Salvador Allende

Palabras dando su saludo de a�o nuevo al cuerpo diplom�tico


Pronunciado: El 27 de diciembre de 1972.
Versi�n digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edici�n: Marxists Internet Archive, 5 de febrero de 2016.


Se�or Nuncio:

Se�ores jefes de misiones diplom�ticas:

Se�ores representantes de los organismos especializados de las Naciones Unidas:

Pido excusas, porque indiscutiblemente era mi obligaci�n haber tra�do algunas l�neas escritas para responder a la intervenci�n tan significativa de forma y fondo que ha le�do el se�or Nuncio.

Quiero primeramente agradecer en nombre del pueblo de Chile, del Canciller, compa�ero Clodomiro Almeyda, y en mi propio nombre, el saludo que me entregan para Pascua y A�o Nuevo las misiones diplom�ticas aqu� presentes y los representantes de los organismos especiales, a fin de que yo se lo trasmita a los trabajadores y al pueblo chileno.

Deseo destacar que en la intervenci�n del se�or Nuncio se hace presente la firme evocaci�n internacionalista de Chile y su Gobierno, y esto es as�.

Desde que lleg�ramos por la voluntad popular a ocupar la Presidencia de la Rep�blica, sostuvimos nuestra decisi�n irrevocable de mantener las m�s cordiales y amplias relaciones diplom�ticas, culturales y comerciales con todos los pa�ses del mundo, cualesquiera que fuera la forma de Gobierno que ellos tuvieran, sobre la base esencial del respeto a la autodeterminaci�n de los pueblos y a la no intervenci�n; sobre esta base se ha dise�ado toda la pol�tica que ha permitido -y lo digo con satisfacci�n- que el Gobierno Popular que presido haya podido ampliar el �mbito de sus v�nculos con numerosos pueblos y Gobiernos, y haya afianzado los tradicionales lazos de amistad que ha mantenido con la inmensa mayor�a de los pa�ses del orbe.

El viaje a que ha hecho referencia el se�or Nuncio, que hace poco realizara, ten�a esencialmente ese prop�sito: retribuir visitas que hicieran a Chile el Jefe de la Revoluci�n Cubana, Comandante Fidel Castro, y la visita que tambi�n realizara a nuestro pa�s el Presidente de M�xico, mi amigo Licenciado Luis Echeverr�a.

Adem�s, obligados por escalas t�cnicas, quisimos ampliar el tiempo que ellas exig�an para poder conversar con el Presidente del Per�, estimado amigo Juan Velasco Alvarado, y agradecer la actitud solidaria del Gobierno y del pueblo peruano para Chile, en los duros momentos en que hemos sufrido la agresi�n de una gran empresa trasnacional.

De la misma manera, expresamos nuestro reconocimiento al Presidente de Venezuela Rafael Caldera y a su pueblo por actitud similar.

En las escalas t�cnicas que hici�ramos en Rabat y sobre todo en Argelia, tambi�n pudimos reiterar el agradecimiento del pueblo chileno, porque Marruecos -y fundamentalmente Argelia, a trav�s de la actitud del Presidente Boum�di�ne- afirmaron el criterio y el pensamiento de los pa�ses del Tercer Mundo, frente a la agresi�n sufrida por nuestro pa�s.

No es el caso rese�ar siquiera cu�nto signific� para la delegaci�n que presid�a, para el Canciller, mi estimado amigo Clodomiro Almeyda y para m�, la forma como fu�ramos recibidos por el Gobierno y el pueblo mexicanos y por el Gobierno Revolucionario y el pueblo cubanos.

Todos comprendimos que ello se deb�a al afecto y a la amistad que se tiene por el pueblo chileno. Una vez m�s tenemos que reiterar cu�nto signific� para nosotros esa actitud fraterna y solidaria de Cuba y M�xico con Chile, y si ocupamos la m�s prestigiosa tribuna del Mundo que son las Naciones Unidas fue para destacar nuestro pensamiento, con palabras no medidas protocolarmente pero si mesuradas y claras, se�alando lo que representa para los pa�ses en v�as de desarrollo la influencia, el peso que tienen en la vida de nuestros pa�ses las grandes empresas, que sin bandera, clavan fuertemente el asta de sus intereses en la golpeada geograf�a material de nuestros pueblos; y lo que es m�s, en la geograf�a humana de nuestras latitudes.

Sin pretensi�n alguna, consciente de la limitaci�n que tengo como Presidente de un pa�s como Chile en un momento determinado y solamente al exponer nuestra realidad, me hice eco de la realidad del Tercer Mundo, de los pa�ses en v�as de desarrollo, frente al drama de su existencia en el presente y en la inquietud dolorosa que tiene hacia el futuro, si no cambian las condiciones qu� rigen hoy en el mundo, comercial y financieramente entre los pa�ses poderosos y los pa�ses en v�as de desarrollo.

Fue por ello, quiz�s, que recibi�ramos el estimulante aplauso de la inmensa mayor�a de los representantes que integran las Naciones Unidas. Comprendimos que era el reflejo de la situaci�n de la mayor�a de los pueblos lo que se hab�a expresado con respeto con dignidad y altivez en ese foro internacional.

Es por ello, que el se�or Nuncio ha dicho que a t�tulo personal estima relevante lo all� planteado. Yo quiero agradecer el contenido de sus palabras, porque entra�a una petici�n de justicia para los pueblos como el nuestro y para la inmensa mayor�a de los pueblos en v�as de desarrollo de este y de otros continentes. Fue grato, honroso el que Chile fuera la sede de la reuni�n de la III UNCTAD, y all� tuvimos la ocasi�n de escuchar el pensamiento de representantes de 140 y tantos pa�ses.

Fundamentalmente, una vez m�s y razonadamente, poder percatarse a trav�s tambi�n de ese foro de gran significaci�n, cu�les son los problemas en la vida econ�mica, comercial, cultural y pol�tica de esos pa�ses y cu�l es la realidad de millones y millones y millones de seres humanos que pueblan los distintos continentes, que viven con la inquietud diaria de no saber si podr�n comer al d�a siguiente, si alg�n d�a tendr�n techo o si las perspectivas de educaci�n y salud existen para ellos y los suyos.

Es por ello que nosotros -repito- hemos tenido la satisfacci�n de poder cumplir en el campo internacional, honrosamente con la tradici�n de Chile, dando hospitalidad a los que integraron la III UNCTAD y visitando a los pa�ses que he se�alado, para devolver lo que fue para nosotros realmente honroso: la presencia en nuestra Patria del Ministro Fidel Castro y del Presidente Echeverr�a.

Quiero se�alar que en este viaje, dentro de la brevedad de las horas obligadas que tuvimos que emplear para cumplir con el precepto constitucional, tuve la satisfacci�n de visitar la Uni�n Sovi�tica, primer pa�s socialista que me invitara y all� recibir tambi�n el afecto deferente de su pueblo y de su Gobierno. Y dialogar sobre las perspectivas de �ste y otros continentes y mejorar los v�nculos ya mantenidos desde hace largos a�os entre la Uni�n Sovi�tica y Chile, en el campo t�cnico cient�fico, cultural y comercial.

Puedo se�alar con satisfacci�n profunda, que los perfiles de mi Patria tienen, tallado en su accionar diario, el contenido de un pueblo que busca por su propia voluntad su propio camino, que es revolucionario, dentro de los cauces del pluralismo, de la democracia y de la libertad.

Comprendo perfectamente bien, que la delicadeza tradicional del se�or Nuncio, no le ha permitido ni le permitir�a hacer una referencia a la vida interna de mi Patria. No es esta la oportunidad para que lo haga en funci�n de un an�lisis pol�tico, pero si quiero destacar que ustedes, se�ores jefes de misiones y representantes de organismos especializados de las Naciones Unidas, viven en un pa�s en donde hay una democracia din�mica, creadora, profunda, donde el pueblo y los trabajadores son Gobierno, donde han podido vivir la angustia de la inquietud de horas muy duras, pero donde han podido constatar el respeto irrestricto que existe por los derechos individuales, los derechos sociales, la libertad de informaci�n, la libertad de pensamiento, la libertad de cr�tica, la libertad de asociaci�n, la libertad de reuni�n.

Me complace constatar que un a�o m�s -no hay una duda que pueda caber en el m�s acucioso observador- de nuestra propia existencia, nuestro pueblo bullente, con su conciencia revolucionaria y su voluntad creadora, caminara hacia el socialismo.

El se�or Nuncio, ha invocado las palabras de su Santidad Pablo VI. Yo debo decirle que a nombre del pueblo de Chile, le he enviado un mensaje, para ser una vez m�s solidarios con esa vocaci�n de paz, tan propia de la jerarqu�a human�stica del Jefe de la Iglesia Cat�lica.

Quiero destacar, que seguramente todos los pueblos, y entre ellos nosotros, con pasi�n hubi�ramos deseado una Noche Buena y un A�o Nuevo sin guerra en el mundo.

Lamentablemente, la paz no llega para millones de seres. Hacemos votos para que sobre los intereses prime la raz�n humana que imponga la paz, sobre todo para aquellos pueblos que luchan por su independencia.

Quiero destacar que nosotros creemos en el dialogo, creemos en la convivencia pac�fica, creemos, a�oramos y esperamos la paz.

Para que haya paz dentro de los propios pa�ses, se requiere eliminar el aspecto del hombre, la miseria moral y fisiol�gica, en que se debaten millones de seres humanos.

Y para ello, hay que abrir los caminos flexibles de una concepci�n democr�tica, que permita los cambios sin defender privilegios de grupos minoritarios.

Para que haya paz en el mundo, se necesita cooperaci�n econ�mica y no explotaci�n; respeto a la soberan�a y no vasallaje. Y habr� paz, y no lo dude se�or Nuncio, para cumplir con la vocaci�n del pastor de Galilea, cuanto m�s presente tengan a los pueblos en los Gobiernos.

Por ello, yo creo que llegar� alg�n d�a, en que haya paz en la humanidad.