se hace de acuerdo con nuestros principios que son los de la IV Internacional. Por lo tanto nuestro grupo, no sólo acepta la crítica del Secretariado Internacional de la LCI, sino también sus decisiones.

En espera de vuestra respuesta.

Saludos bolcheviques.

FOSCO.

 

 

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[1]. Fosco fue el seudónimo utilizado por Nicola Di Bartolomeo, militante trotskista italiano que había llegado a España en mayo de 1936, huyendo de Francia. Detenido en la Cárcel Modelo de Barcelona por falta de papeles, fue liberado gracias a una campaña de solidaridad del POUM y de la CNT. Combatió en las calles de Barcelona, junto a los militantes del POUM, en las jornadas revolucionarias del 19-20 de julio de 1936.

[2] En Barcelona, en marzo-mayo de 1936, había una cuarentena de presos antifascistas, en su mayoría italianos y alemanes, algunos trotskistas y otros anarquistas. Fosco y su compañera Sonia fundaron el CUIRA: Comité Único Internacional de Refugiados Antifascistas, que por urgencias de la guerra y convertido en polo de atracción de numerosos voluntarios procedentes de Francia, se transformó, a mediados de agosto de 1936, en la Columna Internacional Lenin del POUM, grupo de unos sesenta milicianos extranjeros, en su mayoría bordiguistas y trotskistas. Los anarquistas alemanes constituyeron el DAS, que fue admitido como grupo de afinidad de la FAI, ocuparon el consulado alemán, desmantelaron la organización nazi en Barcelona y se enrolaron en las milicias anarquistas.

[3] Fosco identificó espléndidamente los mecanismos ideológicos de la contrarrevolución.

[4] Que el asesinato del parlamentario derechista Calvo Sotelo fuera el desencadenante del alzamiento militar era sólo una excusa propagandística. El golpe de Estado había sido preparado minuciosamente desde la victoria electoral del Frente Popular, en febrero de 1936.

[5] Curiosamente Fosco hablaba aún de “alianzas obreras” (que después de octubre de 1934 dejaron de existir) y no de los comités, que eran en aquel momento los potenciales órganos de poder obrero.

[6] Fosco identificaba las cuestiones fundamentales del momento: la cuestión del poder y la ausencia de partido. Nótese que NO consideraba al POUM como un partido revolucionario.

[7] Este Grupo BL de Barcelona se escindió, en enero de 1937, en dos grupos: la Sección BL de España, dirigido por Munis, y el Grupo BL “Le Soviet”, liderado por Fosco.