Redactado: Entrevista realizada por Mercedes Prieto en colaboración con Marieta
Cárdenas, La Chimba, 26 de noviembre de l977.
Primera edicion: Marta Bulnes(1994), Me levanto y digo. Testimonio de tres mujeres
quichuas. Quito: El Conejo; pp. 32-40.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 1 de marzo
de 2010.
Fuente de la edicion: Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales (FLACSO) - Ecuador, Fondo Documental/Narrativas de Mujeres
Indigenas.
Derechos sobre el texto: Licencia Creative Commons
R-NC-ND 3.0/ec, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Yo voy aclarar como yo he tenido juicio, como yo me acuerdo de la vida de mi papá, la vida de mi mamá. Mercedes Alba era mi mamita. Vicente Amaguaña era mi papá. Alfabetos eran1. En ese tiempo ¿escuela donde habría?
Para ir a la escuela imped ían, yo no soy escuelera. Seis meses estuve, enseguidita, servicio para el patrón. En mi tiempo no más servicia, servicia, servicia. Para los indios no hay escuelas nos decían. De edad de siete años ca: ”La guambra ya es grandecita para barrer cuarto, para lavar platos, para no más traer hierba, para no mas para atajar puercos, para tirar el almuerzo para mayordomos, para ayudantes...”2 decían los patrones viendo a mí.
Yo he estado seis meses en la escuela, yo entrando esos meses, a mí me ha maltratado el escribiente. El me decía que le dé los buenos días, buenas tardes. Nosotros sabíamos decir: ”Bendito alabado amo, bendito alabado patronita”. Eso, no alcanzó a oír el escribiente ¿cómo diablo sería? Ahí el diciendo “¡Maitac alabado guambra yumba!3” y daba encima de caballo, juetazo. Hacía llorar ver pegando. Saludo no ha de haber sabido oír. Así era la cosa, así hemos sufrido, así hemos padecido.
Mi mamita, mi papá han hecho ovejeros once años, 1700 ovejas cuidando. Dizque morían cuatro, diez, así de tanto, de estrechura de puente. Y no les habían pagado nada, nada, nada. Trabajan denbalde.
Mi mamá, mi papá eran huasipungueros. Habían sido mi papá y mi mamá cabecillas ¿no? Dirigente... Y resultaron cuatro personas... seis personas. Pero cuatro volvieron a la hacienda con el patrón. Y mi mamá y mi papá siguieron actuando las cosas... Sigue, sigue a Quito, porque habían sentido que es ley, ley de la defensa de los campesinos, de los indios trabajadores.4
Entonces en ese tiempo ca, caminábamos a pie... En ese tiempo patrones habían sido Aquiles Jarrín, Roberto Jarrín eran. Más antes yo me acuerdo ca, quién era.
Yo edad de nueve años ya me acuerdo de todo, todo, todo. Con mi mamá lloraba, mi papá ensangrentad, golpeado. Los patrones comienzo la sangre, de la sangre ¡perros d’ellos mismos! Solo por no haber ido a recibir huacamas de billicos (terneros) el día sábado. Entonces vinieron siete, siete armados: mayoral, mayordomo, ayudante, patrones, escribiente, vinieron esos.
Ese tiempo era amargo, ese tiempo era tiempo de gamonales5, tiempo de ricos. En ese tiempo no había pago. Había socorro. Daban papa, cebada, trigo. En cada año una fanega. Trabajaban hasta el sábado y no tenían raya. Peleado las gentes, parte, parte, parte salieron parte los hacendados.
Así sufriendo, así pegaron. Mi papá un lástima, rotura de cabeza solo por haber ido a recibir billicamac el sábado. Entonces mi mamita ha ido a quejarse al patrón Aquiles Jarrín, se fue allá. Entonces escribió al Roberto Jarrín el Aquiles Jarrín. Mi mamita no le dio esa carta. Mamita era vivísima, alfabeto, pero era todo oído completo. Ella comprendió todo, se puso carta en el seno y dijo: ”Si me pregunta he de decir que tuve rota la camisa y que se ha caído”. Ya de ahí, se fue donde compadre carnal, Esteban Fichamba, runito de Angochagua diciendo: ”Compadrito, tengo esta carta.. .” El dizque lo ha dicho: ”Comadrita ¿qué hacemos? Peligro es para abrir. Yo tengo un abogado en Ibarra. . .” Y se fueron hacerle abrir. Entonces abrió el doctor y ahí en la carta ha dicho: ”Que mande sacando del huasipungo, echando y entregando las ovejas a otro peón, a mi mamá y mi papá se larguen”. Pero, el doctor tan ha dicho:”El que está con éste puede irse a Quito.. .”¿Sería misterioso? No me acuerdo de esa cosa, no puedo mentir esa cosa.
Mamita se fue. Ese tiempo yo nueve años, inocente pues. Lloraba por mamita, me parecía que había sido un año y ella ha sabido ir tres, cuatro, seis día, eso ha de haber sido.
Tanto lidiar, tanto luchar, tanto pelear, consiguió con el difunto Juan Albamocho, compadre, y con uno que se llamaba Florencio Caticuango, con ellos yendo, consiguió todo arreglo. En Cayambe con los doctores. ¿Cuáles doctores serían? Pues no podría dar razón.
En ese tiempo no había ninguna justicia. No había ninguna cosa. A gusto de ellos maltrataban; a gusto de ellos pisoteaban a nosotros (...) Ahora ca, trabajando, hay un sucrecito, hay dos, tres sucres. Ese rato ca no. Más que trabajo no pagaba, solo granito.
Ahora sufren para ellas, por eso hablo a la gente, a las guambras, sufren para familia, para guaguas. No como nosotras para gamonales. Nosotros amanecíamos haciendo para ellos. Era pues servicio, casi no dormía sino poco, poco, poquito no más. Yo me acuerdo así toda cosa. Solo por la comida, y las señoras malas no daban. Yo me acuerdo pues, cómo era la vida mía.
Me mandaban a la leña, guambra como guambra, así poquito iba cargando. Yo me acuerdo toda cosa que yo andaba sufriendo. Yo dentrando los diez años, ha de haber sido, ya me llevó de servicia, trabajo para ellos pues. A las doce de la noche me mandaba coger caballos y día llegando, vuelta traer leña. ¡Que señoras! ¡Que mayordomos! Eran para hacer sufrir. ¿Cuándo he de comer? Nada, nada, nada. A las dos de la mañana, daba tarde la cebada cruda para que tueste. A las cuatro de la mañana, este arroz de cebada ya cocinad, patio barrido, cuarto barrido, y si no se hace, golpeaban.
Yo me acuerdo de mi patrón me mando a las dos de la mañana con jakima, un bosalillo nuevito. Había una matica de marco y ahí me he quedado dormida. Medio de acuerdo, medio no me acuerdo. Me quito la mano ¿quién sería pues?. Me robó de la mano ese bosalillo con todo jakima. ¿Con qué coger? Y yo no podía avisar a mi mamita porque era bien brava.
Ya llegué cinco meses sin pago, sin nada, entonces mi mamá me había mandado harnero nuevo, cedazo nuevo, batea nuevo, tiesto todo nuevo. Eso puso ca la mujer del mayordomo en el soberado de ellos pues, por esa soga y el bosalillo, para recompensar. Y yo sin poder avisar, sin poder avisar. No sabía mamá. Cuando ella vino a llevar, las cosas ya estaba señora quitado. ¡Ah púchica mi mamá! Primero empego a mí, enseguidita a la señora con ese palo mismo. La mujer tuvo que sacar todo, bajó y mi mamá quitó todo.
Así hemos sufrido, ya alcancé. Y mi mamita con un tal que se llamaba Toribio Valladares, sí ha luchado doble: como con enemigo mimo ha peleado de brazos, de garrotes. El haciendo pisotear con caballos y mi mamita con palo defendiéndose. Todo eso me doy cuenta, todo eso me acuerdo. Si era verbena, si era amarga la vida de los campesinos.
Poco, poco, poco ya llegábamos a conocer que ha venido el partido comunista de partido socialista defensor de los campesinos, quitar el orgullo, la riqueza la presidente, a los patrones. Mi mamita ¿cómo sentiría? ¿Sería viva o quien alucinaría esta cosa? Siguiendo luchando, averiguando, preguntando, ya siguieron algunos jóvenes a mi mamá, a pelear contra los terratenientes. Entonces ya se fueron a Quito, ya de ahí, los hombres tres reales, las mujeres real y medio, el día del trabajo para ellos.
Así seguía luchando mi mamita. Era cabecilla general grande, cabecilla primera. Entre ocho, diez, calladito, secretismo hacían sesión, que no sepa nadie, eso sí. Libre de guambras, porque las guambras, van a conversar, van a decir alguna cosa. Mamita decía:”Esta no más es buena, es una viva, una ligerita, esta que esta oyendo aquí e boca callada, no ha de pasar nada a nadie”. De mí decía. Ahí escondidos nos reuníamos.
La mitad de la gente era para el patrón, la mitad para la mamita. La gente del patrón ¡cómo nos hablaban! ¡Cómo peleaban hasta morir! Hasta ahora es así, por eso dicen “divisionistas”.
Yo de 15,16,17 años, ya unos jóvenes socialistas, socialistas no mas eran, decían:”somos a favor de los campesinos, a favor de ustedes. Hay ley para campesinos, paren duro.. .”Entonces, tanto lidiar, tanto pelear, ya se puso seis sucres para hombres y para mujeres. Mi mamá es de esas cosas que ha sacado.
Yo ahí casada. A mi me hicieron casarme a los catorce años, mi mamá diciendo:”Que ha de venir compañía, que ésta a parir como otras, ha de parir de los patrones.. .”Sí, los patrones abusaban, no reparaban que era india, negra, doña, nada. Para no estar nadando con guaguas así, me hicieron casar pronto, pronto. Catorce años no más me hicieron casar con hombre de veinticinco.
Yo, yo, cuatro hijos varones no mas tuve, todos con marido propio. Yo no tengo ni de las lagartijas, ni de nubes, ni de viento, ni de nadie.
Siguiendo juntas en esta lucha con mi mamá, marido tan fui botando. Yo le boté, el me celaba, con los compañeros. Por esa lucha fui expulsada, hasta quince años no ten ía aquí entrada. Anda, anda, anda y más lucha, mas coraje. No podíamos ir nosotros, había puesto impedimentos. Teníamos hermana, teníamos familia, pero pata ir teníamos prohibido. Yo de Cayambe me iba por Quisambilla, por ahí andaba recogiendo granitos. Así andaba yo, sufrir, sufrir, sufrir, una lástima.
No nos querían, no nos querían gente, tenían miedo, miedo al comunista. “Es con cachos, es con rabo” el comunista a la misma hermana hace parir.. .” Eso decían. Eso ca ratos ten ía dudas, ten ía pena, miedo, a esos pensamientos.
Así estando, así luchando malo y bueno, peleando malo, y bueno, ya conocimos. Los compañeros han sido bien honrados, bien racionales, bien formales, “ni cacho, ni rabo no ha tenido”. Bueno, cacho de ellos ha de tener para lo que quiera, ¿no es cierto?.
Compañeros comunistas nunca un chasco, nunca, nunca, nunca me han faltado una palabra. Nunca me han dicho nada, nada, nada. Por eso, he seguido en esa línea. Si me hubiera dicho alguna cosa de maldad o lo que quiera ¡uy carajo! Yo me envejecido en esta lucha, y ahora lo menos he de morir comunista. Si ha de ser mi mamá comunista, ha de ser. ¿Hay alma o no hay alma? Yo qué de saber todavía, no sé nada.
Así estando, así luchando, era la vida de los campesinos. Solo para San Juan .. .eso para bailar sí. Ahí se balaba a gusto.
Vísperas ten ía que comer, ten ía que beber. Gente andaba bailando con guitarra, con cencerros, todo cosa. Entonces daban misa a San Juancito. A los que daban la misa, daban cuyes, daban gallinas. Así recibía, dueño de casa recibía.6
El baile era vísperas. De mañana para nosotros, mi mamita nos mandaba, era de costumbre ese. Víspera mismo hasta las seis de la tarde, baile. Me manda con hermano, entre hermanas así casa en casa, costumbre era así.
Todo ropas nuevas, ropas nuevas: sombreros con cintas para atrás hombres y mujeres, alhajito vestidos con alpargates, con todo, saco nuevo, todo cosa. Los hombres
usaban el pañuelo, así vendado, así puesto para arriba. Aquí no había gente que no conozca libre tapada, y con máscaras de alambré chico, con pantalón blanco o sino con zamarro de chivo. Bien distinto era, poco hay ahora.
Dentrábamos bailando partida, partida, partida, cinco seis bailarines de la hacienda de Pesillos. Dentrábamos a ganar San Juan capilla. Ahí venía la pelea piedras ca así ¡cómo llovían las piedras! Costumbre era pues en ese tiempo ganar la plaza de San Juan. Entre los de Chimba y los pesillanos peleaban. Hacían corren hasta punto churo, a punte piedras. ¡Carajo, cómo venían todos siguiendo! Las mujeres tan cargadas de piedra, yo ca, naranja es pensaba. Así era la fiesta para los campesinos. Ahora, allá están cansados, allá, pasando hombre, acá, pasando mujer, compadrito, todo. La organización esta bonitamente, humildemente se casan la gente de aquí para allá, de allá para acá.7
En San Juan papá no sabía salir porque era bravo, si se ponía bravo, ni a los patrones hacía caso dentro a la plaza ca. Por eso mi mamita le decía :”A vos ca, te voy a dejar con las cosas para que estés aquí. Para que no vayas a estar faltando a los patrones, pueden venir apegar de noche...” Le dejaba chicha y trago, comida lo que quiera en la casa, en San Juanes.
Papá era humilde. Era medio tontito, medio shunshito, medio sordito, medio sin cabeza. El solo quería tomar chica y bailar, nada más. Papacito chumado, bravo era. Ahí decía:”Aquí estoy, Vicente Amaguaña, cari guagua soy”. Pero en juicio ca era tontito. Así era mi papá, bueno para tratamientos de familiares, muy bueno era.
Eso e nuestra vida de campesinos, eso es. Y ahora lo que he andado...
Con los compañeros en el partido comunista me fui a Rusia. En al agua nos fuimos 21 días a parar a Ucrania. Ahí me recibió, ¡púchica! Cuarenta músicos de banda, ¡carajo!, los niños de la escuela... nosotros todavía lejos, allá, allá, done esta el humo. Así viniendo en el agua y ellos llamaban con la bandera y con la banda. ¿De donde no más sería?¡ ¿Cómo es que decían? ¡ A conocer a la compañera campesina! Y unas florcitas así, bien alhajitas. Ten ía tiras así en florcitas, marcadas, así en buena llegada.
Yo nada traje, había lindas cosas. Tengo ahijada ahí, yo hice casar guayaquileña y Venezuela; me hicieron bailar, me mandaron haga poner anillo de ahí ca me fui a poner. Y cuando ya acabando de almorzar, me saca el novio:¡Viva la madrina! Con el ahijado ahí, ¡ carajo!
Ahí estuve cuatro meses y cuatro días. Pretexto de eso ca, pa un año aquí me dijeron: “¿Qué es el arma? ¿Qué es la plata que has venido trayendo? Por eso no tengo confianza, ni de ustedes compañeros (...) Sea blanco, sea runa, no porque acuerdan de la pobre compañera, de la pobre cabecilla. (...)”.
Verá, así hemos sufrido. Yo ahora no tengo ni tierra, ni nada. A mi no me han dado, ni soy cooperativa ni nada.
El ministerio de Cayambe si me ha considerado que soy su cooperativa, pero el Ministerio de Quito ca no. Por ese tiempo yo he estado luchando, ese tiempo en la hora que estaba cerca de la cooperativa. Entonces a mí no me ha puesto. A mí me ha puesto libre diciendo que soy su alterada, su levantada, su luchadora. Al fin, al fin no me han puesto y libre soy. Pero no molesto, comido o no comido, con salcita, sin salcita... estoy no más en mi casa.
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1 Alfabetos, por analfabetos
2 Según las practicas feudales de as haciendas ecuatorianas, las niñas indígenas de la comunidad debían servir e la casa de la hacienda en tareas diferentes y sin recibir pago alguno.
3 Yumba aquí tiene el sentido de salvaje y se refiere propiamente a los indígenas de zonas cálidas.
4 Modificación al código de trabajo
5 Gamonal: la figura del patrón de hacienda ha quedado como símbolo de la mas cruel explotación al indígena campesino. Toda su crueldad se resume en el término gamonal.
6 Aprovechando de la reciprocidad andina, propia de la cultura quichua, los terratenientes hasta hoy explotaban inmisericorde mente el afán de los indígenas el afán de los indígenas por contribuir a la fiesta
7 La penetración del capitalismo ha cambiado tradiciones culturales ancestrales