Salvador Allende

Conferencia de prensa en la Intendencia de Antofagasta


Pronunciado: El 29 de febrero de 1972.
Versi�n digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edici�n: Marxists Internet Archive, 3 de febrero de 2016.


Pueblo de Antofagasta; estimado compa�ero Fernando G�mez, Intendente de esta Provincia; autoridades civiles, militares, de Carabineros y eclesi�sticas; estimados amigos y parlamentarios populares: Hugo Robles, Eduardo Clavel, Rub�n Soto y Mario Riquelme; estimado Alcalde de Antofagasta, Germ�n Miric (Aplausos); queridas compa�eras y estimados compa�eros de la Unidad Popular; trabajadores:

He venido una vez m�s a esta Provincia, a la cual estoy personalmente vinculado a trav�s de a�os y a�os de mi vida parlamentaria. Estuve en esta zona antes de asumir el Gobierno, lo hice tambi�n como Presidente, para recibir el calor fraterno y la voluntad revolucionaria, cuando dej� la Patria para visitar Ecuador, Per� y Colombia. Volv� a Antofagasta para dialogar, aqu�, con el Presidente de la Rep�blica Argentina, General Alejandro Lanusse, con el que firmamos un convenio de proyecciones internacionales de extraordinaria importancia, al amparar, proteger, dar atenci�n econ�mica y m�dica y previsi�n a los trabajadores chileno que laboran en Argentina y a los argentinos que trabajan o trabajen en nuestra Patria.

Y he vuelto ahora, para estar no s�lo algunas horas, sino que algunos d�as, en contacto directo con esta Provincia integrante del Norte Grande. He venido en compa��a del Ministro de V�as y Obras, compa�ero Pascual Barraza, (Aplausos) y los asesores de su Ministerio. En pocas horas m�s llegar�n el Ministro de Miner�a y el Ministro de Tierras y Colonizaci�n, que han estado encargados de luchar por el despacho de la Ley que crea el Ministerio del Mar.

He venido en compa��a de Tencha (Aplausos) y con el Edec�n A�reo de la Presidencia, Comandante Roberto S�nchez. (Aplausos).

La prensa de Santiago public� una declaraci�n del Ministro del Interior, compa�ero Hern�n del Canto (Aplausos) hasta hace horas, Secretario General de la Central �nica de Trabajadores y por vez primera en la historia de Chile, un trabajador, un hombre que fuera un obrero en los a�os de su juventud, es el Jefe, el Ministro del Interior del Gobierno de la Rep�blica.

En esa declaraci�n se denunciaba que el camino, desde e l Aeropuerto, hasta cerca de la ciudad de Antofagasta, hab�a sido pintado y rayado con motes y expresiones hirientes para el Presidente de la Rep�blica. No me inquieta lo que hacen mercenarios amparados por la sombra de la noche y sobre la base de la paga que les dan humill�ndolos m�s. No me inquietan las amenazas en mi contra. Antofagasta y el hombre del Norte me conocen demasiado, sabe muy bien (Aplausos), sabe muy bien que tengo una vida entroncada con las luchas del pueblo y sabe perfectamente que cumplir� mi palabra y que se har� realidad el Programa de la Unidad Popular. (Aplausos y v�tores).

 

Chile y su revoluci�n

Compa�eros, que oigan a trav�s de la radio las expresiones de generosidad del pueblo.

Pero yo debo insistir en que no se trata de defender al Compa�ero Presidente; se trata de defender a Chile y su revoluci�n, se trata de defender el futuro de los chilenos y se trata de hacer de Chile un pa�s libre, independiente y soberano. (Aplausos).

Por eso he venido a esta zona a estar de nuevo con Uds., a sentir la heroica tradici�n de lucha de los trabajadores de la pampa y del cobre. Aqu� naci� la conciencia revolucionaria de los obreros. Aqu� se fortaleci� el esp�ritu rebelde de ellos y aqu� supieron de la Coru�a, como de la Escuela Santa Mar�a de Iquique, de Col�n en Antofagasta. Pero la sangre que derramaron y los que cayeron con su ejemplo heroico, han fortalecido la voluntad combatiente del hombre del Norte, heredero leg�timo de las tradiciones de Luis Emilio Recabarren. (Aplausos).

Por eso saludo desde aqu� a los habitantes de El Loa, de Taltal, de Tocopilla, de la ciudad y del Departamento de Antofagasta. Saludo al pescador, al empleado p�blico y particular, a la simple y modesta, pero servicial y sacrificada due�a de casa. Saludo a los trabajadores del desierto, a los obreros del salitre y del cobre, del ferrocarril, de la escuela, del hospital. Saludo a la juventud del Norte, saludo a la mujer de esta tierra. (Aplausos).

Saludo a los combatientes militantes de la Unidad Popular y en mi saludo hay una exigencia perentoria y clara; dialogar, discutir, mirar internamente lo que somos y pesar la responsabilidad que afrontamos. S�lo fortaleciendo la Unidad, s�lo mirando m�s all� de nuestra propia unidad, frente a los grupos revolucionarios chilenos que comprendan el camino que el pueblo ha resuelto seguir, s�lo en la f�rrea voluntad de lucha y de combate, s�lo en el esfuerzo, en el trabajo, en el tes�n y el sacrificio, est� la gran posibilidad de la victoria definitiva del pueblo y de Chile. (Aplausos).

Compa�eros, vengo a esta zona del cobre y del salitre, del desierto est�ril hoy y fecundo ma�ana; a esta tierra donde el mar nos ofrece aun sus infinitas riquezas, no explotadas integralmente; llego a esta zona donde el sol nos ofrece la fuerza de su energ�a inaprovechada para estar junto a Uds. y trepar a la monta�a y llegar a San Pedro de Atacama y mirar de cerca el Valle de la Luna y contemplar los restos de la arqueolog�a, que incitan al estudio y a penetrar m�s y m�s en nuestra historia; vengo al norte silencioso y duro a decir que es mi voluntad de gobernante hacer que esta zona se entronque m�s y m�s -y ahora firmemente despu�s de la nacionalizaci�n del cobre y del salitre- en la grande, en la profunda, en la patri�tica tarea del desarrollo econ�mico, de la elevaci�n de los niveles de vida, haciendo de Chile la Patria que so�aron nuestros padres libertadores. (Aplausos).

Vengo a dialogar con Uds., a decirles c�mo les duele a los opositores que yo traslade el Gobierno a las provincias. �C�mo les inquieta que yo abandone la capital! Afirman que no debo hacerlo, que no se puede, en d�as, solucionar los problemas que afectan a las provincias, que no es conveniente que el Presidente deje su trabajo, en la vieja casa de Toesca.

Tienen un criterio restringido, so�oliento de lo que es un gobernante contempor�neo, de lo que es un mandatario socialista, de lo que es un compa�ero revolucionario y Presidente de Chile. (Aplausos).

Aunque s�lo llegara aqu� para informar al pueblo, ya bastar�a. Aunque s�lo lo hiciera para recibir de �l su experiencia, su esperanza, aunque s�lo viniera para tener el afecto de ustedes -como lo tengo ahora y como lo tuve en Concepci�n y en Valpara�so y como lo tendr� este invierno- porque llevar� el Gobierno a Caut�n, Malleco y B�o-B�o, y estar� all� bajo la lluvia junto al mapuche y al campesino de la tierra sur, austral. (Aplausos).

Esto s�lo bastar�a, el di�logo, la informaci�n, recibir la experiencia de ustedes, palpar de cerca los problemas m�s agudos. Sentir el clamor y el anhelo, el ansia justa de tanta madre silenciosa, de tanto trabajador postergado. Pero no he venido s�lo a esto sino, adem�s con t�cnicos y asesores, a poner en marcha todo un programa para el Norte Grande al que me referir� en otra oportunidad antes de irme o en la conferencia de prensa de ma�ana.

Quiero reafirmar e insistir que con una mentalidad distinta, ya hemos hecho que los funcionarios de ODEPLAN se re�nan en estas cuatro provincias del Norte Grande y el Norte Chico, para estudiar, planificar y con proyecci�n de futuro trazar el destino de esta zona, para romper la separaci�n pol�tica de las provincias y poner el acento en la descentralizaci�n administrativa, en la cohesi�n org�nica del trabajo de los servicios y ministerios, en resumen, para, con audacia creadora y voluntad revolucionaria, darle al norte el ma�ana se�ero que reclama, necesita y merece. (Aplausos).

 

Recibimos el pa�s con d�ficits

No es tampoco, la oportunidad -porque ya lo he hecho- de rese�ar los logros alcanzados en este a�o y meses que somos Gobierno. Recibimos un pa�s con los grandes d�ficits que marca la carencia de viviendas, la imposibilidad de atender la salud de la poblaci�n, la cesant�a, determinada por la carencia de fuente suficiente de trabajo; la imposibilidad de abrir la escuela, el Liceo y la universidad para todos los ni�os y j�venes del pa�s.

Recibimos una naci�n y un pueblo marcado por la deficiencia alimentaria que, lamentablemente, se expresa en el retraso del desarrollo f�sico y mental de miles y miles de chilenos.

Bastar�a tan s�lo se�alar un problema, uno solo: como el agua, agua para el hombre, agua para la industria, y agua para la tierra, marca el retraso en que hemos vivido y la enorme tarea que tenemos que sobrellevar; 3 millones 400 mil chilenos carecen de agua potable y c�mo lo saben ustedes, hombres y mujeres de Antofagasta, c�mo lo sienten ustedes en este Norte �rido y duro, donde la falta de agua, durante a�os y a�os, ha sido causa de angustia, del sacrificio y del sufrimiento de estas provincias.

Vengo a decirles que el Gobierno Popular que presido, por primera vez en la historia, en el mes de abril, cuando est�n aqu� los representantes de alrededor de 130 pa�ses que vendr�n a la III UNCTAD, realizar� un seminario que estudiar� cu�ntas son las poblaciones, los campos, las industrias; cu�ntos son los chilenos que carecen de agua, y elaborar� un plan nacional definitivo que signifique esfuerzo y sacrificio para todos, pero que permitir� que encaremos con decisi�n de victoria, la obtenci�n del agua para el hombre, para la tierra y para la industria de Chile. (Aplausos).

Rompiendo la tradici�n internacional de los cr�ditos, plantearemos al mundo capitalista y al mundo socialista que nos ayuden t�cnicamente y nos presten los medios econ�micos necesarios para poder, definitivamente, solucionar un problema que separa tan injustamente a la gente. Ya lo dec�a en Concepci�n, en el mundo contempor�neo dos son las cosas, que por lo menos a m�, me se�alan la diferencia brutal que hay entre los distintos sectores sociales: los que tenemos autom�vil y aquellos que deben esperar, horas y horas, la mala e ineficiente locomoci�n colectiva. Los que podemos llegar a nuestras casas, abrir la llave para que salga el agua caliente o fr�a, y aquellos que s�lo tienen unas gotitas de agua al d�a en su casa o que ni eso tienen.

Recuerdo cuando hace a�os iba a ver en las ma�anas a las mujeres de los trabajadores all� en la Pampa o aqu�, en la propia ciudad, las sorprend�a caminando cuadras y cuadras, para sacar de un pil�n, un balde de agua, que era todo lo que dispon�an para el d�a. Esas diferencias marcan la distancia que hay entre los sectores acomodados y un vasto y amplio conglomerado humano de la Patria que encontrar� en la voluntad constructiva del Gobierno Popular la soluci�n de sus problemas pret�ritos durante m�s de un siglo. (Aplausos).

 

Estructura deformada

Por eso el Pueblo debe entender que hemos recibido un pa�s castigado por estos grandes d�ficit, que ning�n Gobierno ni ning�n Presidente -pese a la buena voluntad que supongo haya tenido- pudo solucionar, porque es inherente al sistema capitalista.

Hemos vivido sobre la base de esta estructura deformada en un proceso permanente de inflaci�n y al mismo tiempo hipotec�ndonos, endeud�ndonos internacionalmente. Chile ten�a y tiene a�n una estructura productiva irracional en el sector industrial capacidad ociosa, por falta de mercado interno, por falta de poder de compra de cientos de miles de chilenos o restringiendo los art�culos que deb�an entregar al mercado para mantener los precios.

Una producci�n agraria estancada, quiero que recuerden -lo he dicho otras veces, pero no puede olvidarse- que este pa�s a�o a a�o tiene que importar carne, grasa, mantequilla y aceite, por un valor superior a los 190 millones de d�lares.

Hace poco, le�a en un art�culo, de uno de los diarios que m�s nos atacan, que s�lo en la importaci�n de carne, Chile ha gastado dos veces el valor de esa gran reserva y riqueza nuestra que es Chuquicamata. Piensen ustedes, que el a�o 1936 hab�a en Chile dos millones 500 mil cabezas de ganado vacuno. Han pasado 42 a�os, se ha m�s que duplicado la poblaci�n y las cabezas de ganado vacuno aumentaron -tan s�lo- de dos millones 500 mil a dos millones 600 mil. Y cuando ganamos la batalla electoral de septiembre de 1970, malos chilenos se llevaron a trav�s de la cordillera, miles y miles de cabezas. As(es como hoy tenemos menos ganado que hacen 42 a�os. Esa es la m�s clara demostraci�n de la falta de visi�n de planificaci�n y de retraso para alimentar al pueblo que ha caracterizado y caracteriza todav�a, aspectos tan esenciales de la vida de Chile. (Aplausos).

Y, sabemos todos que las riquezas fundamentales estaban en manos del capital for�neo.

S�lo el cobre ha demostrado la sangr�a que Chile ha sufrido a lo largo de 40 o 45 a�os. Con una inversi�n inicial peque�a o cercana quiz�s -generosamente hablando- a los 30 millones de d�lares, las compa��as cupr�feras en esos a�os, 40 o 45 a que he hecho menci�n, se han llevado de Chile la fant�stica, la incre�ble suma de 4.500 millones de d�lares.

Nuestra estructura minera adoleci� de una defensa honesta y leal del porvenir de Chile.

No ha habido un plan nacional. Con la gran miner�a en manos del capital, extranjero la peque�a y mediana mineras estuvieron al margen del desarrollo integrador. Una d�bil o la carencia de una investigaci�n t�cnica ha significado el retraso en estos aspectos fundamentales, esencialmente el cobre, ya que, poseerte, en otros, como en el acero, los ingenieros nuestros han dado pasos m�s decisivos.

Quiero entregarles una noticia relacionada con el aspecto t�cnico que tiene una importancia extraordinaria. Hace dos meses me visit� en Santiago el Rector de la Universidad del Norte; me dijo que con el Gobierno Rumano y con la aceptaci�n -por cierto- de nuestro Gobierno, se habla formado un Instituto Metal�rgico y que yo deber�a tener confianza absoluta en que se pondr�an los esfuerzos al servicio concreto de la regi�n y del pa�s, Universidad entroncada con los anhelos populares y los cambios.

Hace tres d�as, me han visitado en Santiago, el se�or Embajador de Rumania, el Rector y Vice-Rector de la Universidad del Norte y los t�cnicos rumanos que junto con t�cnicos chilenos han estado trabajando en esta zona en torno al cobre.

El viernes pr�ximo vendr�n t�cnicos chilenos, del Colegio de Ingenieros, de la Sociedad de Miner�a, del Instituto de Ingenieros, de CODELCO, de los minerales de El Teniente y El Salvador y junto con los de Chuquicamata haremos una prueba y un ensayo. No quiero anticipar; pero tengo la certeza que esto puede y debe resultar y, si eso es as�, el paso trascendente que se dar� en Chile para elaborar el cobre, significar� un rendimiento mucho mayor, extraordinariamente mayor, sin grandes inversiones y con un costo apreciado en un 44% menos. Si eso se hace se deber� al esp�ritu de la Universidad a la cooperaci�n solidaria de la t�cnica de los pa�ses socialistas. (Aplausos).

Nunca concibieron la explotaci�n de estas minas sino en funci�n de sus intereses; no pensaron en utilizar el salitre como se piensa utilizarlo en la experiencia que comento; les importaba traer el petr�leo y se olvidaron que somos un pa�s que tiene carboncillo que tambi�n puede utilizarse en esos ensayos.

Nosotros podemos decir que Chile estaba marcado por el sentido de la avaricia y de la explotaci�n. La patente minera los hizo due�os de las minas -en apariencia- pero no definitivamente, porque nosotros hemos cambiado con la Reforma Constitucional -y cambiaremos con la ley- el amparo que ten�an mediante esas patentes los grandes capitales for�neos.

Nosotros buscaremos el amparo de la mina sobre la base de trabajo, y no pagando unos cuantos pesos al erario nacional sin trabajarla.

 

Petr�leo-uranio

Por eso es indispensable se�alar, tambi�n, la falla de un plan “Nacional de Investigaci�n y Prospecci�n Geol�gica”. Sabemos que debemos encontrar petr�leo -�iganlo bien- aqu� en el Norte, porque estudios, que ya est�n en marcha, indicar que hay terrenos con caracter�sticas que permiten casi asegurar que surgir� petr�leo en la zona de Antofagasta. Y si no encontr�ramos rasgu�aremos las minas, rasgu�aremos el desierto, rasgu�aremos la tierra, hasta encontrar el uranio que necesitamos para que Chile se incorpore a la era de la t�cnica, del progreso, de la energ�a nuclear. (Aplausos).

Por eso nos atacan y nos critican. Porque hemos roto la centenaria explotaci�n y la dependencia de la Patria. Hoy el hierro es nuestro, el salitre es nuestro, el carb�n es nuestro, el acero es nuestro, el cobre es nuestro. Hoy separaremos del cobre m�s oro, m�s plata, m�s uranio y m�s tungsteno, riquezas que antes sal�an sin dejar ni las huellas para nosotros.

En una revista, publicada en EE.UU., citaban el drama de la Anaconda, en 1966: 131 millones de utilidades en un a�o. En 1971, despu�s de nacionalizada, por cierto que no va a tener beneficios. El valor de mercado de las acciones representaba 1.400 millones de d�lares en el a�o 1969; el a�o 1972 -260 millones. Ha reducido, seg�n se dice en esa revista, en un 50%, el personal burocr�tico de las oficinas en Nueva York. Las ganancias netas de 1960-1970 fueron para la Anaconda de 500 millones de d�lares. �Se acab� el chorro de oro que sal�a de las minas de cobre para fortalecer los grandes monopolios internacionales! (Aplausos).

Ahora con esfuerzo, con responsabilidad, con-capacidad, buscando ayuda t�cnica, sin fronteras, del mundo industrial capitalista o del mundo socialista, avanzaremos en la producci�n del cobre.

Y yo, desde aqu�, agradezco a los trabajadores de Chuquicamata su actitud; durante un mes y medio fueron aguijoneados; se les impulsaba a la huelga. Cierta prensa de esta provincia escrib�a, y escrib�a y escrib�a art�culos defendiendo ahora a los obreros, aquellos que durante 100 a�os se olvidaron de la clase obrera y se olvidaron que exist�an los trabajadores (Aplausos).

Pero, la conciencia de los obreros, se impuso por sobre el halago, la insidia, el deseo de crearle problemas al Gobierno.

�C�mo les habr�a gustado una huelga larga en el cobre! Ellos saben cu�n prolongadas fueron las huelgas del carb�n, del salitre y del cobre. Y en el Gobierno de ustedes, en el Gobierno de los Trabajadores, no ha habido huelga en el cobra, ni huelga en el carb�n, ni habr� huelga del salitre, ni ha habido huelga de maestros, ni habr� huelga de m�dicos.

No ha habido huelgas que tengan que herir a Chile en su econom�a o en su estrato social. (Aplausos).

 

Segregaci�n

Me interesa se�alar que, adem�s de llevarse nuestra riqueza, impusieron una verdadera segregaci�n racial; entre el extranjero connacional de los capitalistas que invirtieron en Chile y los propios chilenos. Y entre los chilenos crearon barreras estableciendo aquellos pagados en d�lares y los que ganaban escudos. Establecieron jerarqu�as no afianzadas en el valor de la capacitaci�n t�cnica, sino en la voluntad dome�ada al servicio de la Compa��a.

Hoy, hay s�lo chilenos que reciben la cooperaci�n t�cnica sin estar sometidos a los dictados que reconocen la jerarqu�a, y la tienen, los que vienen con generosidad cient�fica a estar junto a nosotros. Hoy el obrero, el empleado, el t�cnico y el profesional, forman la gran familia del cobre que saben que uno y otro se necesitan para la gran epopeya hist�rica de hacer de Chile el m�s grande productor de cobre del mundo. (Aplausos).

Ya no hay gente pagada en d�lares, y gente pagada en escudos.

No habr� jam�s, mientras yo sea Presidente, un chileno que trabaje en Chile, que se le pague en moneda extranjera, ganar� en escudos la moneda de Chile. (Aplausos).

Y si por primera vez en la historia, un gobernante viene a establecerse en Antofagasta, para durante doce d�as dictar desde aqu� las normas, firmar los decretos, solucionar los problemas de Arica a Magallanes, y los problemas de la zona, por primera vez tambi�n en la historia, un Presidente de Chile, recibir� honores militares all� en Chuquicamata.

El viernes, ir� al mineral. Y el Ej�rcito de Chile de acuerdo con la Constituci�n, rendir� honores militares al Presidente de la Rep�blica, all�, en ese mineral. Yo s� que correr�n por las mejillas de los duros trabajadores mineros, l�grimas de emoci�n cuando vean izar la bandera de la nacionalidad, mecida ahora por los vientos del aut�ntico patriotismo, por los vientos de la historia, por los vientos revolucionarios de la Patria. (Aplausos).

Desde aqu�, como he saludado a los habitantes de esta provincia, saludo con fervor y reconocimiento a los integrantes de las Fuerzas Armadas de Chile y de Carabineros, a los integrantes del poder civil de Investigaciones, saludo a todos ellos que trabajan con sacrificio y abnegaci�n, tambi�n cumpliendo su tarea hist�rica, aportando su capacidad al progreso de la naci�n y el respeto a la voluntad de la Ley. (Aplausos).

Quiero conversar con Uds., e informarles para que comprendan la responsabilidad que todos tenemos. He sostenido reiteradamente, que no es un hombre ni son los partidos de la Unidad Popular, ni es tan s�lo la clase obrera, unificada en la CUT, junto a los partidos. Es el pueblo, son aquellos que est�n en la Unidad Popular y aquellos otros que no est�n pero que quieren a Chile, que oyen su llamado, los que sienten orgullo de ser chilenos, los que tienen que darse cuenta de las horas duras y dif�ciles que debemos sobrellevar.

 

Deuda externa

Tradicionalmente este pa�s vivi�, dentro de una econom�a capitalista, la injusticia de la redistribuci�n del ingreso nacional, favorec�a a los sectores minoritarios. He se�alado que el endeudamiento del pa�s y la inflaci�n han sido las caracter�sticas de los gobiernos que se han sucedido en nuestra naci�n.

Pues bien: Chile no puede continuar por este camino.

Chile, no puede continuar soportando el peso de estos compromisos internacionales que ahogan la posibilidad de nuestro desarrollo econ�mico. Chile, al 31 de diciembre del a�o 1970, deb�a pagar hasta noviembre 3 mil doscientos 71 millones de d�lares de cr�ditos, m�s 955 millones en intereses. Un total de deuda (incluyendo lo que debemos pagar en escudos) de cuatro mil doscientos veintis�is millones de d�lares. Lo adeudado en moneda extranjera asciende a 3 mil novecientos quince millones de d�lares: tres mil veinticinco en cr�ditos y ochocientos noventa en intereses. �Qu� significa esto? Que hemos recibido, como herencia de gobiernos anteriores, ciudadanas y ciudadanos de Antofagasta, la obligaci�n de pagar el a�o 1972, 1973 y 1974, m�s de mil millones de d�lares.

S�lo el a�o 1972, deber�amos hacer frente a m�s de 400 millones de d�lares en intereses y amortizaciones. Piensen ustedes en tres a�os, por la herencia recibida el Gobierno Popular deber�a pagar el 30% de la deuda total contra�da en 15 a�os.

Piensen bien, de cada 100 d�lares, si no renegociamos la deuda, 35 est�n destinados a amortizar compromisos e intereses. S�lo 65 d�lares quedar�an para Chile. El 35% entonces, del ingreso de la moneda dura, de la divisa d�lar, debe pagarse por los compromisos que contrajeron gobiernos anteriores y que pesan sobre el Gobierno Popular, sobre ustedes. Por eso hemos dicho que es indispensable renegociar la deuda externa. Y eso tiene que entenderlo el pueblo.

Tenemos que renegociar, pedir que se nos den facilidades.

Hemos dicho, que queremos pagar, que tenemos que pagar. Hemos sostenido que un pa�s debe cumplir sus compromisos, y que esos compromisos pesan muy fuertemente sobre la vida econ�mica de Chile. Que es imposible que el pa�s desarrolle su econom�a si tiene que pagar esas cifra tan altas en amortizaci�n intereses, por los compromisos contra�dos por otros gobiernos.

Respetaremos la palabra empe�ada. Los gobiernos de un pueblo se suceden y los compromisos contra�dos se mantienen y, nosotros no vamos a ser renuentes frente a ellos.

Pero, al mismo tiempo hemos planteado, con honradez y con claridad, que los pa�ses acreedores deben entender que Chile, si no se le dan facilidades, no podr� pagar, no podr� desarrollar su econom�a, seguiremos sometidos al subdesarrollo y aplastados por la falta de alimentos, trabajo, educaci�n, vivienda y salud. Reclamamos facilidades no en actitud humillante sino que virilmente. Queremos que se entienda el drama de un pa�s dependiente como el nuestro que aspira a ser due�o y soberano de su propio destino. (Aplausos).

Por eso hemos planteado a los pa�ses acreedores, en lo que se llama internacionalmente el “Club de Par�s”, qu� es lo que podemos pagar, y a los bancos norteamericanos con los que tenemos l�neas de cr�dito para renegociar con ellos. Las conversaciones iniciales han significado, indiscutiblemente, un buen avance.

 

“Stand by”

En el “Club de Par�s” y es necesario comprenderlo, no hay nada que no entienda el pueblo; �todo debe explic�rsele al pueblo! En el “Club de Par�s” se ha sostenido que se le podr�n dar facilidades a Chile, pero, que debemos aceptar un compromiso con el Fondo Monetario Internacional que se llama “Stand by”.

Nosotros pensamos que ellos sostienen esta idea como una manera de garantizarse un comercio exterior sano, y tener la certeza que podremos pagar en los a�os venideros.

Pero, hacemos presente que Chile ya tiene una experiencia. Doce veces hemos firmado esos compromisos llamados “Stand By” (o las cartas de intenciones que vienen a ser lo mismo) y ustedes conocen la realidad.

La exigencia del “Stand By” permite el control de las inversiones del Estado, de los gastos p�blicos, de los salarios y las remuneraciones, as� como de los cr�ditos que el pa�s pueda tener.

Nosotros, comprendiendo que los pa�ses acreedores de Chile deben tener garant�as, hemos planteado una alternativa: Queremos un camino diferente, que garantice a los pa�ses acreedores de Chile el acceso a las informaciones respecto a la marcha de nuestra econom�a, de nuestro comercio externo, de las reservas que tiene el Estado, de los gastos que haremos en las importaciones pero, no podemos aceptar que la pol�tica de inversiones y la pol�tica de sueldos y salarios est� sometida a controles r�gidos. Nosotros hemos dicho que no podr�amos desarrollar el Programa de la Unidad Popular sometidos a esos controles. Nosotros hemos ido a Par�s, a renegociar una deuda externa y no hemos ido a renegociar el programa de la Unidad Popular. (Aplausos).

Yo tengo la seguridad de que los pa�ses acreedores comprender�n este planteamiento que es honesto, que es serio.

Vean ustedes nuestro comercio exterior; todo lo que Chile vende: cobre, hierro, algunos productos agropecuarios, celulosa, pulpa de madera, papel, representa un ingreso m�s o menos de 1.150 millones de d�lares al a�o.

Tenemos que hacer importaciones por esa suma, tenemos que traer repuestos, materias primas para la industria, drogas y productos farmac�uticos, petr�leo, alimentos, insumos. Es decir, los 1.150 millones de d�lares que representan las ventas que hace Chile se gastan en las cosas que el pa�s no produce y que tiene que comprar en el extranjero.

Si tuvi�ramos que pagar, adem�s, este a�o, los compromisos derivados de la deuda externa, gastar�amos 1.600 millones de d�lares con un ingreso tan s�lo de 1.150 millones.

Uds. comprenden la imposibilidad de hacerlo. Es lo mismo que un due�o de casa que tiene un ingreso de 4 mil escudos al mes y que tiene que gastar 6 mil; ese hombre va a la ruina. Chile ir�a a la ruina si no se entiende nuestro lenguaje.

Nosotros queremos cumplir nuestros compromisos, pero, para eso necesitamos trabajar y producir m�s sobre todo trabajar y producir m�s, para exportar m�s cobre, salitre, pulpa de madera, papel y productos agropecuarios.

Por eso he dicho muchas veces, que el cobre es el sueldo de Chile y he dicho que la tierra es el pan. S�lo haciendo producir m�s la tierra evitaremos comprar tantos millones en alimentos; s�lo produciendo m�s cobre para venderlo en todos los mercados, y sobre todo, aumentando la producci�n de cobre elaborado y semielaborado, podr� Chile abrirse un camino que le permita disponer de los ingresos necesarios, no s�lo para cumplir sus compromisos, sino para impulsar el desarrollo econ�mico, levantar nuevas industrias, nuevas empresas, hacer nuevos caminos, nuevos hospitales, sembrar Chile de escuelas, crear campos deportivos, abrir balnearios populares, �hacer que cambie el rostro de la Patria y el alma de nuestro pueblo! (Aplausos).

Yo quiero que ustedes entiendan y les voy a poner un claro ejemplo: la carne, �Ah, la carne! No es el pecado de la carne, es la carne (Risas) �Ah, la carne! En Santiago sobre todo y seguramente aqu� en Antofagasta, -siempre como una cr�tica al Gobierno Popular- la prensa al hablar de desabastecimiento pone como ejemplo t�pico la carne. Ya lo dije hace un instante; este pa�s ha gastado dos veces el valor de Chuquicamata importando carne. Ya se�al� las cifras incre�blemente bajas de las cabezas de ganado vacuno que tiene este pa�s. �Saben Uds. compa�eros? Hay pa�ses que consumen 70 kilos de carne por persona; otros, 90 kilos. Chile consume 30.

Si nosotros quisi�ramos alcanzar esos niveles de consumo de otros pa�ses del capitalismo industrial o del socialismo, tendr�amos que gastar 300 o 400 millones de d�lares al a�o solamente en carne.

Piensen Uds. en lo que eso significa. De 1.150 millones de d�lares, que es el ingreso del comercio exterior de Chile, tendr�amos que gastar 350 o 400 millones s�lo en carne. Eso no lo podemos hacer. Si fu�ramos un pueblo realmente revolucionario, si todos tuvi�ramos conciencia de este problema, si entendi�ramos que la soluci�n est� en no beneficiar las hembras, vale decir los vientres, si tuvi�ramos nosotros noci�n que Chile no puede continuar por este camino que es absurdo, quiz� aceptar�amos que el Gobierno dijera: durante un a�o en este pa�s nadie va a comer carne.

Hoy con el racionamiento, teniendo un sector social un poder de compra alto, puede adquirir no la carne que necesita para una semana, sino para un mes, 2 o 3 meses. Los que tienen congelador, que es la manera de guardarla para que no se descomponga, o en refrigerador; los que tienen rentas altas, pueden comprar los kilos que quieran cuando hay venta de carne, pero el empleado, el obrero, el campesino, la gente modesta, s�lo puede comprar el m�nimo que necesita.

Pero compa�eros, no podemos hacer un racionamiento estricto, porque Chile no est� preparado para eso, todav�a; dir�an que es un fracaso nuestro, cuando es una medida que significar�a economizar 100 millones de d�lares por un a�o y, al mismo tiempo, aumentar la masa ganadera e invertir esos 100 millones de d�lares en ganado en pie, en novillos o en hembras; hacer la inseminaci�n artificial y reemplazar la carne de vacuno por pescado, por carne blanca de ave, de pollo, por cerdo.

Pero no, compa�eros: la burgues�a de este pa�s no puede dejar un d�a de mascar carne, y hay obreros que durante toda una vida no saben lo que es un filete, un pedazo de lomo; ellos s� que entender�an el sacrificio que el pueblo podr�a imponerse. Pero cuando el pueblo entienda, cuando inclusive sectores de la burgues�a abran sus ojos a la realidad, cuando cierta prensa que se dice seria no siga envenenando al pueblo con mentiras y vaya a la realidad de los problemas, entonces no me faltar� a m� la decisi�n que es necesaria para tomar las medidas de este tipo. Porque con estas medidas si se sacrifican horas de la vida de una persona o de una familia, que aseguran el porvenir del pueblo y el progreso de Chile, no me temblar� la mano para tomar esas medidas y racionar determinados consumos, si es necesario, para defender el futuro de Chile, que est� en los hijos del pueblo, que necesitaran ma�ana las prote�nas que hoy d�a no les podemos dar. (Aplausos).

 

Por qu� de algunos problemas

Por eso, compa�eros, que al conversar con Uds. sobre estas cosas yo los llamo a que raciocinen, a que piensen, a que entiendan el porqu� de algunos problemas.

Quiero se�alar entonces que en nuestro camino las dificultades son muy serias, porque estamos soportando la herencia de un r�gimen, de un sistema que no hemos abolido integralmente. Porque hemos empezado a caminar por los cambios estructurales, porque hemos empezado a andar por una senda distinta con todos los abrojos que representa la resistencia internacional y la implacable oposici�n interna.

Recordemos tan s�lo, que al herir intereses poderosos, como el de las compa��as due�as del cobre, nos hemos encontrado con las demandas que han significado embargos, y un latigazo en el rostro de Chile. Y algunos chilenos culpan al Gobierno, yo les digo a Uds., que he procedido de acuerdo con el mandato de la Reforma Constitucional.

Hemos dicho que no objet�bamos los 726 millones de d�lares que deb�an las compa��as.

No objet�bamos ning�n otro cr�dito, el cr�dito de la Braden al Mineral de El Teniente.

Pero, qu� era necesario estudiar para ver si pod�amos, justificadamente, descontar de esa deuda lo que hubiera sido invertido sin ventajas para la mina y para Chile.

Est�bamos en ese estudio, despu�s de haber dictado un decreto en el que se�al�bamos que en marzo deber�amos pronunciarnos, cuando a trav�s de una querella hecha por los propietarios de un porcentaje de El Teniente, fuimos llevados a los Tribunales y se decret� embargo contra las cuentas de determinadas empresas chilenas en EE.UU. y una amenaza de embargo contra los aviones de la L�nea A�rea Nacional y una querella contra el Estado de Chile.

Hace algunas horas, mejor dicho unos 5 o 6 d�as, firm� el decreto diciendo que de la deuda no reconocemos 8 millones 500 mil d�lares, me parece. La cifra exacta no la puedo dar de memoria, porque estimamos que esa cantidad no fue bien invertida, ni ha redituado en progreso del pa�s. Y no rebajamos m�s porque no pudimos individualizar las inversiones hechas con el cr�dito de la Braden. Si hubi�ramos podido determinar en los libros que inversiones se hab�an hecho con este cr�dito, habr�amos rebajado mucho m�s porque tenemos conciencia de que muchas de las inversiones han significado gastos enormes y hasta ahora un fracaso, porque la producci�n no aument�.

Hemos pagado y vamos a pagar las deudas, pero seguramente querr�n que se cancelen los pagar�s de la Anaconda, qu� la propia Constituci�n me ordena no pagar, porque no tiene el aval del Estado y yo lo advierto, para que ma�ana cuando ustedes vean en la prensa que hay nuevas querellas contra Chile, no culpen al Gobierno, porque la Constituci�n, la Reforma Constitucional, me obliga a no cancelar los pagar�s que se le entregaron a la Anaconda.

Situaci�n distinta es la de Braden, en que los pagar�s est�n avalados por el Estado Chileno.

Esto tiene que entenderlo el pueblo y no puede ignorarlo, para que tome conciencia de los problemas y dificultades que tenemos por delante.

Por eso tambi�n es que hemos sufrido la restricci�n de la l�nea de cr�ditos bancarios. Nos hemos visto obligados a renegociar con los bancos norteamericanos. Hemos sufrido la consecuencia de la actitud dolosa del Banco Edwards, que trajo como consecuencia la retracci�n de cr�ditos de los Bancos. Se ha pretendido que sea el Gobierno de Chile el que pague los compromisos contra�dos por los particulares, por el Banco Edwards.

Nosotros defendemos el cr�dito del pa�s, queremos pagar, pero queremos pagar las deudas del Estado, los cr�ditos contra�dos por el Gobierno de Chile, pero jam�s un Gobierno del pueblo va a pagar las deudas contra�das dolosamente por particulares. (Aplausos).

 

Guerra psicol�gica

Compa�eros, me interesa profundamente que ustedes aprecien tambi�n las dificultades internas que tenemos. Toda una campa�a de desinformaci�n. Nosotros tenemos conciencia que tienen que faltar transitoriamente algunos productos.

Se crea una psicosis cuando se le dice a un enfermo, a un diab�tico, que no habr� insulina. El diab�tico que tiene conciencia que ese medicamento es indispensable para su vida, sale desaforadamente a comprar, no lo que necesita para el consumo de un mes, sino para un a�o o quiz�s m�s. Si a las bellas mujeres chilenas se les dice que no van a tener la posibilidad de te�irse el cabello, ni colorearse las mejillas, ni ponerse rouge, ni ponerse r�mel en las pesta�as, ni usar determinadas cremas, estoy seguro que a�n aquellas que est�n en esta concentraci�n, ma�ana ir�n a las perfumer�as a comprar m�s de lo que necesitan, porque se crea este problema psicol�gico compa�eros. (Aplausos).

Se ha creado una psicosis del desabastecimiento. Dicen: “hay vitrinas vac�as”. En primer lugar no es cierto. Si Uds. pasan por el comercio de aqu� ver�n que no est�n vac�as las vitrinas Es cierto, es probable, que en algunos determinados aspectos del comercio, antes las vitrinas estaban m�s llenas, pero �por qu�? porque hab�an miles de chilenos que no pod�an comprar, ni fideos, ni carne, ni porotos. �Qu� pod�an comprar las mujeres del pueblo? Ni siquiera una crema una vez al a�o para defender sus mejillas de la lluvia, del viento y del sol. Ahora las vitrinas les parecen menos llenas, porque hay mucho m�s gente que puede comprar con la pol�tica de distribuci�n del ingreso que nosotros hicimos.

Antes una minor�a ten�a el 60% de la renta nacional. Esa minor�a tiene ahora el 40% y el 60%, la tienen los trabajadores chilenos. (Aplausos). He visto toda una campa�a: la carne primero, los medicamentos despu�s: Yo soy m�dico, he sido 5 a�os Presidente del Colegio M�dico de Chile. Lo digo sin vanidad, las leyes fundamentales que dicen relaci�n con la defensa y protecci�n de la salud, llevan mi firma de Senador del Pueblo. Conozco sus problemas. �Qu� es lo que ocurre en los diarios? Lo vemos en Santiago, en provincia, en todas partes.

Ahora tienen la campa�a insidiosa y mal�vola de la falta de medicamentos, y eso �c�mo podemos combatirlo? Haciendo que el pueblo entienda, y encontrando la colaboraci�n de los m�dicos y de los propios farmac�uticos.

En un diario de Santiago, un hombre de la Universidad de Concepci�n, Manuel Ernesto Flores, escribi� una carta y en esa carta da una verdadera lecci�n; dice: que �l fue a consultar a un m�dico que no es de la Unidad Popular, pero que es un m�dico muy capaz y honesto y este m�dico le recet� tres cosas, le recet� Huanatenilina en Sulfato, Hidrocloro Deacilina e Hidr�xido de Aluminio.

Pues bien, vean Uds. la diferencia de precios: la Huanatenilina en Sulfato, los 30 comprimidos de 25 mmg., valen de acuerdo con el Formulario Nacional E� 14,10. El mismo producto hecho por un laboratorio particular cuesta E� 22. El Hidrocloro Deacilina vale E� 2,20 en el Formulario Nacional y E� 8,70 hecho por un laboratorio privado. El Hidr�xido de Aluminio vale E� 2,75 en el Formulario Nacional y vale E� 6,70 en el producto hecho en el laboratorio particular. En resumen: a este hombre le cost� la receta E�18,95 los tres productos del Formulario Nacional y le habr�a costado E� 40,37 si hubiera comprado los productos de laboratorio. Est� hombre dice que recurri� a distintas farmacias, y que en s�lo una farmacia encontr� los productos del Formulario Nacional.

Declaro que este Formulario Nacional, lo hizo el Sr. Frei y que cont� con mi ayuda decisiva porque era un paso importante.

Declaro que nosotros hemos aumentado el n�mero de los productos que conten�a el Formulario Nacional y que hemos puesto un tercer turno en el Laboratorio Chile, para producir m�s y m�s los productos que contiene el Formulario. Pero necesitamos que el pueblo entienda y sepa. Que vaya a las farmacias y pida los productos del Formulario Nacional, que son los mismos que se dan en los hospitales, los mismos que se dan a los enfermos.

El problema est� en que muchos de esos productos cuando son hechos por laboratorios particulares aumentan su costo por la competencia, por la propaganda que tienen que hacer porque hay 6, 8 o diez productos que tienen nombres distintos pero que son las mismas cosas.

En los analg�sicos el �cido Acetil Salic�lico es la aspirina, lo mismo que el Aliviol y lo mismo que el Mejoral, pero la gente cree que son cosas distintas.

La droga es la misma, compa�eras y compa�eros, y el pueblo debe estar informado.

Deben crear las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios. Nosotros hablaremos con los m�dicos y farmac�uticos pero el pueblo debe entender que esta lucha est� destinada a impedir que gasten m�s y m�s y sobre todo a que compren productos innecesarios y yo s� que los m�dicos entender�n nuestro llamado y recetar�n los productos del Formulario Nacional, porque significar� ahorrarle al pueblo y entregarle las mismas drogas que teniendo nombres ex�ticos son las mismas cosas que producen los laboratorios privados. (Aplausos).

Me dec�an que hace 48 horas ha desaparecido una serie de productos de determinadas farmacias de aqu�, de Antofagasta, yo dar� instrucciones perentorias al Alcalde y a los funcionarios para que se haga un control estricto. (Aplausos).

Ma�ana van a decir que este Gobierno no tiene biberones para los ni�os. Los que vivieron pegados al biber�n del Erario Nacional y del imperialismo americano se van a quejar de que no hay biberones para los ni�os chilenos. (Aplausos).

 

Caminamos por terreno duro

Compa�eros, son demasiado serios los momentos que estamos viviendo y vamos a vivir.

A la campa�a de deformaci�n de los hechos van sucedi�ndose otras actitudes que fundamentalmente se condensan en el Congreso Nacional.

Ya no se habla de falta de libertad porque la gente vive la libertad m�s amplia que pocos pa�ses tienen. Aqu� no hay un solo preso pol�tico. No hay periodistas encarcelados. Aqu� no se persigue a nadie por sus ideas. Aqu�, yo puedo gastarme, seguramente, 10, 20, 30 y 100 escudos al d�a comprando las revistas y los diarios que me injurian a 20 metros de la puerta principal de La Moneda y no me inquieta, porque tengo confianza en el pueblo. (Aplausos).

Pero, ahora estamos caminando por un terreno muy duro y muy dif�cil. A los problemas de la renegociaci�n de la deuda, de los cr�ditos se suma una oposici�n muy dura desde el Congreso Nacional. Yo no voy a criticar al Parlamento sino que voy a se�alar los hechos.

No estoy contra la Instituci�n sino contra la mayor�a que ha tomado determinaciones que indiscutiblemente el pueblo debe entender.

Desde luego he sido yo, y seguir� si�ndolo, el que he defendido y defender� las prerrogativas del r�gimen presidencial.

Y seguiremos dentro del mismo cauce, no nos separaremos ni un �pice de la Constituci�n.

Durante la candidatura muchas veces les dije a los trabajadores y al pueblo de Chile; Chile es un pa�s distinto a otros, tiene el peso de las instituciones, ha avanzado m�s en el desarrollo de la propia democracia burguesa. Nosotros queremos hacer fa revoluci�n con el m�nimo de costo social y queremos dictar la nueva Constituci�n y las nuevas leyes del pueblo, sobre la base de utilizar la propia Constituci�n vigente. Y as� hemos actuado, todos los actos del Gobierno han sido leg�timos; la prueba est� que la Contralor�a General de la Rep�blica ha refrendado lo que el Gobierno ha hecho: comprar las acciones de empresas y de bancos, la intervenci�n de las industrias y el requisamiento de ellas de acuerdo con las disposiciones que tiene DIRINCO.

Ha sido el Congreso el que dictamin� el caso del presupuesto incluyendo art�culos que nosotros estimamos inconstitucionales y el Tribunal Constitucional le dio la raz�n plena al Gobierno, y dijo que de 44 art�culos que se hablan introducido a la Ley de Presupuesto 43 eran inconstitucionales, lo que nosotros sosten�amos.

Vino despu�s la apreciaci�n sobre los vetos y, nuevamente, discrepamos con el Congreso y el Tribunal Constitucional fall� de acuerdo con el criterio jur�dico sostenido por el Gobierno.

Vino la acusaci�n contra el Ministro del Interior, compa�ero Jos� Toh�, y sostuvimos que era una acusaci�n pol�tica, que ninguno de los hechos que le imputaban constitu�a un delito y en los Tribunales de Justicia, el magistrado fall� de acuerdo con el criterio del Gobierno. Nombr� al compa�ero Toh� como Ministro de Defensa cuando fue suspendido y se sostuvo que eso era inconstitucional, y el Tribunal Constitucional dictamin� que era una atribuci�n y una prerrogativa del Presidente de la Rep�blica que pod�a hacerlo y que, por lo tanto, estaba dentro de los marcos constitucionales.

Es decir, en las cuatro oportunidades que la oposici�n o nosotros, hemos recurrido al Tribunal Constitucional, este Tribunal, creado durante el Gobierno del Sr. Frei, le ha dado a este Gobierno la raz�n y el Gobierno aparece dentro de los marcos constitucionales y defendiendo las leyes chilenas. (Aplausos).

 

Nosotros debemos escribir nuestra historia

Hemos dicho hasta la saciedad que la Revoluci�n Chilena se hace de acuerdo con la historia, la tradici�n y lo que el Programa de la Unidad Popular establece. Por eso, es que la v�a chilena hacia el socialismo interesa, apasiona e inquieta a miles y miles de hombres y mujeres m�s all� de las fronteras chilenas. Por eso tenemos que tener un sentido muy claro de los compromisos que hemos contra�do y yo no me voy a separar de ellos.

Compa�eros: no es con gritos ni consignas como se va a convencer. Lo peor que puede hacer una juventud, es ser esquem�tica, meterse dentro de ideas prefabricadas. Hay que escribir la historia, hay que analizarla. (Aplausos).

Durante un tiempo, algunos revolucionarios chilenos acusaron a la Uni�n Sovi�tica de desviaci�n y dijeron que de China ven�a el camino que hab�a que seguir. Resulta que, despu�s, pasa el tiempo y Nixon va a China, y entonces, esos revolucionarios, seguramente, estar�n criticando a la Rep�blica Popular China. Esos compa�eros no han le�do a Lenin. No saben lo que son “Los porfiados hechos”, no se dan cuenta de lo que es la realidad de algunos pa�ses.

Yo no critico a China porque haya invitado a Nixon. Los hechos internacionales, indiscutiblemente, obligaban a dar este paso y adem�s, pienso que los gobernantes chinos no van a retroceder un mil�metro en la Revoluci�n y en su ayuda al Vietnam, compa�eros. (Aplausos).

No me vengan a decir a m�, compa�eros, que no es importante por ejemplo, cu�ntos a�os han pasado criticando a China por qu� no se tomaba Formosa. Formosa queda cerquita ah� de China, es una isla que pertenece a China, hay 10 millones de partidarios de Chiang Kai-Chek y los chinos son 900 millones.

�Por qu� no se la tomaron? Porque no deb�an ni pod�an. Porque pon�an en peligro la paz del mundo.

Lo dije en Concepci�n cuando, tambi�n gritaban algunos compa�eros j�venes. Aqu� estuvo Fidel Castro. �Por qu� no le gritaron a Fidel Castro que se tomara la bah�a de Guant�namo que tienen los norteamericanos? Porque no puede hacerlo, por qu� no puede intentar recuperarla.

Porque si lo hace -se la puede tomar- resulta que la represalia contra Cuba pondr�a en peligro la vida de millones y millones de cubanos y seguramente terminar�a con la Revoluci�n, cometer�a un craso error Fidel Castro. Siendo aut�ntico revolucionario, el m�s grande revolucionario contempor�neo latinoamericano tiene que aceptar y tiene que tolerar, aunque le duela, la presencia de las fuerzas americanas en Guant�namo. (Aplausos).

�Por qu� los j�venes no pesan estas cosas? �Por qu� no piensan que hay hombres que tienen toda una vida al servicio de la revoluci�n? �Qu� los pueblos no se han sacrificado?

�Que millones de seres humanos han muerto? �Que la revoluci�n no es una cosa tan f�cil?

�Qu� se ha hecho en muy pocos pa�ses? �Que el imperialismo no es un “tigre de papel” como se dec�a antes? Porque a un “tigre de papel” no se invita, compa�eros, a la casa. Yo no critico a China porque haya invitado a Nixon. Los hechos internacionales, indiscutiblemente, obligaban a dar este paso y adem�s, pienso que los gobernantes chinos no van a retroceder un mil�metro en la Revoluci�n y en su ayuda al Vietnam, compa�eros (Aplausos).

 

Armas ideol�gicas

Entonces, los j�venes tienen que entender las cosas.

Retomando mi tema, nosotros no podemos disolver el Congreso y cuando en algunas partes se han pedido armas, yo les digo: s�, armas ideol�gicas; elevar el nivel pol�tico de las masas, crear conciencia en el pueblo, se�alar sus tareas.

Pero, nosotros hemos dicho en el Programa de la Unidad Popular, que no habr� m�s Fuerzas Armadas en Chile que las que la Constituci�n establece: las Fuerzas Armadas de la Patria, patri�ticas y al servicio y al respeto de Chile, de la Constituci�n y de la Ley: las Fuerzas Armadas y de Carabineros. (Aplausos).

Compa�eros, vuelvo a mi razonamiento inicial, la Reforma Constitucional aprobada por el Congreso, es muy grave, y muy seria para el proceso del desarrollo revolucionario nuestro.

Porque es cambiar las reglas del juego. Es modificar la Constituci�n. Es negar las prerrogativas del Presidente de la Rep�blica. Es impedir el crecimiento del �rea Social.

Es dictaminar con efecto retroactivo, lo que significar�a que nosotros tendr�amos que devolver, a los patrones por ejemplo: Yarur, Sumar, Hirmas, Textil Progreso, Caupolic�n, Rayon Said, Oveja-Tom�, Compa��a de Tel�fonos, Cervecer�as Unidas, Purina, Cemento Mel�n y la mayor�a de las acciones de los Bancos.

Piensen Uds. el caos que esto producirla. �Hasta d�nde puede desatarse el enfrentamiento social si esto ocurre?

Y se sostiene que el Presidente de la Rep�blica no puede vetar y que basta que el Congreso apruebe por simple mayor�a y rechace por simple mayor�a los vetos del Presidente, �iganlo bien: basta que el Congreso rechace por simple mayor�a, para que yo tenga la obligaci�n de promulgar la Constituci�n, de acuerdo a lo que dictamine la mayor�a del Congreso o llamar a plebiscito. Y ah� est�n los diarios diciendo que yo no quiero plebiscito, que yo renuncio a o�r lo que el pueblo piensa, que ya nos derrotaron en O’Higgins, Colchagua y en Linares, que la mayor�a de Chile est� en contra del Gobierno.

�Qu� habr�a ocurrido si la elecci�n hubiera sido en Antofagasta o en Tarapac�? �Qu� habr�a pasado si hubiera sido en Magallanes? �Qu� habr�a pasado? Les habr�amos ganado “de aqu� a Penco”. (Aplausos).

Ganamos las elecciones municipales, y fueron elecciones nacionales, entonces s� que no hablaron de que eso habla sido un plebiscito. No, ah� s� que no. Ahora s� que hay plebiscito y que yo tengo miedo al plebiscito. Yo no tengo temor al plebiscito, pero voy a llamar al plebiscito, cuando de acuerdo con la Constituci�n yo estimo que hay causas suficientes y necesarias para hacerlo. No voy a llamar cuando ellos quieran. Primero tengo que defender mis prerrogativas, las prerrogativas constitucionales que tengo de Presidente de la Rep�blica y las que hemos defendido, a trav�s de las opiniones de los juristas, del Gobierno de la Unidad Popular, a trav�s de la palabra docta del Ministro de Justicia y, recurriremos al Congreso llevando los vetos y si acaso no se acepta el criterio del Gobierno, iremos al Tribunal Constitucional, porque pensamos que el Tribunal Constitucional tiene atribuciones para resolver este nuevo diferendo entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. (Aplausos).

Por eso, en esa Reforma Constitucional se establece, por ejemplo, que debe haber las llamadas empresas de trabajadores. En otras partes eso se llama el capitalismo obrero.

Nosotros decimos que los monopolistas de cualquier latitud son iguales y los obreros tambi�n.

Se dijo que Castro hab�a criticado la empresa de trabajadores y que por eso nosotros est�bamos en contra de ellas: Absolutamente falso, Ni siquiera pensaba venir Castro a Chile, cuando yo el 21 de mayo del a�o pasado, en el Primer Mensaje al Congreso, plante� mi pensamiento. Y dije que hacer accionista o capitalista a algunos obreros, era disfrazarlos de capitalistas, que no pod�a dividirse la clase obrera, que los trabajadores ten�an el criterio suficiente para entender que no pod�an ser ellos due�os.

La conciencia de tos trabajadores, la voluntad revolucionaria de los a trabajadores, la visi�n del socialismo de los trabajadores, har� que ellos mismos momo ya ha ocurrido rechacen la idea de ser accionistas mientras miles de su gente, de su clase, est� sufriendo la miseria y el hambre y son explotados todav�a, miserablemente, por miles y miles de actividades privadas. (Aplausos).

La participaci�n de los trabajadores en las empresas es otra cosa. Nosotros hemos reclamado insistentemente, que se cumpla en forma acelerada con la presencia de los trabajadores. Debe discutirse qu� significan los sindicatos, qu� significan los Comit�s de Administraci�n o la administraci�n con participaci�n directa de los trabajadores.

No hay antagonismo entre la vida de los sindicatos y la vida de los que administran la empresa.

Al contrario, son iguales, son trabajadores todos. Cuando hablamos de trabajadores, no s�lo hablamos de obreros y de empleados, sino que de t�cnicos y profesionales.

Y, por eso, es que hemos dicho que, muchas empresas y tengo aqu� la lista, ya han cumplido.

Puedo se�alar que, de un total cercano a las 70 empresas, en 42 de ellas ya est�n las administraciones integradas por trabajadores elegidos en las propias asambleas y los dirigentes sindicales siguen desarrollarlo su interesante e indispensable labor.

Debemos entonces, compa�eros llamar a Uds., para que se den cuenta de la responsabilidad que tenemos y al mismo tiempo comprendan c�mo se desdibuja la verdad.

Por ejemplo, se ha dicho que nosotros queremos destruir la econom�a industrial de Chile.

Hemos indicado 91 empresas que estimamos deben pasar al �rea Social, en el 82% de �sas empresas, el 10% de los mayores accionistas poseen m�s del 50% de la empresa; es decir, el 10% de los accionistas controla las empresas, el resto de los accionistas no tiene nada que ver, ni en la marcha de las empresas, ni en las inversiones que se hagan, ni en los cr�ditos que se obtengan, ni en las utilidades que se repartan. Ese 10% que se vuelve a repetir insistentemente en la mayor�a de los directorios de las Sociedades An�nimas, y antes en los bancos, es el que ha controlado siempre el poder industrial y el poder crediticio en nuestra Patria.

Por eso compa�eros, es que nosotros llamamos al pueblo, a que entienda tos problemas a que estamos abocados. Y que el pueblo piense que tenemos horas duras por delante, que el pueblo comprenda cuales son las perspectivas y las posibilidades, y que al mismo tiempo vaya asumiendo su propia responsabilidad. Es probable que tengamos que ir a un plebiscito no por la causa que quiera invocar la mayor�a del Congreso, sino que por otras razones y el pueblo tendr� que darse cuenta lo que significa el plebiscito: una decisi�n que va a juzgar lo que el Gobierno estima fundamental para el pa�s.

Si no vamos al plebiscito tenemos un enfrentamiento que viene en pocos meses m�s, a un a�o plazo, son las elecciones de marzo del a�o 1973.

Las elecciones no se ganan el d�a de la elecci�n, las elecciones se ganan, compa�eros, cuando la gente sabe lo que un Gobierno ha hecho, cu�l es su Programa y su plataforma; se ganan cuando la gente comprende que los candidatos a parlamentarios tienen ideas que defender y acciones que realizar en funci�n del Programa si es gente de los partidos de Gobierno.

Por eso, es que el pueblo debe darse cuenta que si no hay un plebiscito antes, el enfrentamiento ser� en marzo del pr�ximo a�o.

Yo he planteado claramente frente al pa�s, que debe haber un entendimiento entre las fuerzas de la Unidad Popular. Nunca he hablado de un Partido �nico, porque para que haya un partido �nico se necesita que haya una conciencia pol�tica que no tiene el pueblo de Chile en este instante. Para que haya un partido �nico tiene que madurarse una serie de circunstancias que est�n “verdes”, por as� decirlo, en nuestro pa�s y, por lo tanto, es una quimera imaginarse esto.

Pero, en cambio, puede haber un entendimiento, para hacer una lista �nica de candidatos del Frente Patri�tico de la Unidad Nacional y si hay entendimiento para que exista la posibilidad de alianzas sobre la base de programas y modificar las leyes, tendremos que hacerlo.

Pero, es necesario que haya un enfrentamiento muy claro ante el pueblo en torno a problemas, caminos y soluciones; que la oposici�n tambi�n lleve una lista �nica de candidatos y la Unidad Popular lleve otra lista �nica de candidatos y el pueblo al votar, estar� resolviendo un problema, estar� diciendo por qui�n vota, estar� diciendo si apoya o no apoya a los parlamentarios, que deben ser mayor�a, para que el Gobierno cuente con un Congreso que entienda la obligaci�n de apoyar al Gobierno en las leyes fundamentales que necesita obtener. (Aplausos).

Por eso llamamos a la tranquilidad y a la responsabilidad, a los partidos de la Unidad Popular.

Llamamos sobre todo a los hombres militantes de la Unidad Popular.

 

No hay revoluci�n sin mujer

Todas las elecciones que perdemos es a causa del voto femenino, pero las mujeres no tienen la culpa, la tienen los hombres, la tienen los dirigentes de los Partidos de la Unidad Popular, la tienen los militantes de los partidos de la Unidad Popular, la tienen los compa�eros de la Unidad Popular.

En su casa, en su hogar, en el taller, en la escuela donde trabajan, nunca le plantean a la mujer, los problemas pol�ticos del pa�s y sus propios problemas. No ayudan a elevar la conciencia pol�tica de la mujer. No le hacen entender a la mujer que sus problemas postergados, durante a�os y a�os, van a encontrar soluci�n en el Gobierno Popular.

Todav�a hay prejuicios en los hombres de la Unidad Popular y hay un “machismo” pol�tico que le niega a la mujer el derecho que tiene, el igual derecho del hombre, compa�eros. (Aplausos).

No hay revoluci�n sin la presencia de la mujer. No hay batalla revolucionaria, sin que la mujer participe en ella. Lo dicen todos los tratadistas revolucionarios y lo dice la experiencia revolucionaria de todos los pa�ses que han alcanzado el Socialismo.

Por eso, la tarea fundamental, la tarea esencial de los hombres y los partidos de la Unidad Popular, primero, es fortalecer su unidad, terminar con rencillas partidarias, comprender que m�s all� del partido est� la Unidad Popular y que m�s all� de la Unidad Popular est� la Patria, est� Chile, est� el destino de nuestra nacionalidad, camaradas. (Aplausos).

Aqu�, al comenzar esta concentraci�n, o� unos cuantos gritos ag�nicos, criticando a un partido de la Unidad Popular. Vayan a discutir en el di�logo de las ideas, vayan a discutir dentro de sus asambleas, vayan a discutir dentro de sus partidos; pero frente al pueblo: la unidad.

La agresi�n a un partido de la Unidad Popular, es la agresi�n a todos los partidos de la Unidad Popular.

El que no entienda esto, el que no comprenda la responsabilidad que tiene, no se llame revolucionario, ni anda haciendo g�rgaras con la palabra Revoluci�n.

La revoluci�n es sacrificio. La Revoluci�n es generosidad, la Revoluci�n se entrega, y la juventud, yo entiendo que tiene derecho a equivocarse, pero, al mismo tiempo, tiene la obligaci�n de sacar experiencias de sus propios errores.

Por eso, finalmente, compa�eros, �a mirar las perspectivas! �A ver c�mo el enemigo exterior no descansa! �A ver que hay enemigos internos y adversarios!

Yo respeto al adversario. Al que discute y defiende sus ideas, al que act�a dentro de la Constituci�n y la Ley. Respeto al adversario que no quiere torcerle la voluntad a la Constituci�n y a la Ley.

Y, denuncio a aquel que no es adversario sino enemigo, el que fue enemigo siempre del pueblo, el que siempre trat� de herir a los trabajadores, el que les neg� su derecho a organizarse, el que les quit� el derecho a defenderse. Aquel que lleg� a la conspiraci�n y, al crimen, el que derram� la sangre del General Schneider. Es enemigo del pueblo y es enemigo de Chile y a ese debemos combatirlo, implacablemente. (Aplausos).

 

Organizarse

Por eso los llamo una vez m�s -sin rencor- los llamo a meditar, a comprender la grande y dura jornada que tenemos por delante.

Cada discurso de los jefes de partidos, cada ley, cada intervenci�n debe ser discutida y analizada.

Hay que vitalizar los CUP, hay que crear las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios. Hay que contribuir a impedir la especulaci�n y el acaparamiento; hay que advertir a las autoridades; hay que apoyar a las autoridades, criticarlos tambi�n, si no caminan con la responsabilidad, con la rapidez, con la dureza con que deben actu�; hay que estar contra la burocracia, contra la irresponsabilidad, contra el sectarismo, que algunas veces caracteriza a algunos dirigentes y a algunos funcionarios del propio Gobierno del pueblo, camaradas. (Aplausos).

Gracias por la presencia de Uds., y he venido a esto, a dialogar con Uds., a hablar con Antofagasta; con el Norte Grande. Estar� con el pampino o el hombre del cobre. Ir� donde el hombre del Ferrocarril y el trabajador del mar.

Quiero sentir el calor y la fe en las propias fuerzas de Uds. Quiero que se comprometan conmigo, los j�venes, a estudiar m�s, a prepararse m�s.

Quiero que las mujeres entiendan que su drama, es el drama centenario que pesa sobre ellas, porque un sistema injusto antes las castig� y que ahora se abre un camino por el cual ellas pueden caminar para encontrar su liberaci�n.

Quiero decirle al empleado, al t�cnico, al profesional, al peque�o industrial, al comerciante y al empresario, que en la Unidad Popular, que en el Gobierno del pueblo, est� su sitio, en este gran combate por la liberaci�n de Chile y el futuro de nuestro pueblo.

�Adelante compa�ero, con la bandera de la Patria en nuestras manos, a escribir la nueva Historia, la Historia de un Chile distinto y generoso! (Aplausos).