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Escrito: En 1919.
Primera Edición: Publicado a en castellano en la revista Asuntos Sociales, Madrid, 1929, en traducción de Ramón Solórzano.
Digitalización: Juan Fajardo, junio de 2000.
Fuente: Elaborado en base al reimpreso de la edición de 1929 de N. Bujarín, El a.b.c. del comunismo por la Editorial Grijalbo en 1970.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2000 (Rev. 2002).
1. ¿QUE ES UN PROGRAMA?
Todo partido se propone conseguir determinados fines. Lo mismo un partido de latifundistas o capitalistas que partido de obreros y campesinos. Es, pues, necesario que cada partido tenga objetivos precisos, porque, de lo contrario, pierde el carácter de partido. Si se trata de un partido que represente los intereses de los latifundistas, se propondrá la defensa de los latifundistas: buscando los medios de mantener la propiedad de la tierra, de sometre a los campesinos, de vender el grano a los precios más altos posibles, de elevar la renta y de procurarse obreros agricolas pagados con jornales infimos. Igualmente, un partido de capitalistas, de industriales, tendrá sus objetivos propios: obtener la mano de obra barata, ahogar toda protesta de los obreros industriales, buscar nuevos mercados en los que puedan vender las mercancías a precios elevados, obtener grandes ganancias, para lo cual aumentará las horas de trabajo y, sobre todo, tratará de crear una situación que quite a los trabajadores toda posibilidad de aspirar a un orden social nuevo; los obreros deben vivir con el convencimiento de que siempre ha habido patrones y que continuarán existiendo mientras exista el hombre. Estos son los objetivos de los industriales. No cabe duda que, naturalmente, los obreros y los campesinos tienen objetivos bien distintos, por ser distintos sus intereses. Un viejo proverbio ruso dice: "Lo que conviene al ruso es mortal para el alemán." La siguiente variante sería muy apropiada: "Lo que al obrero conviene es mortal para el capititalista."
Esto significa que el trabajador tiene un fin, el capitalista otro y el latifundista otro. Pero no todos los propietarios se ocupan asiduamente de sus intereses. Más de uno vive en la holganza y en la francachela, sin siquiera tomarse la molestia de revisar las cuentas que le presenta el administrador. Pero también hay muchos obreros y campesinos llenos de despreocupación y apatía. Estos se dicen: "De una manera u otra conseguiremos ir viviendo y lo demás ¿qué nos importa? Así han vivido nuestros antepasados y así seguiremos viviendo nosotros." A esta clase de gente le tiene todo sin cuidado y no comprende ni aun sus propios intereses. Pero los que se preocupan de hacerlos valer del modo mejor, se organizan en un partido. Al partido no pertenece la totalidad de la clase, sino sólo la fracción más enérgica y mejor, que es la que guía a toda la restante. En el partido de los trabajadores (el partido de los comunistas bolcheviques) están afiliados los mejores obreros y campesinos. En el partido de los latifundistas y capitalistas (cadetes)[1] están afiliados los capitalistas y latifundistas mas enérgicos y sus servidores: abogados, profesores, oficiales, generales, etc. Todo partido comprende la parte más consciente de aquella clase cuyos intereses representa. Un latifundista o capitalista, organizado en un partido, combatirá a sus campesinos o trabajadores con mayor eficacia que otro no organizado. Del mismo modo, un obrero organizado luchará contra el capitalista o latifundista con mayor éxito que uno no organizado, siendo la razón de esto el que él tiene conciencia de los intereses y de la finalidad de la clase obrera y conoce los métodos más eficaces y rápido para conseguirla.
El conjunto de los objetivos que se propone un partido en la defensa de los intereses de la propia clase forma el programa de este partido. Las aspiraciones de una clase están formuladas en el programa. El programa del partido comunista contiene las aspiraciones de los obreros y de los campesinos pobres. El programa es la cosa más importante para todo partido. Siempre se puede saber por el programa de cualquier partido los intereses que representa.
2. ¿CUAL ERA NUESTRO ANTIGUO PROGRAMA?
Nuestro programa actual fue aprobado en el VIII Congreso del Partido, a fines de marzo de 1919.
Hasta entonces carecíamos de un programa bien definido y formulado. Teníamos tan sólo el antiguo programa que fue elaborado en el II Congreso, en 1903. En aquella época los bolcheviques y los mencheviques formaban un partido único y, por tanto, tenían un programa común. Entonces la clase obrera comenzaba apenas a organizarse. Las fábricas y las oficinas eran raras. El porvenir de la clase obrera era muy discutido. Los Narodniki[2] (los precursores del actual partido de los socialrevolucionarios) sostenían que la clase obrera en Rusia no tenia ninguna posibilidad de desarrollo pues el numero de nuestras fabricas y talleres no aumentaría. Los socialdemócratas marxistas (es decir, los actuales bolcheviques y mencheviques) eran, por el contrario, de la opinion de que en Rusia, como en todos los demas paises, seria, una vez desarrollada, el elemento revolucionario primordial. La historia desmintió la opinión de los Narodniki y dio la razón a los socialdemócratas.
Más en la época en que los socialdemócratas, en el II Congreso, elaboraron su programa (elaboración en la que participaron tanto Lenin como Plejánov). Las fuerzas de la clase obrera eran entonces demasiado exiguas. Por eso nadie pensaba en la posibilidad de poder derrocar de un golpe a la burguesía. Se vislumbraba tan sólo la posibilidad de derrocar el zarismo, de conquistar la libertad de Organización de los obreros y campesinos, de obtener la jornada de ocho horas y cortar un poco las garras a los latifundistas. Pero nadie pensaba todavía en poder instaurar un Gobierno de la clase obrera y expropiar inmediatamente las fábricas y empresas de la burguesía. Tal era nuestro antiguo programa de 1903.
3. NECESIDAD DE FORMULAR UN NUEVO PROGRAMA
Desde aquella época a la revolución de 1917 han transcurrido muchos años, y las condiciones han cambiado notablemente. La gran industria en Rusia ha tenido un desarrollo enorme, y con ella, la clase obrera. Ya en la revolución de 1905 ésta se manifestó como un elemento potente. Cuando llegó la segunda revolución se vio claramente que la revolución no podía vencer sin la victoria de la clase obrera. Pero ahora la clase trabajadora no podía contentarse con lo que en 1905 le hubiera bastado, pues se había hecho lo suficiente fuerte para poder tener la pretensión de apoderarse de las fábricas, conquistar el Poder y suprimir a la clase capitalista. La razón de ello es que las condiciones internas de Rusia, desde la formulación del primer programa, habían cambiado fundamentalmente. Y, lo que es más importante, también las condiciones externas habían sufrido un cambio profundo. En el 1905 reinaba en toda Europa "la paz y la tranquilidad". Por el contrario, en 1917 estaba claro para toda persona inteligente que de las entrañas de la guerra mundial debía surgir la revolución mundial. A la revolución rusa del 1905 sólo sucedió un débil movimiento de los obreros austríacos y convulsiones en los países atrasados de Oriente: en Persia, en Turquía y en China. En cambio, la revolución rusa de 1917 ha sido seguida no sólo de la revolución en Oriente, sino también en Occidente, donde la clase obrera ha emprendido la lucha para el aniquilamiento del capital. Vemos que actualmente las condiciones internas y externas son completamente diferentes de las del año 1903, y, por tanto, sería absurdo que el partido de la clase obrera mantuviese en 1917-1919 el viejo programa de 1903.
Cuando los mencheviques nos echaban en cara el haber renegado de nuestro antiguo programa y, por lo mismo, de la doctrina de Carlos Marx, les respondíamos que, según la doctrina de Marx, los programas no salen de cerebros, sino que los plasma la vida. Cuando la vida ha cambiado profundamente, tampoco puede el programa permanecer el mismo. En invierno se usan las pieles. En verano sólo un loco llevaría una piel. Lo mismo ocurre en política. El mismo Carlos Marx es quien nos ha enseñado lo a tener en cuenta las condiciones históricas contingentes y a obrar en consecuencia. Esto no quiere decir que debamos cambiar de convicciones como una señora se muda de guantes. El objetivo primordial de la clase obrera es la realización del orden social comunista. Este es el objetivo constante e inmutable de la clase trabajadora. Se comprende que, según la distancia a que ésta se encuentra de esta meta, variarán sus reivindicaciones inmediatas. Durante el régimen autocrático la clase obrera debía actuar en secreto, dado que su partido era perseguido como una asociación de delincuentes. Ahora la clase obrerera está en el Poder, y su partido es el partido gobernante. Sólo una persona anormal pretendería que el programa de 1903 sea todavía válido en nuestros días. El cambio de las condiciones internas de la vida política rusa, parte del cambio de toda la situación internacional, han provocado la necesidad de efectuar un cambio de programa.
4. IMPORTANCIA DE NUESTRO PROGRAMA
Nuestro programa (de Moscú) es el primer programa de un partido de la clase obrera en el Poden Por esta razón nuestro partido tenia que concretar en él todas las experiencias adquiridas por la clase obrera en la administración y constitución de un nuevo edificio social. Esto tiene importancia no sólo para nosotros, los obreros y campesinos rusos, sino también para los compañeros extranjeros. No sólo nosotros aprendemos con nuestros éxitos y nuestros fracasos, con nuestros errores y nuestras culpas, sino la totalidad del proletariado internacional. Por eso nuestro programa no contiene únicamente lo que nuestro partido tiene el propósito de realizar, sino también lo que en parte ya ha realizado. Nuestro programa debe de ser conocido en todos sus detalles por todo miembro del Partido. Pues sólo puede ser miembro del Partido el que ha reconocido el programa, es decir, aquel que lo cree justo. Pero esto no es posible si no lo conoce. Es cierto que hay mucha gente que, sin jamás haber visto un programa, se insinúa en el Partido Comunista para obtener alguna ventaja y para ocupar algún puesto. A éstos no los queremos por nocivos. Sin conocer nuestro programa nadie puede llegar a ser un comunista verdadero. Todo obrero y campesino pobre, consciente, debe conocer el programa de nuestro Partido. Todo proletario extranjero debe estudiarlo para aprovecharse de las experiencias de la revolución rusa.
5. CARACTER CIENTÍFICO DE NUESTRO PROGRAMA
Ya hemos dicho que un programa no debe ser el producto artificial de una mente, sino que se debe sacarlo de la misma vida. Antes de Marx, muchos defensores de la clase obera habían trazado cuadros encantadores del paraíso futuro; pero ninguno se había preguntado si era éste alcanzable y cuál era el camino que a él conducía. Marx siguió un método totalmente distinto. Partió de un escrupuloso examen del orden malo, injusto y bárbaro que hasta entonces regía en todo el mundo. Marx examinó el orden social capitalista con la objetividad y la precisión con que se examina un reloj o una máquina cualquiera. Supongamos que examinando un reloj nos encontramos con que dos ruedas no engranan bien y que en cada vuelta nueva se incrusta cada vez más una en la otra. En este caso podemos vaticinar que las ruedas se se pararán y dejará de funcionar todo el reloj.
Marx no examinó un reloj, sino el sistema capitalista; estudió la vida social tal como se presenta bajo la dominación del capital. De este estudio sacó la conclusión de que el capital se cava su propia fosa, que esta máquina se destruirá precisamente por la fatal sublevación de los trabajadores que transformarán todo el mundo según su voluntad. Marx recomendó a todos sus discípulos que estudiasen en primer lugar la vida en sus manifestaciones reales. Sólo así es posible formular un programa verdadero. Por esto es natural que nuestro programa comience con una exposición del dominio del capital.
Ahora, en Rusia, el dominio del capital se ha derrumbado. Las previsiones de Carlos Marx se presentan ante nuestros ojos. La vieja sociedad se va yendo a pique. De las cabezas de los emperadores y de los reyes van cayendo las coronas. En todos los países los obreros se preparan para la revolución y la instauración del poder de los Soviets. Para comprender cómo se ha llegado a esto es nester conocer con exactitud cómo está constituido orden capitalista. Entonces veremos que éste tiene tablemente que morir. Y cuando hayamos reconocido no se puede volver atrás, que la victoria del proletaria es segura, continuaremos con mayor energía y segunda la lucha por la nueva sociedad del trabajo.
1. Partido Constitucional Democrático, agrupació de burgueses liberales, conocido como Cadete por sus iniciales K. D.. Príncipal partido contrarevolucionario en 1917.
2. Miembros del partido Narodnaya Volya ("Voluntad del Pueblo" o "Voluntad Popular"), el cual predicaba que la reforma agraria serviría de entrada al desarrollo socialista de Rusia.
1. Protocolo de la Conferencia de 1917.
2. Materiales para la revisión del programa del Partido.
3. Revista Spartakus, números 4-9; artículos de Bukharin y Smirnof.
4. Artílos de Lenin en la revista Prosveccenie, números 1-2, año 1917.
5. Protocolos del VIII Congreso.
Sobre el problema del carácter científico del programa marxista, véase la literatura sobre socialismo científico.
1. Golubkof: Socialismo utópico y científico.
2. Marx, Engels: Manifiesto Comunista.
Para el estudio del carácter general del programa, váase el opúsculo de Bukharin, El programa bolchevique.
De toda esta literatura, sólo el último escrito mencionado, y en parte el de Golubkof, tiene un carácter popular; los demás son de lectura difícil.