Pronunciado: El 21 de septiembre de 1972.
Versi�n digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edici�n: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
En el D�a de los Trabajadores de la Radio, quiero saludar a los que laboran en este importante medio de comunicaci�n. La radiodifusi�n tiene el car�cter de un servicio de utilidad p�blica y, por lo tanto, los que en ella se desempe�an, tienen una alta misi�n que cumplir, la que debe manifestarse en cada minuto, en cada segundo de sus transmisiones.
En los momentos dif�ciles, hemos visto c�mo ustedes, trabajadores radiales, con abnegaci�n y sacrificio, han logrado unir a Chile, llevando una palabra de aliento, de orientaci�n, de consuelo. Es esta una actitud que todos conocemos, valoramos y agradecemos; pero tambi�n es preciso hacer otras consideraciones: el pa�s est� viviendo un proceso de extraordinaria importancia, en el que todos los chilenos debemos participar. Por eso es necesario que el precepto period�stico que se�ala que el pueblo debe estar leal, veraz y oportunamente informado, se cumpla en forma efectiva.
En este sentido, la mayor responsabilidad recae en las radioemisoras, puesto que sus ondas llegan hasta los rincones m�s apartados, en los que muchas veces no hay otro medio de informaci�n.
Las apreciaciones pol�ticas que a cada uno le merezcan los distintos acontecimientos no pueden impedir que se cumpla la obligaci�n fundamental. Y esta obligaci�n es proporcionar la noticia tal cual efectivamente es. Otra cosa son los comentarios que, naturalmente, deben ce�irse a las normas �ticas y legales que nos rigen. Esta es la forma de utilizar un medio de difusi�n de tanta importancia: permitiendo que, sobre la base de la verdad y el respeto, la ciudadan�a cuente con los elementos de juicio necesarios, en pluralismo, democracia y libertad.
Estoy seguro de que ustedes as� lo comprenden. Pero la tarea de las emisoras no s�lo se restringe al aspecto informativo. La mayor parte de sus horas de transmisi�n est�n dedicadas a entretener al auditor; esa entretenci�n debe significar, al mismo tiempo, abrirse a la cultura, resaltar nuestros propios valores art�sticos e intelectuales. En estos momentos, a trav�s de todo el pa�s, se puede apreciar c�mo las grandes mayor�as est�n ansiosas de saber, de incorporarse a un mundo nuevo al que no hab�an tenido acceso, o bien ese acceso fue limitado.
Tambi�n en este campo, la radiodifusi�n tiene una vasta labor que desarrollar: el arte popular, la cultura popular, nuestra m�sica tienen que encontrar en las emisoras la expresi�n que les corresponde, en forma elevada y digna.
El car�cter popular de estas manifestaciones no puede ni debe dar margen a que se caricaturice al pueblo, rebajando sus valores como lamentablemente ocurre en algunas oportunidades.
El trabajador radial, radio controlador, locutor, libretista o periodista, es parte del pueblo y se respeta a s� mismo en el desempe�o de sus funciones cuando vela para que la emisora en la que trabaja -por peque�a que sea- cumpla con los deberes fundamentales enunciados: informar leal, veraz y oportunamente, y abrir cauce a la cultura.
Ning�n af�n de lucro puede anteponerse a tan importante tarea. El gobierno -como siempre- estar� llano a solucionar cualquier petici�n justa. Pero los trabajadores radiales no deben olvidar que las disposiciones legales vigentes -dictadas hace muchos a�os- deben ser respetadas. En el cumplimiento de dichas leyes est� la mayor garant�a para que los que laboran en las distintas emisoras lo hagan en las condiciones t�cnicas y humanas a que son acreedores. Estoy seguro de que ustedes, que hoy gozan de un merecido d�a de descanso, comparten estos principios, porque ellos son los que dignifican la labor profesional de cada uno.
Es por eso que, junto con saludarlos cordialmente, los insto a continuar trabajando con un sentido superior de responsabilidad, que emana de la alta misi�n que se les ha confiado.