Salvador Allende

Discurso radial


Pronunciado: El 24 de julio de 1972.
Versi�n digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edici�n: Marxists Internet Archive, 4 de febrero de 2016.


Conciudadanos:

Afirmar la independencia econ�mica de la Patria es la noble e hist�rica tarea reservada al esfuerzo de las actuales generaciones.

Tenemos la responsabilidad de avanzar en el desarrollo econ�mico. Liber�ndonos de la subordinaci�n a poderosos intereses capitalistas extranjeros.

Semejante empresa requiere del patriotismo m�s encendido y de la voluntad m�s firme ante las restricciones externas contrarias a nuestras acciones emancipadoras.

La presi�n del capital for�neo est� poniendo a prueba la cohesi�n interna de nuestro pueblo y nuestra capacidad de respuesta digna y patri�tica. Estamos enfrentando al poder del imperialismo; nuestra posici�n se fortalece porque contamos con la ayuda de los gobiernos revolucionarios del mundo entero, que solidarizan con la lucha del pueblo chileno, como testimonian los cr�ditos y la cooperaci�n t�cnica concedidos.

El internacionalismo de los trabajadores contribuye, as�, a la lucha nacional y revolucionaria de los trabajadores de Chile.

Por otra parte, hemos encontrado la colaboraci�n y cooperaci�n de los pa�ses industriales de Europa Occidental y de otros continentes. De lo cual siempre hemos dejado p�blico testimonio.

La transformaci�n de una realidad estructural es algo gigantesco, lleno de dificultades y peligros. Nuestro pa�s ha dejado de caminar dentro del orden de cosas establecidas para cuestionar y alterar ese mismo orden tradicional en su ra�z m�s profunda: La estructura econ�mica.

El esfuerzo nacional en que el pa�s est� lanzado quiebra un sistema social fundado en la desigualdad y en la explotaci�n de los trabajadores.

Los cambios revolucionarios y el desarrollo econ�mico constituyen para el Gobierno Popular su misi�n fundamental. El buen �xito de nuestro proceso revolucionario depende, en gran medida, del r�pido crecimiento de la econom�a, y a su vez, el desarrollo econ�mico, generalizado a las grandes mayor�as del pueblo.

Depende de la autenticidad y vigor de la obra revolucionaria.

Por eso, desde un comienzo, fue nuestro prop�sito impulsar la explotaci�n m�xima de la capacidad productiva instalada para sacar al pa�s del estancamiento profundo en que lo recibimos.

Si bien los �ndices de crecimiento alcanzado son, por lo general, ampliamente satisfactorios, el ritmo acelerado impuesto a la actividad econ�mica, en los �ltimos meses, evidencia descarnadamente contradicciones y desequilibrios que limitan en forma considerable la intensidad del crecimiento.

El desaf�o que nos hemos planteado, de movilizar el pa�s al m�ximo, ha dejado al desnudo las verdaderas manifestaciones del subdesarrollo.

Es ahora, m�s que nunca, cuando se hacen evidentes los contrastes entre las necesidades de un pa�s con voluntad de crecer y la realidad de su infraestructura.

Medios de comunicaci�n y de transporte absolutamente insuficientes, que entorpecen el abastecimiento; medios de producci�n industrial desequilibrados, que no responden a la real estructura de las necesidades, servicios deficientes, capacidad t�cnica reducida, y una mara�a administrativa anacr�nica y semi impenetrable.

Es sobre esta base que debemos establecer nuestra pol�tica creadora, evaluarla o cr�tica.

 

I.- Balance econ�mico: 1971-1972

Las caracter�sticas del estancamiento a las que tradicionalmente la econom�a chilena estaba sujeta en los �ltimos a�os, ha sufrido una modificaci�n fundamental, a consecuencia de la pol�tica de activaci�n que el Gobierno ha venido implementando.

Su recuperaci�n y el crecimiento sostenido quedan de manifiesto en los indicadores sobre la producci�n y el empleo alcanzados a la fecha.

El ritmo de expansi�n de la producci�n interna lograda en 1971 fue del orden del 8,5 por ciento y para 1972 es estimado en un 6 por ciento. Este hecho, comparado con el promedio de crecimiento durante el per�odo 66-70 de un 3,7 por ciento, nos permite establecer que, desde un enfoque global, se ha entrado en una firma etapa de avance.

Al mismo tiempo esta recuperaci�n signific�, en la producci�n industrial, un aumento de 12 por ciento en 1971 y de un 13 por ciento en el primer semestre del presente a�o, lo que proyectado para 1972 nos permite pensar en un crecimiento del 10 por ciento para dicho sector que, en comparaci�n con la tasa tradicional de un 3,3 por ciento, hace evidente una superaci�n del inmovilismo tradicional.

El importante crecimiento de la producci�n en todas las ramas de la actividad econ�mica para el a�o 1971, y su mantenci�n apenas atenuada para 1972, configura el cuadro de una econom�a en plena expansi�n.

Presten ustedes, compatriotas, especial atenci�n a lo siguiente: La econom�a chilena alcanz� en 1972 la expansi�n ya descrita, pese al brusco descenso del precio del cobre en el Mercado Mundial, y cuando adem�s, los indicadores del comercio exterior nos eran desfavorables.

Si hubi�ramos encarado tal situaci�n del modo tradicional no habr�amos conseguido el fen�meno casi in�dito en nuestra historia de crear expansi�n en medio de un proceso cr�tico del comercio exterior.

Lo tradicional era restringir la econom�a cuando se enfrentaban a alternativas similares.

Este proceso expansivo de nuestra econom�a hay que mirarlo desde otro punto, v�aselo desde el punto de vista de los trabajadores. Para ellos ha significado aumentar en m�s de doscientos veinte mil el n�mero de puestos de trabajo, reduciendo la tasa de desocupaci�n en el Gran Santiago, en un 8,3 por ciento, en diciembre de 1970, a un 3,8 por ciento durante el mismo mes de 1972.

La tendencia a la disminuci�n de la cesant�a, es confirmada por la encuesta de junio del presente a�o, que muestra un 3,7 por ciento en la tasa de desocupaci�n, la m�s baja desde hace quince a�os. Es decir, cerca de un mill�n de compatriotas se benefician directamente de la expansi�n actual de la econom�a.

La mayor producci�n, ligada al aumento del empleo, la mejor ocupaci�n de los equipos e instalaciones, permiti� recuperar y superar niveles de actividad econ�mica.

Al mismo tiempo, el crecimiento logrado, se hizo con un cambio fundamental en la distribuci�n del ingreso, elevando la participaci�n de los trabajadores de un 52 por ciento a un 59 por ciento del producto, aparte, de todos los mecanismos indirectos de redistribuci�n dados por las inversiones en salud y educaci�n.

Lo que concede su real contenido a esta expansi�n econ�mica es que ella tiene lugar, simult�neamente, con cambios estructurales en profundidad, reafirmando nuestra tesis de que s�lo un hecho de tales caracter�sticas abre paso a un proceso de crecimiento econ�mico sostenido, con una modificaci�n en la distribuci�n del ingreso y, en consecuencia, la alteraci�n de las medidas de consumo y niveles de existencia en provecho de los asalariados, y de aquellos que encontr�ndose antes sin ocupaci�n, no ten�an acceso alguno a los frutos del desarrollo econ�mico.

El proceso de transformaciones econ�micas b�sicas ha supuesto la reincorporaci�n al patrimonio nacional de los recursos estrat�gicos mineros, industriales y financieros, poniendo bajo el control de Chile, actividades de singular connotaci�n tecnol�gica como la Gran Miner�a del Cobre, donde por vez primera, el Estado y los trabajadores asumen la responsabilidad de dirigir y administrar las m�s grandes empresas mineras del mundo, as� como la compleja comercializaci�n del metal rojo con el mercado internacional, la nacionalizaci�n de empresas monop�licas de la actividad industrial, comercial y financiera, as� como la intensificaci�n de la Reforma Agraria ha posibilitado la constituci�n del sector de la econom�a.

Este hecho hay que medirlo en toda su magnitud. En �l tiene planteado nuestro pueblo uno de los m�s importantes desaf�os hist�ricos que jam�s haya encontrado: el de crear nuevas relaciones de producci�n y organizaci�n que apoyado en una disciplina laboral, de elevada conciencia pol�tica, permitan desarrollar la econom�a sobre un criterio de racionalidad y justicia, que anteponga el inter�s de los trabajadores al de los monopolistas y monopolios.

 

II.- Dificultades b�sicas

Sin embargo, es necesario analizar algunos desequilibrios y dificultades econ�micas que han surgido, simult�neamente, con el aumento de producci�n que comentamos. La pol�tica econ�mica del Gobierno, es de car�cter expansivo que pone �nfasis en dos elementos:

En primer lugar, el aumento de la demanda, mediante el alza de los salarios y del poder de compra de �stos. El crecimiento de salarios nominales promedio fue, en 1971, de un cincuenta y cinco por ciento, mientras el alza de precios durante el mismo a�o alcanz� s�lo un 22,5%, es decir, el reajuste de los salarios por arriba del �ndice de precios permiti� un fuerte incremento del poder de compra de los trabajadores.

En segundo lugar, el aumento del gasto p�blico, a trav�s de los programas de Vivienda, Reforma Agraria, Salud y Educaci�n, se elev� el nivel de la demanda y se impulsa el programa de Gobierno. El crecimiento de la demanda, derivada de esta pol�tica econ�mica, tuvo un resultado positivo, como lo revelan las cifras de oferta global de producci�n, ya que exist�an m�rgenes de capacidad ociosa en t�rminos de equipos y fuerza de trabajo.

No obstante lo l�gico, existen, como lo hab�amos previsto, algunos obst�culos que deben ser analizados con detenimiento, para fijar, correctamente, las tareas econ�micas que tenemos por delante.

 

1.- Escasez de divisas

El aumento del ingreso en la poblaci�n ha significado un gran crecimiento de la demanda de alimentos que el sector agr�cola no puede satisfacer.

Tambi�n el per�odo de reactivaci�n ha impulsado, considerablemente, la necesidad de mayores cantidades de materias primas, repuestos y equipos para el sector industrial. Parte de esta demanda adicional tiene que satisfacerse mediante importaciones, creando as�, una gran presi�n sobre la disponibilidad de divisas que nuestra econom�a genera a trav�s de sus exportaciones e ingresos de cr�ditos tradicionalmente, los capitalistas chilenos atend�an la escasez de divisas endeudando al pa�s de modo indiscriminado y estimulando la entrada de capitales extranjeros que se apropiaban de parte del patrimonio de las empresas nacionales.

Nuestro Gobierno ha enfrentado, de modo revolucionario, esta situaci�n preservando los intereses de Chile, por un lado, mediante la recuperaci�n del cobre, evitando con ello la sangr�a de divisas que anualmente se llevaban por concepto de utilidades, �ste es el hecho b�sico.

Por otra parte, hemos buscado fuentes de cr�dito menos gravosas, encontrando una respuesta positiva, como era l�gico suponerlo, de los pa�ses socialistas, que han otorgado cr�ditos sobre los cuatrocientos millones de d�lares para maquinarias, equipos y plantas, y en condiciones financieras extraordinariamente favorables para Chile. Estos cr�ditos contribuyen decisivamente al gran impulso dado a la inversi�n durante este a�o y el pr�ximo. Adem�s, hemos procurado reconstituir nuestras l�neas de cr�ditos para contrarrestar la disminuci�n provocada por los bancos norteamericanos.

En este sentido, tambi�n hemos encontrado respuestas afirmativas de parte de los pa�ses socialistas, de los bancos latinoamericanos y de los bancos de Europa y Jap�n. El pa�s conoce el detalle de estas operaciones. A su vez, hemos tomado medidas de correcci�n, que permitan ir saneando nuestro comercio exterior a trav�s de un presupuesto de divisas, para el a�o mil novecientos setenta y dos-mil novecientos setenta y tres, como un instrumento de realizaci�n planificada del uso de nuestras divisas de acuerdo a prioridades de inter�s nacional.

En forma complementaria hemos incrementado nuestros lazos de comercio con los pa�ses latinoamericanos, tanto los agrupados en la ALALC como en el Pacto Andino. Las importaciones procedentes de �stos alcanzaron 218 millones de d�lares en 1971 lo que, respecto a 1970, significa un 75 por ciento de aumento.

Al mismo tiempo, las l�neas de cr�dito otorgadas por los bancos latinoamericanos suman hoy cerca de setenta y cinco millones de d�lares.

Desde el mes de noviembre del a�o pasado, como es de conocimiento p�blico, Chile pidi� a sus acreedores renegociar la deuda externa, proceso que s�lo culmin� a fines de marzo del presente a�o. En esa fecha se lleg� a una resoluci�n general, que permiti� abrir las conversaciones bilaterales para concretar los acuerdos y llevar, as�, un alivio real a nuestra balanza de pagos.

Con todo, no obstante los hechos positivos que hemos acumulado para la resoluci�n de los problemas de nuestro comercio exterior, su saneamiento, mediante la nacionalizaci�n de la gran miner�a y del control planificado de nuestra capacidad para importar, es necesario que el pa�s sepa que la situaci�n de divisas que enfrentamos para el presente a�o es dif�cil, dif�cil debido, en gran medida, a factores que van m�s all� del �mbito de las decisiones, que tienen que ver con la pol�tica econ�mica del Gobierno, como son los siguientes:

 

 
  1. El promedio del precio del cobre, durante 1970, fue de cincuenta y nueve centavos, mientras en mil novecientos setenta y uno fue s�lo de cuarenta y seis centavos. Este solo hecho signific� un menor ingreso de doscientos millones de d�lares, que a pesar del aumento de la producci�n de cobre de treinta y un millones de d�lares, supuso una reducci�n de la entrada neta de divisas de ciento setenta y nueve millones de d�lares el a�o �ltimo.

Para mil novecientos setenta y dos, la diferencia de precios respecto a 1970 significa una disminuci�n aproximada de ciento setenta y cinco millones de d�lares, que, a pesar del aumento estimado de la producci�n de cobre equivalente a cincuenta millones de d�lares, va a significar una menor entrada neta de divisas de ciento quince millones. Es decir, aunque aument�ramos la producci�n de cobre en un quince por ciento, meta en s� misma dif�cil, Chile recibir�a menores ingresos al estar el precio internacional en situaci�n desfavorable respecto de los promedios alcanzados en mil novecientos setenta. �Exportamos m�s y recibimos menos!

Vivimos, como siempre, la dolorosa realidad de los pa�ses subdesarrollados, seguimos vendiendo barato y comprando caro, caracter�stica tambi�n de los pa�ses en v�as de desarrollo.

  1. La desvalorizaci�n experimentada por el d�lar en el mercado mundial elev� el precio de las mercanc�as que nosotros importamos, alz�ndolas en un diez por ciento como promedio. Esto nos ense�a que, si mantuvi�ramos para mil novecientos setenta y dos el nivel de importaciones corriente de mil novecientos setenta y uno, Chile deber�a pagar alrededor de noventa millones de d�lares m�s por los mismos productos.

Con las divisas que estamos gastando, cerca de treinta y seis millones adicionales son fruto del aumento de precios en los alimentos importados que se elevaron en un catorce por ciento como promedio, destacando las alzas del arroz, en un cuarenta y cinco por ciento; de la leche en un quince por ciento; de la carne, en un nueve por ciento; del az�car, en sesenta y tres por ciento; de la mantequilla en un quince por ciento; del aceite, en diecis�is coma uno por ciento.

  1. La rigidez en la capacidad para importar tambi�n se manifiesta en la necesidad que tenemos de pagar nuestras deudas. A pesar del acuerdo alcanzado para renegociar parcialmente, los servicios de 1972, no por ello debemos dejar de desembolsar este a�o m�s de doscientos cuarenta millones de d�lares. De esta cifra significa que estamos destinando un veintid�s por ciento de nuestras exportaciones al pago de la deuda contra�da por gobiernos anteriores.

  2. En este cuadro de dificultades habr�a que subrayar la deliberada disminuci�n de l�neas de cr�ditos a corto plazo desde Estados Unidos, que de doscientos veinte millones de d�lares en agosto de 1970, cay� a treinta y dos millones en junio de 1972. Esta disminuci�n de las l�neas de cr�dito significa que se nos reducen los plazos para pagar nuestras importaciones corrientes, debiendo, ahora, cancelar al contado lo que antes ten�a un plazo entre ciento ochenta d�as y un a�o.

Yo les pido que consideren la envergadura de estas cantidades de divisas y la repercusi�n negativa que su substracci�n brusca ha representado para el normal mantenimiento del flujo renovable del financiamiento de importaciones.

  1. No menos importantes son las dificultades que nos han impuesto algunos organismos multinacionales de cr�ditos, a los que tenemos derecho a acudir porque somos miembros integrantes de ellos. Chile ha pedido financiamiento para la realizaci�n de algunos proyectos.

Nos han sido rechazados sin que exista ninguna objeci�n de car�cter t�cnico sobre los mismos.

  1. Por otra parte, si tradicionalmente Chile, para usar cr�ditos para maquinarias y equipos pagaba en promedio un quince por ciento al contado, lo que representaba un desembolso aproximado de cuarenta millones de d�lares anuales, hoy d�a, ante la negativa de los proveedores tradicionales norteamericanos a otorgar este tipo de cr�dito y dado el car�cter estrat�gico de algunas de nuestras compras de equipo, como las ligadas a la Gran Miner�a del Cobre, nos hemos visto, muchas veces, obligados a comprar al contado.

 

Este hecho, aunque compensado en parte por las condiciones favorables ofrecidas por los pa�ses socialistas, ha conducido a una situaci�n en que las cuotas al contado por bienes de capital representar�n, en promedio, un treinta por ciento sobre el valor de �stos. Esto lleva a un desembolso adicional de cincuenta millones de d�lares debido, exclusivamente, a las acciones de represalias de intereses econ�micos internacionales afectados por mi Gobierno.

Las dificultades que estoy se�alando forman parte de un virtual bloqueo econ�mico, que la poblaci�n no alcanza a percibir en toda su magnitud y sobre el cual no se pronuncian los medios informativos opositores, a pesar que es la causa principal�sima del da�o de nuestra econom�a, que repercute desde la producci�n hasta el abastecimiento diario, pasando por el transporte.

Justo es reconocer que junto a las dificultades que obedecen a factores externos como el precio del cobre o la paridad del d�lar, tambi�n existen factores internos que agudizan la presi�n sobre la disponibilidad de divisas, como es el caso del aumento del nivel de demanda que la pol�tica redistributiva y de expansi�n econ�mica ha desatado. Es dentro de este contexto donde debemos situar las medidas que el Gobierno adoptar�.

El actual ritmo de crecimiento acelerado de la econom�a encuentra otro obst�culo en el agotamiento de la capacidad ociosa de producci�n mientras la demanda se expande en forma sostenida. No debemos olvidar que hemos heredado un sector industrial insuficientemente desarrollado para hacer frente al volumen de necesidades sociales insatisfechas.

El crecimiento de la producci�n durante 1971 y primer semestre de 1972 fue alcanzado, en forma especial, mediante el aumento en el uso de los equipos e instalaciones, as� como por el mayor nivel de empleo. Continuar la expansi�n de la producci�n supone, en esa etapa, aumentar la productividad y ampliar dichas instalaciones, objetivo este �ltimo que el Gobierno est� realizando a trav�s de su programa de inversiones.

Sin embargo, estas inversiones toman un per�odo de maduraci�n que cubre m�s de un a�o, per�odo de la construcci�n y puesta en marcha de los equipos.

Esto significa que la producci�n, en algunos sectores, tendr� un retraso en el tiempo, respecto a las necesidades creando problemas de desabastecimiento parcial y que dada la situaci�n de divisas no pueden satisfacerse f�cilmente con importaciones.

Deseo detenerme en el punto del subdesarrollo. Es indispensable que todos aprecien, descarnadamente, este fen�meno y sus efectos, del cual mucho se habla pero que, a fuerza de repetirlo, se transforma en un lugar com�n, sin contenido, o en un elemento abstracto si no se liga a la realidad cotidiana. El subdesarrollo lo sufre fundamentalmente el pueblo. Es el legado de nuestra hist�rica subordinaci�n al imperialismo y a los grupos olig�rquicos criollos, desde los a�os en que las v�as ferroviarias eran desviadas con el exclusivo fin de pasar por campos de latifundistas influyentes, que las necesitaban. Y dirig�an el pa�s, hasta nuestros d�as, en que la insuficiencia de los transportes compromete el �xito de cualquier impulso en la producci�n, hay todo un espectro que resume el da�o causado a la naci�n por los intereses privados cuando primen sobre los de la colectividad.

La infraestructura de Chile est� a tal grado subdesarrollada, que los puertos son casi incapaces de recibir el flujo de productos importados, los que, una vez en tierra, con gran esfuerzo encuentran el bodegaje suficiente.

En 1971, la considerable importaci�n de alimentos destinado a satisfacer a una masa consumidora en expansi�n, se transform� en una prueba para la infraestructura, que termin� por mostrar sus serias deficiencias. El puerto de Coquimbo, por ejemplo, considerado como alternativa al de Valpara�so, es incapaz de permitir la descarga simultanea de dos barcos y el propio Valpara�so no est� en condiciones de atender m�s de 11 barcos a la vez.

El almacenaje muestra fallas, tanto en los puertos como en las ciudades y en el campo y a esa realidad se suma la insuficiencia de transportes, podemos entender c�mo en este momento en B�o-B�o hay un stock, importante, de leche condensada que no puede salir de la provincia por falta de veh�culos y otro tanto ocurre con la leche fresca almacenada en las provincias de Osorno y Llanquihue, que es requerida con ansia en la zona central. En los patios de almacenajes de la usina de Huachipato hay toneladas de acero y grandes equipos, fabricados all�, que no pueden ser sacados de la regi�n porque adem�s de la escasez de veh�culos adecuados para su transporte existe el temor de que algunos puentes no pueden resistir el peso de los veh�culos y de su carga.

Otro gran obst�culo econ�mico que estamos encontrando, ligado a la rigidez del mecanismo de importaciones, es el relacionado con fuertes presiones inflacionistas, que ponen en peligro el ingreso real ganado por los trabajadores.

El aumento de la cantidad de dinero, resultado de los niveles de gasto p�blico alcanzado, y del financiamiento de algunas empresas estatales, con precios y tarifas congeladas, proporcionan un mecanismo adicional de propagaci�n de dichas presiones inflacionarias.

Los desequilibrios financieros y las dificultades en la balanza de pagos no son fen�menos nuevos en la econom�a chilena, pero tradicionalmente estas dificultades han sido abordadas desde el �ngulo financiero, sacrificando el crecimiento econ�mico y la distribuci�n del ingreso, en desmedro del sector trabajador y desembocando, m�s pronto o m�s tarde, en nuevos desequilibrios financieros.

Hoy d�a, el contexto en que planteamos estos problemas es totalmente diferente. El Estado controla gran cantidad de recursos productivos en las actividades minera e industrial. En consecuencia, posee instrumentos de pol�tica econ�mica que inciden tanto en el comportamiento econ�mico del resto de los sectores como tambi�n en la producci�n misma en los propios canales financieros.

Adem�s, la pol�tica econ�mica se desarrolla con el apoyo de los trabajadores, ya que �stos asumen las tareas de direcci�n, en las actividades estatales ligadas a la producci�n.

Todos estos elementos, articulados en una pol�tica econ�mica realista, nos permiten encarar los obst�culos se�alados, de acuerdo a un plan de acci�n inmediato que vaya rompiendo las dificultades y corrigiendo los desequilibrios, sin sacrificar la expansi�n econ�mica, ni producir un deterioro en la distribuci�n del ingreso alcanzado.

 

III.- Tareas para la nueva etapa de la construcci�n econ�mica y social

En los criterios b�sicos que orientan los objetivos del Gobierno en esta nueva etapa de construcci�n econ�mica y social est� presente la voluntad de profundizar el proceso de cambios y la perspectiva de transformaci�n socialista de reafirmar seguridades de estabilidad y desarrollo en amplias capas, de peque�os y medianos empresarios del campo, la industria y el comercio, de enfrentar problemas y dificultades econ�micas con realismo, sin ocultar los sacrificios que sean necesarios, pero con la decisi�n, al mismo tiempo, de defender, ante todo, los intereses de los trabajadores.

Nuestras tareas inmediatas consisten en definir, producir, avanzar.

Definir, en un doble sentido. En el de las reglas que cada sector de trabajadores o de peque�os y medianos empresarios debe considerar garantizadas para el desempe�o normal de sus actividades, y en el de los esfuerzos y sacrificios, que son necesarios, para superar los problemas presentes y sentar las bases materiales de una sociedad transformada.

Producir, para sostener el mejoramiento de las condiciones de vida de la poblaci�n; para procurarnos nosotros mismos lo que la herencia de endeudamiento y las obstrucciones del imperialismo nos impiden traer desde afuera, para movilizar recursos que ampl�en nuestras capacidades productivas y aseguren trabajo a toda la poblaci�n en edad de hacerlo.

Avanzar, para asegurar condiciones que hagan irreversibles los cambios ya realizados para terminar r�pidamente la formaci�n del �rea de propiedad social. Para que los trabajadores y la sociedad, en su conjunto controlen todos los centros productivos estrat�gicos, aun en manos de intereses monop�licos nacionales y extranjeros, y como requisito para definir con claridad y precisi�n las �reas de la econom�a.

 

1 Definiciones b�sicas

Llevar a cabo las tareas supone la participaci�n del sector social y privado en la actividad econ�mica y, naturalmente, significa delimitar funciones y procedimientos sobre la interrelaci�n de ambos sectores.

 

 
  1. En lo que se refiere a la constituci�n del �rea de propiedad social cabe reiterar la decisi�n irrevocable del Gobierno de integrar, cuanto antes, las �reas social y mixta de la econom�a, con las noventa empresas que fueron definidas p�blicamente.

Para las empresas que ya forman parte del �rea de Propiedad Social, y como un primer paso para la organizaci�n de un sistema de planificaci�n operativa anual, se definir� un estatuto del �rea de Propiedad Social que contemple:

   
  1. Sobre el funcionamiento de la peque�a y mediana empresa privada en la actividad industrial y comercial, enviaremos al Congreso un proyecto de ley que contemple lo siguiente: garant�as de trabajo necesarias; normas sobre fijaci�n de precios y rentabilidad; procedimientos de colaboraci�n de las asociaciones representativas de las empresas medianas y peque�as, en el cumplimiento de las obligaciones tributarias, en la determinaci�n de las normas b�sicas de �tica profesional y de las sanciones a sus trabajadores; normas sobre los canales de distribuci�n y abastecimiento de productos, especialmente, los originados en el �rea de propiedad social; normas sobre cr�ditos de operaci�n y expansi�n de las empresas acogidas a estos estatutos y acceso �gil y oportuno a las materias primas nacionales e importadas mediante el fomento a la organizaci�n de centrales de compras e importaciones, que act�en a nombre del conjunto de los organismos de un mismo ramo.

 

En relaci�n con los peque�os y medianos agricultores privados, definimos con toda claridad y precisi�n las siguientes reglas de aplicaci�n inmediata:

 

 
  1. Absoluto abandono del predio, comprobado fehaciente y objetivamente;

  2. Ofrecimiento voluntario de entrega a la CORA por el propietario.

La forma c�mo haya sido explotado el predio durante este tiempo ser� de una importancia determinante, en las causales de expropiaci�n posterior y de derecho a reserva.

 

 

De esta forma, el peque�o y mediano propietario estar� estimulando a realizar inversiones en el predio definido como reserva. Todo agricultor que trabaje directamente su predio y obtenga de �l su �nica fuente de ingreso, tiene asegurado el derecho a reserva. Podr� solicitar su definici�n inmediata, salvo que el predio est� evidentemente abandonado.

 

IV.- Redefinir la pol�tica de precios y salarios

Los ajustes en el sistema econ�mico, necesarios para atender el desabastecimiento parcial, el estrangulamiento en el comercio exterior y el financiamiento sano del sector p�blico y del �rea de Propiedad Social, exigen una revisi�n del sistema de precios en conformidad con el programa a desarrollar en los pr�ximos meses.

La inflaci�n es un mal end�mico de nuestra econom�a capitalista. Por primera vez en la historia los trabajadores est�n en el Gobierno. Por primera vez, por consiguiente, se trata de entender el problema de la inflaci�n de acuerdo con el inter�s de quienes viven de un sueldo o salario, reciben pensiones, jubilaciones y montep�os. Por ello, por primera vez tambi�n, el Gobierno Popular con el objeto de defender el ingreso real de los trabajadores de los aumentos de precios ocurridos desde enero hasta el primero de octubre, anticipar� el reajuste anual y enviar� al Congreso, en la primera semana de agosto, un Proyecto de Ley con este objeto.

Para los servidores p�blicos este Proyecto de Ley establecer� que el reajuste correspondiente se realice al primero de octubre, es decir, a los nueve meses del anterior. Y, en el futuro, se realicen permanentemente en esa fecha, diferenci�ndolos del per�odo presupuestario que sigue el a�o calendario.

El sueldo vital ser� fijado tambi�n, a un nuevo valor en esa misma fecha, al igual que el sueldo m�nimo, el salario m�nimo y las pensiones m�nimas.

Para los trabajadores sujetos a convenios colectivos, el proyecto establecer� la opci�n de que los sindicatos se acojan al mismo sistema, cambiando la fecha de sus pliegos al primero de octubre, en cuyo caso recibir�n un reajuste extraordinario equivalente al ciento por ciento del alza del costo de la vida, ocurrido entre la iniciaci�n del pliego y el momento de vigencia de dicho reajuste.

En septiembre se otorgar� como anticipo al reajuste, una bonificaci�n compensatoria extraordinaria de Fiestas Patrias a todos los trabajadores. Por �ltimo tambi�n se fijar� una nueva asignaci�n familiar desde el 1 de octubre, en concordancia con los principios anteriores.

Los criterios b�sicos que orientar�n la pol�tica de precios y el programa de reajustes contemplados para el futuro ser�n:

 

 

Las alzas de precios y tarifas que sean necesarias para aplicar los principios anteriores, se realizar�n en todo cuanto sea posible, discriminando su efecto, de tal manera que paguen un precio m�s alto aquellos sectores que por tener m�s ingresos deben aportar m�s al desarrollo del pa�s.

 

Mecanismos especiales de captaci�n de liquidez y excedentes

Para frenar las presiones inflacionarias y restablecer niveles m�s normales de abastecimiento, se hace imprescindible la aplicaci�n de medidas especiales de fomento del ahorro, captaci�n de saldos l�quidos en poder de particulares y desviaci�n del gasto de las personas hacia el uso de bienes y servicios en que exista capacidad de aumento de la producci�n y tengan simult�neamente, un bajo impacto sobre las importaciones. Asimismo, deber�n ser beneficiosas para los trabajadores.

A este respecto, se aplicar�n las siguientes medidas: planes de veraneo popular para los asalariados, a fin de que, junto con descansar merecidamente y poder conocer nuestro pa�s, consuman servicios que podemos aumentar, sin mayores efectos sobre las importaciones.

Establecimiento de un sistema de ahorro reajustable en condiciones preferentes para los pr�ximos cinco a�os, al que podr�n acogerse todas aquellas personas que paguen una comisi�n bancaria especial.

El uso del sistema de estancos en la comercializaci�n de algunos productos suntuarios, tanto con fines de regulaci�n entre oferta y demanda, como para captar liquidez.

Uso m�s intenso del sistema de peaje, aplicables a los autom�viles particulares.

El establecimiento obligatorio de seguros de autom�viles, bienes ra�ces, sobre un valor m�nimo, y de vida para toda la poblaci�n.

 

Reforma Tributaria.

Establecimiento de un sistema de dep�sitos previos, para las importaciones del sector privado.

 

Tareas en la producci�n

La situaci�n de los desequilibrios b�sicos ya analizados, as� como la continuaci�n del crecimiento econ�mico, requiere de un impulso continuo de la producci�n, que se logra por los aumentos en la productividad del trabajo y mayores esfuerzos de inversi�n.

El incremento en los rendimientos de la fuerza de trabajo ocupada supone buscar nuevas formas de organizaci�n en el proceso de producci�n, con la participaci�n directa de los trabajadores, a trav�s de una discusi�n amplia de normas y metas de producci�n. Significa ir desarrollando la planificaci�n y gesti�n de orientaci�n socialista en el �rea de propiedad social, cimentadas en formas superiores de disciplina en el trabajo.

Por otra parte, la batalla de la producci�n exige ampliar las instalaciones existentes, lo que estamos realizando a trav�s de un vasto programa de inversiones.

Siendo los trabajadores los que administran la parte m�s importante de la econom�a nacional, debemos tomar conciencia de la necesidad de vincular su bienestar al aumento de la producci�n y de la productividad. Por consiguiente, el incremento de las remuneraciones debe guardar relaci�n directa con el de la producci�n y productividad. Ser�n los propios trabajadores los que encontrar�n, junto a su Gobierno, los mecanismos adecuados para la aplicaci�n de estos principios.

Las normas, las metas y los sistemas de incentivos ser�n discutidos en cada empresa, en cada industria, en cada centro de trabajo.

En los pr�ximos a�os el logro de niveles, cada vez m�s elevados de producci�n, nos exige ampliar las instalaciones existentes en diversos sectores que permitan corregir las actuales deformaciones y abrir nuevas l�neas de desarrollo industrial.

Consecuente con esta perspectiva, el Gobierno ha formulado un ambicioso Plan de Inversiones, ya iniciado durante el presente a�o, s�lo para el sector industrial, a trav�s de CORFO, significa una inversi�n total de veintid�s mil millones de escudos y seiscientos millones de d�lares, lo que para 1972 representa cerca de cinco mil doscientos millones de escudos y m�s de cuarenta millones de d�lares.

Hoy es posible asignar esta inversi�n, de acuerdo a criterios distintos de los de la rentabilidad privada o de inversi�n de apoyo, a un sector monop�lico.

El control sobre los recursos permite al Estado ordenarlos y jerarquizarlos, para invertirlos conforme a las necesidades sociales m�s urgentes y teniendo en consideraci�n a la sociedad en su conjunto.

Al acabar con la atomizaci�n en las decisiones inversionistas, el Estado ha podido planificarlas dentro de la siguiente prioridad:

Primera prioridad, para inversiones que garantizan el abastecimiento esencial y el transporte.

Segunda prioridad, para inversiones que generen divisas o incrementen nuestra capacidad exportadora.

Tercera prioridad, para aquellos proyectos de inversi�n que promueven una selectiva pol�tica de sustituci�n de importaciones.

Para precisar, mencionar� los proyectos m�s significativos que ya est�n iniciados durante 1972, ordenados de acuerdo a las prioridades prefijadas.

En abastecimiento esencial distinguiremos los proyectos que se destinan a los siguientes sectores:

Alimentaci�n:

Inversiones av�colas. Objetivo b�sico, cumplir el programa nacional del desarrollo av�cola. La meta es lograr una producci�n anual cercana a los cien millones de pollos, lo que representa un incremento de ciento cincuenta por ciento con respecto a 1971. En este programa alcanzaremos este a�o cincuenta millones y se cumplir� la meta durante 1973. Esta mayor producci�n se distribuir�, fundamentalmente, entre Coquimbo y Concepci�n.

Los proyectos para este programa son:

Tres planteles integrados para producir diez millones de pollos cada uno.

En ello se desarrollar�n procesos de reproducci�n, incubaci�n, fabricaci�n de alimentos, etc.

Se ampl�a en treinta y tres por ciento la capacidad de los actuales planteles de reproducci�n.

Los mayores se encuentran en Ovalle y Santiago.

Plantas de incubaci�n: cinco nuevos grandes planteles de incubaci�n, adem�s de los tres de las plantas integradas, ubicados en Coquimbo, dos en Santiago, en Talca y �uble.

Conjuntamente con INDAP, se construyen m�s de doscientos mil metros cuadrados de planteles de engorda. Estamos levantando f�bricas de alimentos para animales, las cuales estar�n en Antofagasta, Coquimbo, Santiago, Concepci�n y Caut�n.

Se instalan cuatro nuevos mataderos de aves en Coquimbo, Valpara�so, �uble y Concepci�n.

Leche:

Comenz� la edificaci�n de tres nuevas grandes plantas en Valpara�so, Talca y Malleco, y se ampl�an las existentes en �uble, Caut�n, Valdivia, Osorno y Llanquihue, lo cual significar� un incremento superior al cincuenta por ciento. Todo esto estar� en funcionamiento durante 1973.

Ganado:

Este a�o se est�n invirtiendo m�s de quinientos millones de escudos y diecis�is millones de d�lares en el programa de desarrollo de la masa ganadera, orientado hacia la compra de vientres, importaciones de reproductores, centro de inseminaci�n artificial, fabricaci�n masiva de vacunas. Estos dos �ltimos proyectos deber�n estar terminados a comienzos de 1974 o a fines de 1973.

Frutas:

Est� en marcha la construcci�n de centrales frut�colas en Maipo, O’Higgins, Do�ihue, San Fernando y Codegua, que permitir�n procesar toda la fruta de la regi�n e incrementar su exportaci�n. Adem�s, se construye un gran frigor�fico en Valpara�so. El plan quedar� terminado entre fines de 1973 y comienzos de 1974.

Granos:

Se realizan tres grandes proyectos para almacenarlos. Especialmente, de trigo y ma�z. Estar�n ubicados en San Pedro, Malleco y un puerto granelero en San Antonio, que garantizar� seguridad y rapidez, en la descarga de las importaciones de estos productos.

Las obras estar�n listas durante 1973.

Az�car:

A comienzos de 1973 se terminar� la nueva planta azucarera de IANSA en Curic�. Producir� cincuenta mil toneladas de az�car al a�o, lo que representa un ahorro de diez millones de d�lares anuales, aproximadamente.

Bebida:

Se puso en marcha un gran programa de expansi�n en todas las plantas de la Compa��a Cervecer�as Unidas. Representar� un aumento de producci�n cercano al sesenta por ciento, con respecto a los niveles actuales, que ya superan en un treinta y cinco por ciento a los de 1970. Este programa ser� terminado en 1973.

Alimentos proteicos:

Contemplando todas estas iniciativas en la industria alimentaria se inicia este a�o un programa de inversiones para la elaboraci�n de concentrados de productos agr�colas y del mar, de alto contenido de prote�nas. Est�n en construcci�n dos proyectos que ser�n terminados en 1973 y que producir�n un sustituto de leche en polvo, que hoy se importa.

Para el desarrollo agr�cola hemos considerado un plan de mecanizaci�n que se implementar� con la compra de diez mil tractores por un valor de treinta millones de d�lares. Llegar�n en el per�odo 1972-1973. Esto significa que en menos de dos a�os duplicaremos el parque de tractores.

Pesca:

Se construir� un gran puerto pesquero que ser� situado en la zona central.

La puesta en marcha de las obras, cuyo financiamiento ser� asegurado, se iniciar� en noviembre de este a�o o en los comienzos del pr�ximo. Se contempla la adquisici�n de barcos para pesca en Alta Mar, un barco factor�a y la modernizaci�n de la actual flota pesquera.

A los proyectos de pesca industrial deben sumarse los apoyos que se entregar�n a los pescadores artesanales para el almacenamiento y transporte de productos marinos. Se ampl�a la red de fr�os, la construcci�n de carros frigor�ficos y se completar� la entrega de dos mil vitrinas para las carnicer�as y comercio.

Se ha fabricado un prototipo de carro frigor�fico, cuyo modelo permitir� construir otros en serie en Chile y adquirir el resto en el extranjero si fuere necesario.

Vestuario:

En el sector textil est� en marcha una gran cantidad de proyectos de inversi�n, que permitir� abastecer la demanda en hilados de algod�n, lana y sint�ticos, hasta por lo menos 1975. La pol�tica ha sido ampliar las capacidades de producci�n de hilados, que permitir� utilizar al m�ximo las hoy existentes, en tejedur�as del �rea de propiedad social y privadas.

En algod�n, las inversiones representar�n un incremento superior al 30 por ciento, incluidos los aumentos de producci�n de hilos de coser.

En lana, las inversiones se traducir�n en aumento de un 20 por ciento en hilados.

En sint�ticos, las inversiones acentuar�n la sustituci�n de algod�n y lana con un sustancial ahorro de divisas. Todo esto, estar� en marcha en 1973.

Se ampliar� la capacidad instalada de las plantas Yarur, Hirmas, Sumar, Fabrilana, Bellavista, Oveja y se formar� un complejo lanero en Magallanes. La inversi�n alcanzar� a 40 millones de escudos y 19 millones de d�lares. Finalmente, hemos adquirido en la Rep�blica Popular China una planta textil con 50 mil husos.

Calzado:

Comenzar�n a funcionar este a�o tres f�bricas de calzado, en Iquique, Santiago y Punta Arenas. Con ellas, m�s las existentes, seremos capaces de abastecer el total de las necesidades del pa�s.

Construcci�n:

El pr�ximo a�o empieza a producir la planta de cemento de Antofagasta, que entregar� 130.000 toneladas al a�o y que abastecer� al norte. Se ampliar�n las plantas de Cemento Mel�n y Polpaico. Con las inversiones descritas, a fines del pr�ximo a�o nuestra capacidad de producci�n de cemento habr� subido de un mill�n 500 toneladas durante 1972 a 1.800.000 toneladas.

Tambi�n se ampliar� la planta de Biob�o y se construir� una nueva gran planta de 200 mil toneladas en la zona sur-austral, es decir, para 1974 nuestra capacidad de producci�n ser� superior a los 2 millones de toneladas anuales. Un 35 por ciento superior a la existente. En octubre del presente a�o, entrar� en producci�n la planta de viviendas prefabricadas que nos ha sido obsequiada por la Uni�n Sovi�tica, que actualmente se construye en la provincia de Valpara�so.

Producir� 70 mil m2 de paneles para la prefabricaci�n de viviendas.

Transportes:

Este a�o LAN-Chile adquiri� otro avi�n Boeing 727 para servicio nacional.

En Espa�a fue comprado un barco metalero de 30 mil toneladas para minerales de hierro; para el transporte de productos fueron adquiridos seiscientos camiones pesados que empezar�n a llegar en agosto. Se est�n armando cuatro mil camiones medianos de los cuales ya se ha entregado una gran cantidad.

Para cubrir el trayecto mar�timo Puerto Montt-Punta Arenas se negocia la adquisici�n de un barco de carga y pasajeros. Est� en marcha la adquisici�n de un transbordador para el proyecto Pargua-Chacao.

Para el transporte de pasajeros ya fueron entregados mil taxis a sus propietarios de acuerdo con claras disposiciones legales; se han comprado dos mil autobuses, entre los que figuran los mil carrozados tra�dos del Brasil, y mil chasis desde Argentina, para los cuales se fabrican en estos momentos las carrocer�as.

Antes del comienzo de la pr�xima temporada primavera-verano, estar�n en circulaci�n doscientos nuevos buses interurbanos; se est�n fabricando tres mil seiscientos carros de ferrocarriles en el sexenio.

 

Proyectos para generar divisas

S�lo en la gran miner�a del cobre, este a�o invertiremos 721 millones de escudos y 40 millones de d�lares, destacando el proyecto de la colada continua, para producir 100 mil toneladas anuales de alambr�n. La planta se construir� en Antofagasta y representa siete millones de d�lares de costo.

Hay que agregar la planta de �cido sulf�rico, con una inversi�n de 17 millones de d�lares, y la renovaci�n de camiones y palas en Chuquicamata, por un valor de cinco millones de d�lares.

Este a�o queda listo el estudio para la instalaci�n de una nueva refiner�a de cobre.

Necesitamos encontrar su financiamiento adecuado y estamos en este camino.

El plan de expansi�n de la CAP, en plena realizaci�n, permitir� pasar de 630 mil toneladas anuales a un mill�n de toneladas de acero en 1974, elevando significativamente la producci�n de la miner�a del hierro. En cuatro a�os se invertir� en CAP cerca de 300 millones de d�lares, es decir, a un ritmo anual de setenta y cinco millones de d�lares. El proyecto es equivalente en t�rminos de inversi�n anual al total de los planes de expansi�n del cobre del Gobierno anterior. Tendremos, adem�s, la primera planta de extracci�n de acero de Am�rica Latina y la planta m�s avanzada de recuperaci�n de renio y molibdeno, que deber� estar terminada en 1974. Adem�s, este a�o se terina la nueva usina de aceros especiales de Rengo, que representa un gran salto tecnol�gico en esta �rea.

En el sector forestal se destacan varias importantes iniciativas. A mediados de 1973 se termina la Planta de Celulosa “Constituci�n”, que representa una inversi�n superior a los setecientos millones de escudos y cuarenta y seis millones de d�lares. Esta planta producir� sobre las 150.000 toneladas de celulosa anualmente; equivale a una exportaci�n de 28 millones de d�lares.

A comienzos de a�o inici� sus operaciones la Planta de Celulosa de Forestal Arauco, que representa una producci�n de ciento veinte mil toneladas al a�o y veinte millones de d�lares de exportaci�n.

Junto a estos proyectos, en la actualidad se realiza un gran esfuerzo de reforestaci�n, sin precedentes en la historia de Chile. Se reforestar�n ochenta y seis mil hect�reas, con una inversi�n superior a los ciento setenta millones de escudos.

Para aquellos proyectos ligados a la sustituci�n de importaciones podemos destacar:

En el sector automotriz se termina este a�o la gran f�brica de cajas de cambio, levantada en Los Andes, que permitir� abastecer la industria automotriz nacional.

En Rancagua se realiza la ampliaci�n de la f�brica de motores e implementos el�ctricos, que estar� terminada en los primeros meses del pr�ximo a�o.

Entr� en operaciones la planta de neum�ticos Coquimbo.

Se realizan ampliaciones de INSA en Santiago.

Esta semana se firmar� el contrato de producci�n de autom�viles peque�os.

En los pr�ximos d�as se finiquitar� la licitaci�n para los veh�culos pesados y, dentro de 1972, se definir� la pol�tica para los veh�culos medianos.

 

Sector Qu�mico

Se inicia en San Antonio un gran complejo del pl�stico, que producir� art�culos de uso industrial. Tambi�n Petroqu�mica Chilena inicia la construcci�n de una nueva planta de clorosoda que producir� productos necesarios para la expansi�n de la industria qu�mica y de la celulosa.

En el sector de energ�a y combustible, basta s�lo mencionar el plan de expansi�n del carb�n, que representa pasar de un mill�n seiscientas mil toneladas a dos millones de toneladas al a�o.

El proyecto iniciado en el per�odo anterior de la Central El Toro, se termina en marzo de 1973.

Pronto se iniciar� la construcci�n de una nueva central t�rmica en Ventanas.

A los planes de exploraci�n y expansi�n de la Empresa Nacional de Petr�leo, se ha agregado en 1972, la investigaci�n de la plataforma submarina.

La inversi�n en la exploraci�n alcanzar� en ese rubro a unos siete millones de d�lares. En la actualidad se est� analizando el gas que fue descubierto frente a la provincia de Caut�n para determinar si su explotaci�n es comercial.

Para resumir, podemos afirmar que para el conjunto de las empresas del �rea de Propiedad Social de la gran miner�a del cobre, transporte y energ�a, este a�o se gastar�n m�s de seis mil ochocientos millones de escudos y ochenta millones de d�lares, lo cual significa, una vez que todos estos proyectos produzcan un incremento de las exportaciones superior a los ciento cuarenta millones de d�lares y una sustituci�n de importaciones por ochenta millones de d�lares.

Superar los problemas de comercio exterior.

Nos interesa que encaremos con realidad lo relacionado con el comercio exterior. Nuestro comercio exterior tiene dificultades, ellas se generan en causas que se radican en las ya aludidas, de alto grado de endeudamiento externo, la baja del precio internacional del cobre y presiones del imperialismo sobre nuestra Patria, lo que exigen esfuerzos en los siguientes campos:

 
  1. Aumento de la producci�n del cobre. El papel de los trabajadores y t�cnicos chilenos es preponderante en esta materia.

  2. Aumento de la producci�n agropecuaria. Se requiere, por un lado, un gran esfuerzo de organizaci�n del sector reformado y, por el otro, la definici�n clara de un sector privado en la agricultura, que se vea motivado a colaborar en el esfuerzo por la producci�n. A este respecto daremos esencial importancia a la fijaci�n de los precios agr�colas.

  3. Limitaci�n severa del consumo de algunos abastecimientos cr�ticos, el de la carne de vacuno y mantequilla, para ser sustituidos por aves, cerdos, pescados y margarina, donde estamos haciendo esfuerzos r�pidos y eficaces para aumentar la producci�n.

  4. Establecimiento de un sistema de producci�n de exportaciones, que permita la compra interna en escudos y la exportaci�n centralizada, al precio de competencia internacional que sea necesario.

  5. En el desarrollo del programa de inversiones expuesto, cuyo objetivo central es substituir importaciones y crear nuevas fuentes de exportaci�n.

  6. En el uso de nuestro alto nivel de exportaciones, como un elemento de negociaci�n para obtener facilidades crediticias y oportunidades nuevas de intercambio con los pa�ses que se vean beneficiados por la reorganizaci�n de nuestro comercio.

  7. En la creaci�n de empresas de prototipos por sectores para superarnos t�cnicamente, aprendiendo de la tecnolog�a extranjera, acelerando el reemplazo de importaciones de productos m�s complejos.

  8. En la creaci�n de empresas de ingenier�a, para dise�ar los proyectos de inversi�n con nuestra propia capacidad, contratando en el exterior lo estrictamente necesario y acumulando las experiencias de esos aportes t�cnicos que traigan a nuestras empresas.

  9. Compromiso de ahorro de divisas por empresas Los trabajadores de las empresas de propiedad social, mixta y privada, as� como los empresarios de estas �ltimas, deber�n extremar el ingenio y la creatividad, en un gran esfuerzo nacional para obtener un ahorro de divisas, resultado de una amplia discusi�n comprometiendo metas p�blicas de ahorro de ellas haciendo posible que los aumentos de producci�n se logren con un uso m�s eficiente de todas las materias primas y equipos importados.

 

Incentivo a la producci�n agropecuaria

Todo asentamiento, unidad productiva reformada o agricultor particular sujeto a convenios de producci�n, que demuestre ante las instituciones pertinentes que ha sobrepasado los rendimientos por hect�rea definidos por el Ministerio de Agricultura para una lista de productos y, simult�neamente con ello haya aumentado la producci�n del a�o anterior, tendr� una prima de incentivo a la producci�n, equivalente a un porcentaje del precio establecido por los poderes compradores del Estado, aplicado sobre el total de las ventas.

En los casos en que el vendedor disponga f�sicamente de una menor superficie explotable en raz�n de haber sido expropiado, el Ministerio de Agricultura determinar� las normas para establecer los aumentos de producci�n, en el primer a�o de aplicaci�n de este incentivo.

 

Convenios de compra, asistencia t�cnica y crediticia a largo plazo

Estos consistir�n en:

 

 

Medida para abordar los problemas de transporte y distribuci�n Frente a las deficiencias del sector transporte se�aladas anteriormente y a los problemas de distribuci�n igualmente comentados, hemos decidido tomar las siguientes medidas:

Primero:

Centralizar en un comando �nico la pol�tica de transportes del pa�s, mediante la creaci�n del Comit� Ejecutivo de Transportes, como una primera etapa de la creaci�n del Ministerio de Transportes. Este Comit� Ejecutivo de Transporte depender� transitoriamente del comit� integrado por los tres ministros del sector econ�mico. Este Comit� Ejecutivo de Transportes ser� presidido por el Ministro de Econom�a e integrado por representantes de los Ministerios de Econom�a, Hacienda, Obras P�blicas, Agricultura y Defensa. Sus facultades ser�n las m�s amplias, tanto en la formulaci�n como en la ejecuci�n de pol�ticas y coordinaci�n de las organizaciones y empresas p�blicas de transportes.

Segundo:

Formular un plan de emergencia para superar, siquiera parcialmente, los agudos problemas de movilizaci�n de la carga.

Este plan de emergencia contempla:

 

 

Distribuci�n de productos

Mejorar el sistema de distribuci�n de productos supone la organizaci�n de los consumidores y la eficacia de las empresas y procedimientos de distribuci�n.

A este respecto se han definido las siguientes pol�ticas:

 

 

Conciudadanos:

Cumplo una vez m�s con la obligaci�n que contraje cuando asum� el Gobierno, de entregar una informaci�n franca y acabada de la realidad del pa�s. En esta oportunidad me he referido a la situaci�n en que se encuentra la econom�a y las proyecciones que alcanzar�, una vez que superemos las contradicciones que han surgido y las dificultades que se nos han creado -desde dentro y desde el extranjero- y se desarrolle el vasto plan de vitalizadoras y din�micas inversiones que est�n en marcha.

Hemos encontrado la colaboraci�n de otros pa�ses, especialmente los socialistas, para impulsar un programa consecuente con la nueva econom�a que pusimos en marcha cuando resolvimos recuperar las riquezas para la naci�n y, lo que es muy importante, hallamos la comprensi�n resuelta de nuestros trabajadores, vitales en el proceso que hemos echado a andar.

En determinados momentos, hasta los ni�os de nuestra Patria, como ocurriera en v�speras de la inauguraci�n de la Tercera Conferencia de UNCTAD han entregado su apoyo a las tareas propuestas por el Gobierno, mientras que j�venes y adultos lo han venido haciendo con constancia a trav�s del trabajo voluntario.

Tenemos por delante un desaf�o decisivo para vencerlo, hemos escogido la f�rmula revolucionaria, que se afinca en las nobles tradiciones que han caracterizado a Chile, como pueblo digno, soberano, laborioso y luchador.

Estos atributos ser�n puestos a prueba en los duros momentos que debemos encarar.

Saldremos vencedores del subdesarrollo. El subdesarrollo es una realidad y la sufren dos tercios del orbe. Para superarlo existe una alternativa y esa es la que hemos tomado, la que, si bien al final entregar� un porvenir promisorio, exige para llegar hasta �l, de la firma voluntad de los j�venes, mujeres y hombres.

Al hacer un llamado al pueblo, s� que estoy pidiendo sacrificios a sectores que lo han venido haciendo durante a�os, v�ctimas del desempleo, la subalimentaci�n y la incultura. Ahora con mayor raz�n, los insto a trabajar con firmeza, porque ser�n los aut�nticos beneficiados con la nueva econom�a.

En esta hora de sacrificios, como Gobernante Popular, he cuidado que esos sectores alcancen un trato m�s justo en la distribuci�n del ingreso nacional.

Dentro de la segunda fase de nuestro programa econ�mico, su situaci�n mejorar�, pero insisto en que la verdadera soluci�n a sus antiguos problemas surgir� en la sociedad que construiremos.

El pa�s deber� tener conciencia:

Del esfuerzo que hay que realizar. De nuestra responsabilidad depender� que alcancemos �xito o que fracasemos.

Hay manos fraternas tendidas hacia nosotros. Ello es una gran cooperaci�n, una importante ayuda. Si otros se sacrifican o nos cooperan, con mayor raz�n debemos hacerlo nosotros.

Ning�n pueblo ha alcanzado su liberaci�n sin fe, sin m�stica, sin cari�o por su Patria, por su tierra, por su historia.

Chile tiene que hacerlo, con el sacrificio de los patriotas, como lo hicieron en el pasado los h�roes de la emancipaci�n.

Apelo a la reserva moral y a la capacidad de mis compatriotas, especialmente de los trabajadores, para llevar adelante la tarea constructora.

El mundo nos mira.

Los pueblos en v�as de desarrollo esperan y anhelan que venzamos.

Les respondo, en nombre de mi Patria, �Venceremos!